Desde EDESA argumentan que por los altos costos de la obra, poner bajo tierra el cableado en la ciudad en inviable, salvo que sea el gobierno quien pague por los trabajos que demandarían alrededor de $ 460 millones.

La concejal Socorro Villamayor explicaba que según el proyecto para quietar los cables “se plantea la posibilidad de nuevas técnicas que puede llegar desde un pre ensamblado hasta el cableado subterráneo. El tiempo que tienen para hacerlo es de dos años para el microcentro y cinco para el macrocentro”.

Luego de una reunión entre representantes de la empresa de electricidad y funcionarios municipales, se supo que EDESA planteó los puntos por los cuales pasar del cableado aéreo al bajo tierra es una obra que no se puede llevar a cabo. Dos fueron los argumentos de peso: falta plata y se van a enojar los vecinos. El costo rondaría los 460 millones de pesos que serían trasladados a la factura. La otra opción es que el gobierno pague por las obras. La segunda razón es que se debería tener la aprobación de 400 frentistas para colocar los cables bajo tierra.