Nieto del Gral. Martín Miguel de Güemes Goyechea y la Corte, hijo de Luis Güemes Puch y Rosaura Castro y Sanzetenea, nació en Salta el 10 de Septiembre de 1873; cursó el bachillerato en el Colegio Nacional de su ciudad natal, terminados sus estudios secundarios, viaja a Buenos Aires para ingresar a la Facultad de Medicina.
Allí obtuvo su título de médico cirujano, en 1898, con la tesis: “Contribución al estudio de la poliocerosis tuberculosa”. Al igual que su hermano Luis, quien terminado sus estudios médicos se recibió en Francia y Alemania; partió hacia la ciudad luz, a los fines de ampliar sus conocimientos, doctorándose en París. Vuelto a la Argentina, en 1904, trabajó en el Hospital Rivadavia, adquiriendo justa fama. La medicina lo acercó a los problemas cotidianos del pueblo, y al igual que otros políticos provenientes de esta sacrificada rama del saber, participó en la vida política nacional.
La Salta de ayer, tradición y progreso
Salta en la segunda década del Siglo XX, estaba empantanada en un enfrentamiento político y social. Asumida la Presidencia por Don Hipólito Yrigoyen (1916–1922), la causa radical se enfrenta al régimen conservador que regenteaba el poder en Salta. Conservadores y radicales, en 1922, clamaban por una solución transaccional, que permitiera unir a la ciudadanía.
La intervención federal del Dr. Arturo Torino, en forma inteligente, abrió el cauce. Otro Güemes, volvía a su tierra, para lograr la concordia, y el orden, mediante el respeto a las mayorías populares. Ejerció su mandato desde el 1 de Mayo de 1922 hasta igual fecha de 1925; realizó una administración honesta, amplia, abierta, de severas economías, pero poniendo como eje prioritario la salud. Su lucha contra el paludismo y otras endemias fue destacada. En esa época nace “la palúdica”; se construye y se inaugura la Maternidad “Luisa Bernal de Villar”. Su acción municipal, también estuvo dirigida a conservar y resaltar el valor arquitectónico, y lugares públicos de su ciudad natal. Así, se construyeron plazas, y se ampliaron las calles de la ciudad, al igual que se amplificó el Cementerio de la Santa Cruz.
Podríamos ahondar en el accionar legislativo de su gobierno, trayendo al recuerdo: la Ley Antialcohólica (promulgada en su gestión), es la lucha contra esta adicción, que aqueja fundamentalmente a los sectores humildes. Acelera la construcción del Ferrocarril Huaytiquina para rectificar geografías. Llevando al Pacífico, el sueño de Patria Grande de los Norteños. La guerra del petróleo, contra la Standard Oil, y la Royal Dutch Shell, lo separaría de la posición de los conservadores, y liberales, enemiga del Estado como administrador de fuentes de recursos naturales. El anarquismo libertario tiene esos antecedentes nacionales y provinciales. El Estado Nación es el enemigo, afirman.
La batalla del petróleo en Salta
El punto fundamental de la Gobernación del Dr. Adolfo Güemes, fue la defensa de YPF, con la consecuente creación del Municipio de Tartagal. Centro geopolítico del norte argentino. Cuenta Raúl Larra, en su libro: “Mosconi, General del Petróleo”, en el capítulo: Vuelven los gauchos de Güemes, lo siguiente: “(…) Mosconi se encuentra con Güemes, Adolfo Güemes, gobernador de la provincia de Salta, quien le narra su peripecia.
Los agentes de la Standard Oil–entre quienes se cuentan los senadores Francisco Uriburu y Robustiano Patrón Costas–le había traído un contrato adornándolo con las ventajas y regalías más tentadoras para la provincia. A cada objeción suya, tenían un argumento convincente. Se preparó la ceremonia de la firma. Pero justo en el instante de rubricarla, Güemes tiró la lapicera que empuñara:-¡Yo no firmo eso! ¡No firmo! Y él (Güemes) diría a sus amigos, como se lo habría de repetir a Mosconi:–En ese momento se me paralizó el brazo y sentí que no debía firmar ese contrato. Yo creo que fue el general Güemes quien me detuvo, evitando la nueva invasión a la Patria por tierras salteñas. El contrato queda postergado.”. Causalmente, Mosconi – general sanmartiniano – necesitaba el apoyo de Güemes, nieto del Caudillo de la Epopeya de la Guerra Gaucha.
