A falta de aviones que vuelen y clases para pilotos que dejen dinero en las arcas de Aero Club Salta; los dirigentes encontraron una extraña forma de juntar unas monedas: al lado del hangar instalaron una parrilla que asa pollos que se venden a los vecinos. En la semana también incorporaron pechito de cerdo.
Los viejos socios del Aero Club Salta no saben si estallar de ira o comprar unos pollos asados para ayudar a la institución. Si no se vuelcan en masa a esto último es porque dudan de la honestidad de los que dirigen la institución que han llegado al extremo de vender pollos a la parrilla para juntar unos pesos.
Al respecto, los socios y ex socios aseguran que ante la no disponibilidad de aeronaves (debida a diferente circunstancias) que dificultan en lo inmediato la capacitación de alumnos en el oficio de volar, en el Aero Club Salta se ofrece una sutil y no despreciable oportunidad de ir adquiriendo experiencia consumiendo un plumífero doméstico con facultades disminuidas en tanto se ofrece el mencionado menú a la parrilla a pocos metros de la pista, “muy próximo a hangares con carbón encendido con combustible 100 LL subsidiado”.
La mención al combustible 100 LL tiene que ver con escándalo desatado en la institución hace un año y según la cual las autoridades recibían 24 mil litros de nafta anuales por parte del estado para formar pilotos pero que las autoridades vendían a terceros.