Mientras la clase dirigente local aun no se decide a despenalizar la tenencia de estupefacientes, Uruguay legalizó el consumo y el cultivo de la marihuana. Es el primer país del mundo en poner en manos del Estado la producción, distribución y venta de esta sustancia. Lo que sucede en nuestro país es otra historia. (Zahir)
Cultivar, vender y fumar marihuana ya es legal en Uruguay, luego de que el Senado de ese país aprobara el pasado martes, por 16 votos contra 13, el proyecto enviado por el Presidente José “Pepe” Mujica que, según el propio oficialismo, tiene como objetivo arrebatar el mercado al narcotráfico y evitar que los uruguayos se inclinen por consumir drogas duras. De todas formas, la norma recién entrará en vigencia en abril del año que viene, luego de su promulgación y reglamentación por parte del Ejecutivo.
Bajo la nueva ley, el Estado regulará todo el proceso a través del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), que dependerá del Ministerio de Salud Pública y que emitirá licencias y controlará la producción, la distribución y compraventa. Podrán comprar en farmacias autorizadas todos los uruguayos o residentes en el país, mayores de 18 años, que se hayan registrado como consumidores para uso recreativo o medicinal de marihuana. Adicionalmente, los usuarios podrán acceder al producto por dos vías: autocultivo personal (hasta seis plantas y un máximo de 480 gramos por cosecha al año) y a través del cultivo en clubes con membrecía (con mínimo de 15 socios y un máximo de 45, y un número de plantas proporcional con un máximo de 99).
La tenencia máxima de una persona será de 40 gramos. También se establece en idéntica cifra el límite máximo que se podrá expender por persona al mes. Aún no está claro cuál será el precio de la marihuana legal. Aunque el gobierno pretender competir con el narcotráfico estableciendo precios similares (por ejemplo, 1 dólar por gramo). Se podrá cultivar también con fines científicos y de uso medicinal, que se podrá obtener con receta médica y se habilita la producción del cannabis no psicoactivo conocido como cáñamo industrial. También podrán cultivar productores en el país, que tendrán que contar con licencias del Estado.
Grito en el cielo
Como era lógico de esperar, el planeta entero, o al menos quienes lo gobiernan, salieron a alertar de los peligros que encierra esta norma poco menos que demoníaca. Afirmaron que la permisión de esta droga toxica afectará la salud pública (lo mismo pensaba Al Capone sobre el alcohol, y con los daños del tabaco ya es suficiente con publicar que el fumarlo perjudica la salud), es contraria a toda la legislación internacional que el propio Estados Unidos se encargó de redactar (en 1936, en Ginebra, el Tío Sam promovió ante el resto del mundo un tratado de criminalización de cualquier actividad relacionada a la marihuana, la coca, y el opio incluidas su cultivo, producción, manufacturación, y distribución).
Una batalla inútil
El gobierno uruguayo sostuvo que su prohibición no significó más que criminalizar y perseguir al consumidor y un dispendio de recursos públicos, pero en modo alguno se logró combatir al tráfico ilegal. La Corte Suprema de Justicia Argentina, en el fallo “Arriola” sostuvo, en igual sintonía, que penalizar la tenencia de estupefacientes para consumo personal ha venido a ser ilegal, ineficaz como un medio para disuadir el consumo y un derroche enorme de recursos públicos que deberían redireccionarse para combatir el tráfico de tóxicos.
El ministro de la Corte Suprema y especialista en derecho penal, Raúl Zaffaroni, sostuvo alguna vez que: “la penalización de la tenencia, habilita a la policía a molestar, a extorsionar, a veces a hacer caja, a meterse en la vida personal”. “La peor toxicodependencia sin dudas es el alcohol”. En este sentido, el magistrado habló de la prohibición del alcohol en Estados Unidos, que producía y distribuía esa sustancia dentro del país, y cómo generó mafias y un mercado informal. Finalmente, las sustancias que mayor abuso y dependencia generan en Argentina son el alcohol, el tabaco, los psicofármacos, la marihuana, la cocaína y muy atrás el paco.
Habrá que ver entonces, si finalmente los legisladores nacionales discuten los proyectos que se encuentran “cajoneados” en el Congreso y derogan el artículo de la ley de drogas que penaliza la tenencia para consumo de la marihuana. Recordemos que la no penalización no implica su legalización, o lo que sería decir la venta lícita de dicha sustancia, lejos estamos aun de un país que solo queda al otro lado del charco.
Un fenómeno mundial
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2012 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, “el cannabis es la sustancia ilícita más consumida mundialmente: existen entre 119 y 224 millones de consumidores de cannabis en todo el mundo y su demanda se mantiene estable”. La ley internacional de control de drogas, regida principalmente por la Convención Internacional Antinarcóticos de 1961, limita el uso de drogas narcóticas -incluyendo la marihuana- exclusivamente para uso médico o científico.
Aunque la marihuana se entiende como una droga en la mayoría del mundo, no todos los países la consideran ilícita ni prohíben su consumo.
Uruguay, de esta manera, se convirtió en el primer país latinoamericano en legalizar la producción, distribución y venta de marihuana, y el primero en el mundo en poner en manos del Estado el control total de esta sustancia. Al contrario de lo que se cree, técnicamente Holanda nunca ha legalizado la marihuana, lo que ha hecho es no dictar leyes contra los locales donde esta se vende, conocidos mundialmente como coffee shops, una práctica de tolerancia presente en guías locales desde 1979 y que evolucionó en el concepto actual de locales autorizados y con licencia de la municipalidad para vender cannabis.
En 2001 Portugal se convirtió en el primer país europeo que oficialmente abolió las penas criminales para personas en posesión de drogas, incluida la marihuana, cocaína, heroína y metanfetaminas. No es que se haya liberado completamente el consumo, sino que se abolió el concepto criminal de delito y se remplazó por una sanción administrativa si la persona es descubierta con más del límite permitido. En EE.UU, la posesión y el suministro de marihuana son delitos criminales bajo la ley federal. Sin embargo, en el marco de las elecciones presidenciales de 2012, los estados de Colorado y Washington realizaron un referendo para permitir la distribución regulada de marihuana para uso no médico.
No se deben buscar soluciones donde el problema no existe, reza un dicho popular. Y esa es la política en Corea del Norte respecto de la marihuana. Al contrario de lo establecido por la ley internacional, Corea del Norte no considera a la marihuana y el opio como drogas. Entonces, su cultivo, venta y consumo no están penalizados. Una solución sencilla para problemas tan grandes.