Van y vienen las acusaciones por parte del intendente y el diputado de Orán. Uno asegura que lo amenazaron de muerte desde una camioneta alquilada por el municipio, el otro dice que todo es mentira y que Bernard exagera.

Primero hay que remitirse a las declaraciones realizadas por Bernard días atrás en las que hacía referencia a la cantidad de oranenses que quieren tomarse el buque e irse a vivir a otra parte. Según la encuesta realizada esa cifra superaría el 50%.

Desde el otro lado de la vereda, Lara Gros en una entrevista radial hizo referencia a la encuesta: “Bernard tiene antecedentes de que no dice la verdad y ahora está inventando números… La inseguridad no es culpa mía”. A esto hay que sumarle el supuesto acoso a los empleados municipales por parte del diputado, según denuncia Lara, que se la pasa persiguiendo, insultando por lo que el municipio estaría por tomar acciones legales solicitando un recurso de amparo que los proteja de las agresiones de Bernard.

Las exageraciones vienen de ambas partes, todo sirve en el circo electoral, la victimización es un buen recurso, gana votos y genera empatía. También es redituable la defenestración de los opositores, con la que se logra el proceso inverso. Mientras tanto Orán sigue siendo un quilombo.