Crueldad

La crueldad,una respuesta emocional de “indiferencia o goce” ante el sufrimiento de otros –según define la Real Academia Española–, aterrizó en el helipuerto de la Casa Rosada. El escritor Martín Kohan señaló en una entrevista radial que “la crueldad está de moda”, sintetizando los momentos en que los gestos públicos del Presidente  diseminan crueldad… o sus variantes. Los sinónimos del adjetivo cruel van desde “violento, sangriento, desalmado, despiadado, insensible e inhumano”, a “brutal, bárbaro, feroz, atroz, sádico y salvaje”.

El Presidente se mofa de un adolescente que se desmaya a un lado en un acto escolar e insulta a una maestra que osa critica rl ajuste sobre jubilaciones. Su vocero festeja el cierre de la agencia estatal de noticias Télam, que implica despidos y desinformación. El ministerio de Capital Humano le echa la culpa a “irregularidades” de la gestón anterior por la interrupción en la entrega de medicamente oncológicos.
Los ejemplos se multiplican pero no dejan de ser abordados como noticia en los grandes medios, donde la réplica de de los ataques gana terreno a la cobertura de los efectos socioeconómicos del gobierno.“Si quien ejerce los poderes públicos más importantes tiene estos mensajes agresivos, intimidatorios, evidentemente el llamado es a que la ciudadanía se amedrente, que le tenga miedo. Más que miedo, terror. Provocar terror es el objetivo estratégico de este tipo de discursos ejercidos por las máximas autoridades políticas”, afirma el investigador Ezequiel Ipar.

Bullying

Más allá de su exasperante personalidad, el ultraderechista presidente argentino Javier Milei se siente obligado al acoso y al hostigamiento público: ejecutando un sistemático bullying intenta la empatía con aquella porción de la población que habita el desencanto y que espera, angustiada. Quizá esté en la naturaleza política de su personaje, o sólo en los planes de sus guionistas.

Si el anterior mandatario, el olvidable Alberto Fernández, era el presidente meme por su absoluta capacidad de
de convocar a la burla, Javier Milei es el presidente bullying. Si el primero condensaba simbólicamente la inoperancia estatal ante un país en declive, el segundo concentra la rabia ante la persistencia de la crisis. Rabia catalizada en odio y desprecio hacia los demás; furia impotente vomitada en gritos e insultos.

Mientras 46 millones de argentinos tratan de sobreponers a un tremendo ajuste económico, el hambre campea en las ciudadades y más aún en el interior del país. A veces se hace difícil saber si el presidente va para adelante o para atrás. Milei se desentendió de un decreto que él firmó una semana atrás y que le otorgaba a los miembros del Poder Ejecutivo ( y a él mismo) un incremento salarial del 48% .

Y como no tiene empacho de mentir, señaló que fue “producto de un decreto firmado por Cristina Kirchner” (que dicho sea de paso dejó la presidencia en 2015).

Milei siguió con los enfentamientos: tuvo una serie de exabruptos en una reunión privada con empresarios, en el marco de la ExpoAgro. “Los voy a mear”, graficó. En la reunión, cargó con dureza contra los gobernadores, a horas del anuncio del mentado Pacto de Mayo, en el cual los líderes provinciales y el primer mandatario deberán alcanzar un acuerdo nacional de gobernabilidad.

Quizá no logra retener su rabia: sigue enojado por la caída de la Ley Ómnibus, que descarriló en el Congreso, según él por culpa de los gobernadores. «¿Quiénes se creen que son?«, dijo ante los empresarios del agro y advirtió: «Si siguen jodiendo, les cierro el Congreso«, dijo.

Entre los empresarios presentes, se encontraban directivos de la petrolera YPF, del Banco Nación y de Exponenciar, la firma que organiza el encuentro del ruralismo, además del ministro del Interior, Guillermo Francos, y la hermana y secretaria de la Presidencia, Karina Milei.

La crueldad es un lenguaje de guerra.

Cuando Milei saca los alimentos a los comedores populares no está pensando en que son humanos los que sufren. A él no le importa que millones de personas no puedan comprar remedios o alimentarse: los jubilados son las primeras víctimas del ajuste porque están en situación de indefensión.

Deshumanizado, Milei ha perdido la naturaleza humana “refugiado en sus fórmulas matemáticas» abstractas. «Y si tienen que morir millones, morirán millones, no le afecta. Solo piensa en su ecuación”, señala Patricia Chaina. La crueldad se implementa desde el poder y se transmite socialmente.<
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Uno de los rasgos del fascismo es su crueldad como política. A la ultraadecha no le interesa disminuirla o abolirla, ni siquiera imaginar atenuaciones. Su propósito es quitarle todo freno, investir al poder de una expansión ilimitada de la crueldad. Y recién van 60 días de gobierno.

Aram Aharonian

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)