Hace cinco años, Argentina inició una de las cuarentenas más largas del mundo por la pandemia de Covid-19. ¿Cómo cambió la vida de los argentinos?

 

El 19 de marzo de 2020, en una cadena nacional, el entonces presidente Alberto Fernández anunció la implementación del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio para todos los argentinos. Esta medida comenzaba a las 00:00 horas del 20 de marzo. Durante su discurso, Fernández aseguró que la medida tenía como objetivo evitar la propagación del Covid-19 y destacó que la situación sanitaria era grave. Inicialmente, la cuarentena se había previsto por 15 días, pero la expansión de la pandemia obligó a prolongarla durante más de ocho meses, convirtiéndose en una de las más largas a nivel mundial. Durante ese tiempo, los ciudadanos debían permanecer en sus casas, y solo se permitían desplazamientos para actividades esenciales, como comprar alimentos o medicinas.

El 20 de marzo, las calles de las principales ciudades del país quedaron vacías. En Buenos Aires, el tráfico vehicular disminuyó en un 80%, y el transporte público registró una caída histórica. Las imágenes de las ciudades desiertas fueron impactantes, marcando el comienzo de una nueva normalidad. Desde las primeras horas del día, la policía y fuerzas de seguridad comenzaron a controlar que las personas cumplieran con las restricciones, con severas advertencias sobre las consecuencias penales por violar las normas. Se estableció una división clara entre los trabajadores esenciales, que podían circular, y el resto de la población, que debía quedarse en sus hogares.

En el mismo anuncio, Fernández detalló las medidas tomadas para contener el avance del virus. Entre ellas, la suspensión de clases, el teletrabajo, y la cancelación de eventos masivos. Además, se implementaron restricciones de circulación para quienes llegaban de países con alta tasa de contagios y se cerraron las fronteras. Sin embargo, el gobierno tuvo que endurecer las medidas rápidamente debido a la resistencia de algunos sectores de la sociedad a acatar las restricciones. Fue común ver ejemplos como el de Marcelo Tinelli, quien se fue a su casa en Esquel en su avión privado antes de que se anunciara oficialmente la cuarentena. El conductor de ShowMatch explicó que tenía domicilio en esa ciudad desde 1998, pero la decisión generó críticas en las redes sociales, donde muchos lo acusaron de evadir las restricciones.

La cuarentena afectó la vida de los argentinos de múltiples maneras. No solo interrumpió la vida social y familiar, sino que también causó una crisis económica. Los comercios no esenciales tuvieron que cerrar, y muchas personas perdieron su empleo o debieron adaptarse a nuevas formas de trabajo, como el home office. Las clases fueron suspendidas y se estableció la modalidad virtual, lo que trajo consigo desigualdades en el acceso a la tecnología. Además, la economía sufrió un golpe significativo debido al freno de actividades productivas y comerciales, mientras que muchos sectores comenzaron a pedir ayuda al Estado.

El 20 de marzo, las noticias comenzaron a mostrar largas filas en los supermercados, ya que las personas intentaban comprar grandes cantidades de productos no perecederos, temiendo que la cuarentena se extendiera más allá de lo previsto. Las comparaciones con las multitudes del 23 de diciembre, previo a las fiestas, fueron inevitables. A pesar de las restricciones, las aglomeraciones eran inevitables, lo que preocupaba aún más a las autoridades, que intentaban evitar que se multiplicaran los contagios. En el aire, aún rondaba la incertidumbre: ¿serían solo unos días o se enfrentaba el país a una crisis apocalíptica? Las dudas se multiplicaban.