Martín Miguel Güemes Arruabarrena
El “golpe de mano en Humahuaca” fue gestado con genialidad de comando militar, por el Coronel Manuel Eduardo Arias, el 1 de Marzo de 1817, en el marco de la Invasión Realista al mando del Brigadier Gral. José de la Serna. Este hecho notable por su eficiencia y resultados: cortar la comunicación de las fuerzas invasoras de la provincia de Salta, con las del Alto Perú, dejarlos sin pertrechos, son parte indubitable de la hoja de servicios militares de Arias y los gauchos oraneses y jujeños. Güemes en su previsora conducción de los comandantes gauchos, estuvo al tanto de todos los pasos de Arias, y aprobó sus decisiones. La heroica resistencia de tarijeños, oranenses, jujeños y salteños, permitió el cruce de los Andes, y las victorias de Chacabuco y Maipú. Así lo reconocieron, entre otros, Tomas Sánchez de Bustamente, ilustre jujeño, y Damaso de Uriburu, notable salteño.
Con justicia lugareña, tanto Humahuaqueños (jujeños), y Oranenses (salteños) de esas comarcas, disputan la admiración por Arias, indómito comandante gaucho. Algunos historiadores de Orán y de Jujuy, se quejan del “olvido al prócer” que injustamente atribuyen a Salta, por ende a los salteños del Valle de Lerma; Bernardo Frías, Atilio Cornejo, Luis Oscar Colmenares, Luis Güemes Ramos Mejía y epígonos, en sus obras demuestran lo contrario: Arias fue respetado y valorado por su patriotismo, en el año ١٨١٧, y 1818, y cuestionado por estos mismos autores, por su defección a la causa sanmartiniana, en los años 1819, 1820, 1821 y 1822. Durante esos años, Arias se enfrentó a Güemes, y a Gorriti, ambos gobernadores de la provincia, y sus comandantes militares. Aliado con Aráoz, gobernador de Tucumán, quien asume el mando en 1819, a consecuencia de un golpe de estado, que anuncia la anarquía tucumana, precursora fatal de la Anarquía del año XX.
Recientemente, el Coronel Manuel Eduardo Arias fue ascendido “post mortem” al grado de General (a pesar de no haber muerto en combate contra los realistas), hecho que no suma a su actuación militar en tiempos de la independencia. Sirve, eso sí, para revalorizar a Jujuy, y su gesta heroica. La discusión legislativa posterior, estuvo centrada en la posibilidad o no, de que Arias fuera declarado: “héroe nacional”, y a la reacción de legisladores norteños, y de otras provincias, calificando de “traidor” a la Patria Vieja al Coronel Manuel Eduardo Arias integrante de la Patria Nueva. Temas que por cierto, no deberían tratarse en ámbitos legislativos, sí historiográficos, y sin tanta pasión provinciana. ¿Puede calificarse el enfrentamiento de Güemes con Araoz, y con Arias, un problema de supremacía provincial? ¿Problemas de autonomías, de localismo? ¿De predominios políticos, y militares? ¿En toda esta cuestión histórica, no divide aguas el afirmar o negar el Plan Sanmartiniano? ¿Es posible pasar por alto, que Güemes era Gobernador de la Provincia de Salta (abarcaba entonces Tarija, Orán, Jujuy, Salta y Santa María), Comandante de las Milicias provinciales, Jefe de la Vanguardia del Ejército del Norte (designado por Pueyrredón, en 1816), y General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Alto Perú (designado por San Martín, en 1820)? ¿Jurisdicción, milicias y ejército en el cual revistaba Arias? ¿Cómo podemos encuadrar la subversión de Arias, ante su Gobernador, y Jefe Militar? ¿A quién incluso, siendo parte de un complot, intentó asesinar? ¿Es un patriota o un traidor? En un caso u en otro, de acuerdo al patriotismo provincial, o suramericano ¿cómo explicar y comprender sus acciones? Preguntas a contestarnos, quienes ejercemos el oficio de estudiar, investigar, reflexionar y difundir nuestra historia común. Mientras tanto, hasta que el juicio histórico de su veredicto, evoquemos con orgullo la unidad sostenida en la guerra de la independencia por San Martín, por Pueyrredón, por Belgrano, por Güemes, por Aráoz y por Arias, y muchos más, en los años 1816, 1817, 1818… Cimentemos primero, lo que nos une, y después tratemos las diferencias, nacidas sin dudas por el sacrificio de nuestra región, en el tiempo germinal de la Patria Grande.
