Los cinco candidatos que competirán en las generales debatieron por última vez. Ahora la campaña entra en la recta final.
Qué dijeron los candidatos sobre vivienda y medio ambiente en el segundo Debate Presidencial
En una noche que fue con mayores y más intensos cruces y chicanas que el domingo anterior, los cinco candidatos presidenciales debatieron por segunda y última vez de cara a las elecciones generales del 22 de octubre. Los momentos de mayor tensión estuvieron en los embates por la situación económica, que el ministro candidato Sergio Massa respondió con defensas a su gestión. Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio, JxC) mejoró sus performance, más sólida al hablar de inseguridad y en contra de la corrupción; mientras que Javier Milei (La Libertad Avanza) se cuidó de no cometer errores que le costaron perder la ventaja que muestra en las encuestas. También participaron Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País, HNP) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda, FIT-U), y los ejes fueron Seguridad; Trabajo y producción; y Desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente.
Massa tuvo su mayor desafío ante las críticas del resto de los candidatos por la inflación y el dólar. También la producción, el empleo y el nivel de actividad, además de la situación de la pobreza, fueron los principales focos de ataque de los opositores. El ministro candidato resistió los golpes y hasta contraatacó con propuestas, como la de promover un plan de créditos hipotecarios ajustados por salarios, una ley que iguale el salario de hombres y mujeres, y mayor reducción de impuestos, especialmente al sector privado. Pero quizás lo que dejó mayor repercusión fue el plan de crear un «FBI argentino» para luchar contra el narcotráfico.
Los momentos más interesantes del debate estuvieron en el capítulo económico, durante el primer eje de Trabajo y Producción. Además de lo dicho por Massa, Milei insistió con la necesidad de una reforma laboral, cuyos lineamientos fueron rechazados por el resto de los postulantes a la presidencia. Seguridad fue otro tema que generó fuertes cruces. A lo largo de todo el debate, los entredichos de mayor tensión fueron entre Bullrich y Milei.
Por su parte, Bullrich, ya repuesta de la gripe que acusó la semana pasada y que dejó dudas sobre su desempeño en el primer debate, parecía tener un punto fijo: los actos de presunta corrupción del kirchnerismo. Atacó sobre el caso de Martín Insaurralde y sobre el de Julio «Chocolate» Rigau, el empleado de la Legislatura bonaerense al que atraparon in fraganti retirando dinero de un cajero automático con 48 tarjetas de débito. Se mostró sólida también al hablar de Seguridad, y en ese momento prometió reducir la edad de imputabilidad hasta los 14 años. Además, rechazó la libre portación de armas, capítulo por el que repitió varios cruces con Milei.
Al respecto del liberal, se mostró moderado. Como quien sabiendo que tiene la ventaja -así lo marcan las encuestas- cuida el arco. No arriesgó; no se mostró desafiante como cuando en el primer debate rechazó la cifra de 30.000 desaparecidos por la dictadura. Pero sí hizo su juego al cruzar y chicanearse con sus rivales, especialmente con Bullrich, a quien eligió ahora como principal punching ball para dejarla fuera del balotaje, y de Bregman, su «enemiga» ideológica natural.
Schiaretti volvió a hacer gala de los resultados como gobernador de Córdoba, algo que ya había hecho en el primer debate y le valió varios comentarios y memes en redes sociales. En tanto que Bregman estuvo menos picante que el domingo anterior, pero no menos firme en sus ideas; de hecho, fue la única de los cinco candidatos que evitó condenar a el ataque de Hamás a Israel.
Con el segundo y último debate concluido, la campaña entra en la recta final. Los cinco candidatos competirán el 22 de octubre en las elecciones generales, y el escenario más probable es un balotaje entre quienes resulten los dos candidatos más votados. Nadie puede saberlo con certeza, y ya las PASO mostraron que en la Argentina de hoy, todo puede pasar.