El General Enrique Mosconi en su libro: “El petróleo del Norte”, en el prólogo, como dedicatoria, expresa: “(…) Al Doctor Adolfo Güemes, ex gobernador de la provincia de Salta que supo advertir oportunamente las proyecciones que para el futuro económico de la Nación significaban las gestiones de la Standard Oil Có. Relativas a los yacimientos petrolíferos del Norte…”. Esta lucha antiimperialista, después del golpe con olor a petróleo del 6.09.1930, le costaría persecuciones y prisión. En ese golpe de estado, con la excusa de la vejez de Yrigoyen, de la lentitud de la administración presidencial, y con el telón de fondo de la crisis mundial de 1929, se colarían nuevamente los espurios intereses internacionales en nuestra tierra norteña.
El Dr. Adolfo Güemes realiza una gobernación eficiente en el aspecto administrativo, solidaria con la ciudadanía y defensora de los recursos naturales de la provincia. Es el único gobernador radical, en la historia salteña, que completa su período. Su correligionario y amigo el Dr. Julio Cornejo (asume el 25.05.1928) es depuesto por el golpe con olor a petróleo de su comprovinciano General José Félix Uriburu (6 de Septiembre de 1930). La caja de Pandora cívico militar fue abierta ese día nefasto.
Así, como dirigentes salteños abrieron las urnas para que el pueblo tuviera una gran puerta de avance, la cerraban otros, abriendo el llamado: fraude patriótico, el nuevo Estatuto legal del coloniaje: el Pacto Roca – Runciman, y la llamada: Década Infame 1932 – 42, en la cual desarrollaría su tarea más sacrificada el Dr. Adolfo Güemes. Por responsabilidad moral, y conducta personal, no estaba dispuesto a transar con la entrega del patrimonio nacional.
Los idus de Septiembre, la rebelión de Güemes
El Gral. José Félix Uriburu (dictador de facto) ordena la prisión del Dr. Adolfo Güemes. Al mismo tiempo, en 1931, inaugura el Monumento a su abuelo el Gral. Martín Miguel de Güemes. Como anécdota familiar se puede contar que la familia Güemes (salvo excepciones atadas a sus lazos sociales) no asistió a la inauguración del monumento al prócer argentino, como muestra de repudio al accionar dictatorial.
Todo un símbolo ese descubrimiento del monumento, para el nacionalismo al servicio del capital extranjero (bien caracterizado por Ernesto Palacios), para los personeros conservadores de la Standard Oil en Salta, como expresa el socialista Augusto Bunge en su libro: “La Guerra del Petróleo en Salta”, manual político para aprender a defender a la patria. Y recordar la acción auténticamente patriótica del General Enrique Mosconi, General Alonso Baldrich, Ing. Carlos Madariaga, Gobernador Adolfo Güemes, y al Presidente Marcelo T. de Alvear, entre otros. Asimismo, a los técnicos y obreros de YPF.
La fórmula radical para las elecciones de 1932, anuda a dos descendientes de guerreros de la independencia: el Dr. Marcelo T. de Alvear y el Dr. Adolfo Güemes. Estos patricios se lanzan al ruedo de la lucha electoral, defendiendo en el infortunio al partido plebeyo. Son Catilina contra la plutocracia en Roma, al decir de Ernesto Palacio.
La fórmula Alvear-Güemes es vetada por la dictadura; argucias constitucionales de los detentadores del poder de facto, frustran una salida digna para el pueblo argentino.
La Presidencia de Agustín P. Justo, es combatida tenazmente por Adolfo Güemes, y otros dirigentes radicales. En repetidas ocasiones los encarcelan. La prisión en Ushuaia, en 1934, de Honorio Pueyrredón, Mario Guido, Adolfo Güemes, Ricardo Rojas, Álvarez de Toledo y otros, demuestra al régimen que la causa sigue vigente.
Liberado de la prisión, en 1935, Adolfo Güemes es designado presidente del comité nacional del radicalismo ¡En la abstención revolucionaria! Al poco tiempo, sus correligionarios levantan la abstención, en contubernio con los mandantes de turno. Adolfo Güemes no transo, y se fue retirando de la acción partidaria. Sin olvidar sus raíces.
Donó a la Nación Argentina, la Chacra El Carmen de Güemes (360 ha, a 7 Km. De la ciudad de Salta), perteneciente al Caudillo de la Epopeya de la Guerra Gaucha, para que los descendientes de los gauchos tuvieran una igualdad de oportunidades en la vida. Falleció de un sincope cardiaco en Buenos Aires, el 4 de Octubre de 1947.