Cnel. Manuel Eduardo Arias, su vida, su drama, su tiempo
Don Manuel Eduardo Arias había nacido en 1785 (tenía la misma edad del General Güemes), hijo del encumbrado español Francisco Arias Renguel (familia radicada en la Intendencia de Salta del Tucumán, cuya casa solariega y blasonada, se encuentra actualmente en Salta), y de una originaria de esas tierras de Omaguacas, apodada: “la Coya”. Esa mezcla étnica, entre un español de alcurnia, y una rebelde aborigen lugareña, forjaría en su niñez y adolescencia, un temperamento valiente, audaz, intuitivo, y experimentado en el conocimiento de sus paisanos, y de su tierra. Recorrió a caballo, en cumplimiento de tareas rurales, arriando ganado y mulares junto a los gauchos, cada rincón de las tierras de San Andrés, ubicadas entre Humahuaca y Orán (el abra de Zenta era el paso estratégico entre ambas ciudades). La finca de San Andrés, pertenecía a su padre, y la administraba con amor filial. Humahuaca goza de prestigio histórico, por ser tierra india, rebelde a la dominación Inca y Española; Orán es la última ciudad fundada por los españoles en América. Ramón García de León y Pizarro junto a Diego José de Pueyrredón, gestan la ejemplar fundación en el Valle de Zenta. Ambas ciudades en su historia, complementaban la formación de Arias en el amor a los paisanos. Para valorizar la figura de Arias, me voy a permitir realizar un paralelo militar salto jujeño, en dos hombres olvidados por la historiografía nacional e incluso provincial. Me refiero: al Coronel Manuel Eduardo Arias, y al Coronel Apolinario “Chocolate” Saravia, ambos son hijos de españoles de alcurnia, y de aborígenes, ambos demostraron su identificación con nuestra tierra, y su valentía indomable, legendaria. En una palabra: ¡gaucha! A mi leal saber y entender, militarmente Arias es comparable al “Chocolate” Saravia, quien en sus venas, tiene la misma característica mestiza, que le dieron relumbre a las proezas de ambos guerreros. Con razón provinciana, localista, Jujuy conmemora el “Día del Gaucho, guerrero de la Independencia” en el aniversario de la muerte del Coronel Manuel Eduardo Arias (16.06.1822). Lo mismo, debería hacer Salta con el Coronel Apolinario “Chocolate” Saravia. Además, Jujuy le debe un monumento a Arias, por su defensa del territorio jujeño, y Salta, uno a Saravia, por su defensa del territorio salteño. Ambos, son arquetipos comarcanos, en lo étnico y en lo social, por ello desatan sentimientos de identidad y pertenencia, de querencia y de arraigo. Hasta aquí, lo positivo de ese sentimiento lugareño, más allá, es preciso ampliar el horizonte de nuestro pensamiento y afectos. Necesitamos ojos mejores para mirar a la Patria Grande.
La epopeya de la guerra de milicias gauchas
Es de recordar, haciendo honor a la verdad histórica, que de los 170 Combates librados en la jurisdicción de la “Provincia de Salta” (que abarcaba: Jujuy, Orán, Tarija, Salta y Santa María), entre 1816 y 1821; en el territorio de la actual provincia de Jujuy (separada de Salta en 1834) se libraron: ¡90 combates!, y en el territorio de la actual Salta ¡80 combates! esto sin contar escaramuzas, que sin duda fueron innumerables (rescatados los combates, por lugar y cronológicamente del Archivo Capitular de Jujuy, por Ricardo Rojas) . Por ello, también es justo, realizar una reparación histórica a Jujuy. Reparación que no se realizó oportunamente, pues el nombre de la Provincia fue Salta.
El marco dramático, en el cual se enmarcó el Combate de Humahuaca, y otros más, en los cuales fue protagonista el Coronel Manuel Eduardo Arias, fue la invasión del Brigadier General don José de la Serna, invasión que contó con 7.284 hombres, de los cuales, algunos quedaron en el Alto Perú. La fuerza de avanzada contó con 6.800 efectivos, con veteranos que habían combatido a Napoleón, y regimientos como el Gerona, Extremadura, Húsares de Fernando VII, Dragones de la Unión, 130 artilleros, y el Batallón del General, su fuerza de custodia. La táctica empleada contra esa, y la de Canterac y Ramirez (1820), y otras incursiones que se sucedieron en 1818, 1819, 1820 y 1821, fueron parte de la genialidad estratégica y táctica pergeñada por el entonces Gobernador, Comandante de las Milicias, y Jefe de la Vanguardia del Ejército del Norte Coronel Mayor don Martín Miguel de Güemes. La creación de una red informativa, y de comandos militares (como Arias) al mando de milicias gauchas, con libertad de acción en cada región, con instrucciones precisas para hostilizar, combatir y perseguir al invasor realista, son parte de la tierra en armas. Hechos que se cumplieron con precisión fatal para los realistas que defendían al Rey Fernando VII y su absolutismo monarquico.
Las fuerzas de Güemes terminada la invasión de 1817, ascendían a 285 oficiales, 319 sargentos, 529 cabos y 5.439 soldados, además de 30 tambores, 5 pífanos, total: 6.610 hombres. Lo cual, puede ser comprobado, estudiar: “Lista de los señores oficiales que comprenden en el estado general de la fuerza militar de la provincia de Salta, el 15 de Octubre de 1818” (Archivo General de la Nación, Lista de Revistas, 1817–1819, Legajo Nº 37, Milicias de Salta al mando del General Güemes). Publicado en “Güemes Documentado”, tomo VIII, Página 20 a 43, del Dr. Luis Güemes Ramos Mejía, donde se consigna el documento, incluida la lista completa de oficiales, sus rangos y cuerpos a los que pertenecían. En ese año 1817 se libraron: 24 combates (semejantes al de Humahuaca) en Jujuy, y 20 en Salta (entre el 15 de Abril, fecha en que los realistas ocuparon Salta, y el 5 de Mayo que la abandonaron), combates que conformaron: la Batalla del Valle de Lerma. En dos meses ¡44 combates! en el Valle de Lerma, en 20 días ¡dos combates por día! En este año 2024 se conmemora la batalla de Ayacucho, las fuerzas realistas estaban al mando del Brigadier General don José de la Serna, Virrey del Perú, y todos los integrantes de su Estado Mayor, fueron derrotados en nuestra provincia de Salta. Esta resistencia heroica del pueblo salto jujeño, es un motivo de legítimo orgullo de nuestra región, también debería ser en nuestro país, en Bolivia, en Chile y en Perú. Unidos en la causa común de la Libertad e Independencia fuimos invencibles. Así se gestó la Patria Grande, así nació nuestra identidad Suramericana.