En el aniversario del asesinato de Ignacio Rucci, repasamos el comienzo del fin de Miguel Ragone como gobernador. Tras el hecho el médico sufre una arremetida feroz de la derecha del PJ que, en nombre de Rucci, toma la Casa de Gobierno y exige la renuncia de Ragone al que acusan de estar rodeado de comunistas. (Daniel Escotorin)

El domingo 23 de setiembre de 1973 se realizaban por segunda vez en ese año elecciones presidenciales. El 11 de marzo había triunfado el FREJULI, que llevaba la fórmula Héctor Cámpora – Vicente Solano Lima y significó el inicio de una breve etapa democrática tras la dictadura militar conocida como “Revolución Argentina” (1966-1973). Ese mismo día de marzo fue elegido gobernador de Salta el doctor Miguel Ragone. Cámpora renunciará en julio para permitir que Perón, retornado del exilio pudiese ser elegido Presidente de la Nación por tercera vez, pero su renuncia, terminó siendo la puesta en escena de la fracción más conservadora, ortodoxa y reaccionaria del peronismo: la encabezada por la CGT, las 62 Organizaciones, y buena parte del PJ. Perón se postula y designa como candidata a vicepresidente a su tercera esposa, María Estela Martínez, más conocida como Isabel Perón. Los actores y el escenario para la tragedia estaban dispuestos.

Tras una campaña relativamente tranquila, donde se descontaba el triunfo del líder peronista, cuyo principal rival era el radical Ricardo Balbín, los votos marcaron el alto prestigio del general de ya casi 77 años. Fue una campaña marcada por el armisticio transitorio entre las dos fuerzas internas que pugnaban no solo por marcar el rumbo del gobierno, sino y más importante aún, por la herencia del liderazgo del movimiento ante la proximidad del fin de los días de Perón: la izquierda peronista encabezada por Montoneros y la derecha cuyos referentes eran el secretario general de la CGT, el metalúrgico José Ignacio Rucci, el líder de la UOM, Lorenzo Miguel, el secretario privado y ministro de Bienestar Social José López Rega, un personaje rasputiniano, que se adjudicaba poderes astrológicos. No casualmente lo apodaban “el brujo” y ejercía gran influencia sobre Isabel.

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Dijimos “breve armisticio” entre la izquierda y la derecha peronista. Es que entre ambas habían pendientes gruesas facturas: Montoneros había pagado injustamente el costo del fallido acto de recibimiento de Perón en Ezeiza el 20 de junio. Se cargó sobre la llamada “tendencia revolucionaria del peronismo” la culpa de los incidentes, pero también cargó con los muertos de esa masacre, anticipo de la cacería selectiva de los próximos años. El breve armisticio terminaría inmediatamente, ese martes 25 de setiembre cuando un comando operativo de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) lo acribillaría a la salida de su casa. La guerra estaba declarada.

En Salta…

La gestión de Ragone no había sido hasta entonces nada tranquila. A un mes de asumido, entre junio y julio de1973, se encuentra en el fragor del conflicto interno peronista: la toma de la sede de la CGT por parte del sindicalismo clasista junto al peronismo revolucionario pondrá en aprietes al gobernador que contaba con el apoyo de la Juventud Peronista y entre sus funcionarios a cuadros y dirigentes de Montoneros como el Intendente de la ciudad de Salta Gerardo Bavio. Dificultosamente resuelto el conflicto Ragone intenta abocarse a la gobernar, en medio de la campaña electoral, la división del PJ y las acusaciones del sector de derecha de estar aliado con la izquierda, de estar infiltrado su gobierno de marxistas, etc. Como en todo el país la noticia del asesinato de Rucci cae muy mal.

El 26 de setiembre la CGT Salta participa de una misa homenaje en horas de la mañana en la Iglesia San Francisco. Están sus principales dirigentes. A la salida de misa improvisan una marcha de silencio por el centro, se dirigen hacia la plaza 9 de Julio, transitan por calle Zuviría, España, llegan a la esquina de calle Mitre y van hacia la Casa de Gobierno (actual Centro Cultural América) pasan y observan que la bandera no está a media asta. Deliberan, discuten, se organizan convocan a algunos más en la sede sindical de calle Buenos Aires casi Caseros y atacan.

Irrumpen en la Casa de Gobierno, el gobernador se encontraba reunido con algunos ministros, el intendente Bavio, el rector de la UNSa Holver Martínez Borelli. Hay escenas casi de pugilato, bravuconadas de los sindicalistas a los que se ha sumado Horacio Bravo Herrera contumaz enemigo de Ragone, gritos, interpelaciones. Se adueñan de una parte del edificio, afuera hay activistas sindicales. No quieren dialogar, directamente exigen la renuncia del gobernador “porque está rodeado de comunistas”.

Los insurrectos se encierran en el edificio, su planteo es ahora más osado, descabellado y reaccionario, piden que el Jefe de la Guarnición Militar Salta se haga cargo del Poder Ejecutivo. Pasadas las 14 horas la noticia trasciende (sólo hay dos radios AM: Salta y Nacional, no hay aún FM y un sólo canal de TV, el 11) y los adeptos de Ragone se movilizan: la JP, Montoneros, el FRP (Frente Revolucionario Peronista) de Armando Jaime y Juan Carlos Salomón. El director de la cárcel Eduardo Porcel (del FRP) moviliza guardiacárceles y algunos presos, Rubén Fortuny, jefe de Policía junto a Ricardo Falú, presidente del PJ, intentan mediar, pero la situación sobrepasó a los atacantes ahora están rodeados de cientos de militantes que defienden a Ragone. La situación es tensa y un desborde puede terminar en una tragedia.

Finalmente los quejosos opositores con Bravo Herrera a la cabeza piden garantías para su integridad física al salir de la Casa de Gobierno. Se las proporcionará Fortuny, con la policía resguardándolos en su caótica salida del edificio ante los gritos, insultos y algunos golpes propinados por los militantes reunidos en la plaza.

El intento de desplazar a Ragone del gobierno fracasó, vendrán nuevos intentos a lo largo de 1974, todos fallidos. El peronismo va alistando sus fuerzas para un enfrentamiento definitorio en cuanto a su futuro político. El asesinato de Rucci fue un punto sin retorno en ese conflicto, así también cada acción política en el plano nacional tendrá su efecto inmediato en el provincial en el que CGT, 62 y el PJ serán un bloque uniforme contra Ragone, caído este en noviembre de 1974 se sumarán al proyecto reaccionario de la intervención federal ya con Perón muerto, ya con un peronismo que se sumía en una metamorfosis que duraría varias décadas.