Por mucho que Greenpeace lo mortifique, Juan Manuel Urtubey decidió no responder las acusaciones. En este y otros asuntos, la estrategia del gobierno es “hacer la plancha” hasta las elecciones. (Gonzalo Teruel)
Greenpeace sigue atormentando al gobernador Juan Manuel Urtubey que, sin embrago, él está decidido a no responder las acusaciones y denuncias en su contra. Esta semana la organización ambientalista lanzó una campaña publicitaria en radio, vía pública, y redes sociales nombrando al gobernador como “el patrón de los desmontes” en un obvio juego con la exitosa miniserie televisiva basada en la vida del capo narco Pablo Escobar Gaviria.
“Urtubey es el patrón de los desmontes en Salta. Frenalo”, dice el spot publicitario que invita a sumarse a las campañas de Greenpeace. La respuesta del gobernador fue nula. Como nula fue la respuesta de todo el gobierno provincial a un duro documento que firmaron más de 100 organizaciones -ambientalistas, políticas, gremiales, universitarias, de investigación, y profesionales- reclamando el cumplimiento de la Ley de Bosques.
El silencio gubernamental no es casual. En este y otros asuntos, la decisión de Juan Manuel Urtubey es no responder, no intervenir, y dejar que caigan por propio peso. “Cuando Greenpeace volvió a denunciar los desmontes se organizaron unas mesas de diálogo pero ahora está todo parado”, contó un agrónomo que gestiona permisos de desmontes ante la Secretaría de Ambiente en referencia a los encuentros organizados por el gobierno para redefinir el Ordenamiento Territorial de la provincia.
Por despachos oficiales pasaron organizaciones ambientalistas, entidades de productores, y técnicos y académicos, pero por ahora no hay fecha ni plazos establecidos para los últimos encuentros y para un documento definitivo que indique dónde y cómo se pueden habilitar tierras para el desarrollo agrícola y ganadero. “Me parece que están esperando el verano y que pasen las elecciones para recién autorizar nuevos desmontes”, sugirió el agrónomo preocupado y enojado por la “parálisis productiva”. No está equivocado.
Uno de los más cercanos colaboradores de Urtubey contó a Cuarto Poder que la “estrategia” es “hacer la plancha”. Él fue uno de los encargados de decirles a los ministros y secretarios que “no hagan nada”. “Cuando ustedes hacen, la cagan, así que mejor no hagan nada”, les dijo en nombre de Urtubey a los miembros del gabinete.
“Así como estamos, ganamos las elecciones tranquilos. Pero si nos mandamos alguna cagada nos complicamos solos”, reconoció el funcionario hace un par de semanas y adelantó que “Parodi va a arreglar con los gremios y si hace falta algo más saldrá Sylvester por los medios, los demás callados la boca”.
El anuncio se cumplió y sólo el ministro de Economía y, eventualmente, el de Gobierno ocupan la agenda política y mediática.
Un par de noticias confirman la siesta gubernamental. También esta semana, un nene de 8 años resultó herido cuando un arco de fútbol se le cayó encima. Fue en el Hogar Escuela, en el mismo establecimiento donde otro nene murió aplastado por una pared; y en la ex Escuela Técnica 3, ubicada en Caseros y Laprida, la que resultó lastimada fue una docente a la que le cayó encima una ventana mientras daba clases. En ninguno de estos episodios hubo una respuesta por parte del ministro Roberto Dib Ashur.
Tampoco hubo respuesta de funcionario alguno, ni de Seguridad ni de Obras Públicas, cuando se conoció -y fue informado por los medios de prensa nacionales- que en la cárcel de Orán se está construyendo un pabellón con ladrillos huecos. Por sentido común y “para evitar posibles fugas, las edificaciones carcelarias son estructuras que cuentan con muros realizados con bloques de concreto, ladrillos macizos, y mamposterías armadas con refuerzos de mallas aceradas” relató uno de los portales web más leídos del país. Ningún funcionario dijo nada.
El mismo silencio eligió el ministro de Salud, Oscar Villa Nogués, que no dijo ni una palabra cuando el propio gerente del Hospital San Bernardo, Hugo Sarmiento Villa, denunció en la policía y ante la prensa que sus médicos trabajan intranquilos por amenazas y agresiones por parte de pacientes enojados. Esta vez, un paciente insultó a una secretaria y amenazó con cortarse una pierna si no recibía inmediata atención. Nada dijo Villa Nogués al respecto.
Tan seguro de su fortaleza electoral como de la debilidad -e incapacidad- de su equipo, Urtubey está decidido a hacer la plancha hasta las elecciones. Las encuestas que manejan en el Grand Bourg confirman que en frente no hay nada a que temerle.