Cuando Aristóteles definía al hombre como “zoon politikón” hacía referencia a su dimensión social y política.
Por Andrea Sztychmasjter
Zóon politikon (en griego, ζῷον: animal, y πoλίτικoν: social o político) es una expresión escrita por el filósofo estagirita Aristóteles en su libro 1 de Política. El significado literal de la misma es: “animal social” o más específicamente “animal político”.
Para Aristóteles la polis o comunidad política perfecta de varias aldeas es la ciudad, pues posee el nivel más alto de autosuficiencia. Ésta es ontológicamente anterior al individuo y fácticamente posterior. Para Aristóteles los hombres deben saber gobernarse a sí mismos para luego poder gobernar a otros, porque la finalidad de la polis es la felicidad o el bien vivir, la armonía y el justo medio. Dentro de esta organización, los esclavos, los niños, los extranjeros y las mujeres se encuentran exentos de participar activamente en la vida pública/política, quedan fuera de la polis en donde se constituyen como ciudadanos.
Para Aristóteles, la familia forma parte de la génesis de la ciudad, porque “la hembra y el macho” poseen una disposición natural a dejar tras de sí a otro semejante a ellos. Aunque establecerá una diferencia natural entre la “hembra y el esclavo”, consignará que entre los “barbaros”; la “hembra y el esclavo” tienen la misma posición: ninguno de los dos posee el elemento gobernante por naturaleza.
El que sí posee este elemento es el varón griego, quien a su vez es libre. Y es aquí donde se constituye el zoon politikon; puesto que la ciudad es una de las cosas naturales y este hombre es también por naturaleza un animal social. Para Aristóteles en el lado opuesto de este hombre social está el bárbaro, aquel que no tiene ni tribu, ni ley, ni hogar y que por lo tanto no puede vivir en comunidad y es amante de la guerra.
Este varón social en cambio, posee un elemento importante que posibilita el encuentro con la verdad: tiene palabra, posee un/el logos. Este elemento además lo convierte a este varón, animal social, en un hombre que posee el sentido del bien y del mal. Este ejercicio político a través del logos, predispone al ser humano a lograr la virtud, donde aparece la prudencia y la justicia. Es en la palabra pensada asimismo donde se establece la configuración fáctica de la polis a partir de la búsqueda de la verdad, la libertad y la disposición natural de reproducción.
Aristóteles en su organización jerárquica plantea cómo debe ser la administración doméstica, allí describe tres tipos de relaciones entre las partes primeras de una casa: la del amo y el esclavo, la del marido y la esposa y la del padre y los hijos.
Enrique Dussel en un Método para una filosofía de la liberación, describe que el “ciclo del eterno retorno de lo mismo”, visto, como fysis desde siempre divina es la experiencia helenista del ser, una ontología de la totalidad (de ón, ente, logos, como comprensión, pero en el comprenderlos como lo visto; ontología va a ser justamente el habérselas con este último horizonte irrebasable; el ón fundado en el logos). El todo (lo mismo), plantea el autor, se diferencia internamente en un <lo mismo> y en <lo otro> (que no es <el otro>. De manera que aparece un <lo mismo> con mayúscula, y un <lo mismo> con minúsculas, y ante ella como opuesto queda <lo otro> con minúsculas.
“<Lo mismo> es el varón, el varón libre de Atenas, es el que realmente es <hombre>. El varón domina a la especie y deja a la mujer como una sub-especie. El varón libre es realmente el hombre. ¿Qué pasa con <el otro>? <El otro> como la mujer, queda dominada. La mujer no es como el varón libre, sino como le falta dominio pleno, está al servicio del varón, devaluada. El niño tampoco es como el varón libre. Porque es parte de la ciudad potencialmente. También es como un sub-hombre. ¿Y qué decir de los esclavos? Los esclavos son directamente para Aristóteles cosas ‘a disposición de’; instrumentos con alma”. (Para una fundamentación analectica de la liberación latinoamericana)
Organización piramidal
Aunque Aristóteles describe la importancia de educar a las mujeres y a los hijos con vistas a un régimen de gobierno para una ciudad perfecta, puesto que las mujeres son la mitad de la población libre y de los niños salen los miembros de la comunidad política, vemos que su organización toma forma de pirámide, donde el varón se encuentra arriba, dominando a todos.
Por su parte la filósofa María Luisa Femenías (1988) plantea cómo el modelo organicista de Estado que sustenta Aristóteles se constituye analogable a la estructura del organismo animal y conlleva necesariamente relaciones de parte/todo y un orden que supone una jerarquización o estratificación natural y necesaria para alcanzar los fines que la polis se propone.
En la Política, Aristóteles apunta las virtudes femeninas por naturaleza: incapacidad para el mando, sumisión y pasividad, debilidad corporal, areté propia de las tareas domésticas, valentía subordinada, moderación, modestia y silencio.
“En lo que a la mujer concierne, su areté es propia de las tareas domésticas, lo que la convierte en un instrumento del cuidado de la oikía en general y del varón en particular. Respecto de la reproducción de la especie, mientras que el hombre aporta la forma, la mujer hace lo propio con la materia. Vimos que, la mujer, por una parte es la clase complementaria de la especie; por otra, la reproducción en términos de gestación la condiciona biológicamente y, en consecuencia, se la limita a cumplir sólo con funciones naturales, a las que se agrega el cuidado y atención de los niños y, por extensión, de los adultos varones y la casa en general; estas últimas actividades las cumple aun cuando nada biológico la determine a ello”. (Femenías: 1988)
En Aristóteles, las mujeres forman parte de modo funcional a contribuir a la perfección de ese varón libre que debe buscar la virtud, para saber gobernarse a sí mismo y luego gobernar a otros.
“De diversa manera manda el libre al esclavo, y el varón a la mujer, y el hombre al niño. Y en todos ellos existen las partes del alma, pero existen de diferentes maneras: el esclavo no tiene en absoluto la facultad deliberativa; la mujer la tiene, pero sin autoridad; y el niño la tiene pero imperfecta”. (Aristóteles, cap. I)
Aristóteles especifica que todos deben participar de las virtudes morales, pero no de la misma manera, sino solo en la medida que sea preciso a cada uno para cumplir con su función. Si analizamos esto en relación a nuestros presentes podemos observar que en la actualidad varios de los conceptos que Aristóteles elaboró para configurar su Estado ideal, el que será garante del bienestar y felicidad de sus ciudadanos, siguen vigentes. Esto ocurre por ejemplo en la medida en que la mujer sigue encasillada en un supuesto estado natural que la confina a pertenecer al espacio privado del hogar.