La Fundación Síndrome de Down en Orán se encuentra en aprietos, no tienen dónde llevar a cabo sus actividades porque el dinero no les alcanza para el alquiler, ahora los profesionales ad honorem lo hacen provisionalmente  en un domicilio particular.

Hace algunos meses se anunciaba que Juan Pablo era el primer empleado público con síndrome de down, en su primer día de trabajo estuvo presente el gobernador Juan Manuel Urtubey para felicitarlo y sacarse las fotos de rigor que adornarían las diferentes noticias y la abultada sección de fotografías en su cuenta de facebook. Mientras tanto la Fundación Síndrome de Down iniciaba otro año de actividades.

Cuando comenzaban con este emprendimiento, dos de sus referentes, Mónica Zabala y Mara Caballero, presentaron al Concejo Deliberante una solitud en la que hacían referencia a la necesidad de una construcción edilicia para llevar a cabo sus actividades. Esto sucedía en 2012, hoy podemos explicarnos el por qué de esta petición. En un inicio la Fundación anunciaba que funcionaría en la calle Moreno 521, en una casa alquilada; luego, según pudimos rastrear, pasaron a otro domicilio: calle 25 de mayo 442, otro lugar alquilado este año que no se pudo mantener por los costos: $ 5.500 por un local en el que trabajaban 12 profesionales (psico pedagogo, fononoaudiólogo,  profesores de música, educación física, y apoyo escolar) con más de 20 chicos de lunes a viernes.

Ahora tuvieron que mudarse nuevamente y se encuentran en el domicilio particular de Mara Caballero, calle Bustamente N° 168, pero esta vez los encuentros se realizan dos veces a la semana, martes y jueves.

Toda la ayuda que hasta ahora recibieron ninguna vino por parte de organismos del estado, porque, como dijera la presidenta de la Fundación en una entrevista hace poco más de un mes, “lo complicado es la burocracia que complica nuestro accionar continuamente”, porque a pesar de los pedidos realizados hoy no cuentan con un lugar propio y todo debe hacerse a pulmón.