Acaba de publicarse en Tucumán (y ya se puede encontrar en Salta) el nuevo libro de Gabi Olivé. Acá vas a poder leer apreciaciones sobre el poemario. 

Lucas Sorrentino

Gabi Olivé acaba de publicar Ojo de ballena, a través de la editorial La Papa (Tucumán). Algunos datos de su bio: nació en Tucumán en 1986. Es poeta, editor y tallerista. Con ediciones de fabricación propia compartió su poesía en espacios públicos y culturales de algunos países de Latinoamérica y Europa. Es autor de No se puede armar un muñeco de nieve con cenizas del ingenio (2017) y cofundador y editor en Inflorescencia Editorial. 

Muchos de los poemas de Ojo de ballena reflexionan sobre la escritura de poesía, el rol del poeta y la relación del poeta y la sociedad. 

Son espacios de tensión, claramente. Porque está claro que «ser poeta» es todo lo contrario a ser productivo, en el sentido más capitalista de la palabra. En una sociedad donde el discurso del coaching nos impele a explotarnos a nosotros mismos, a generar contenido y a crear «cosas útiles» (vendibles, comercializables, etc) el poeta irrumpe con palabras que no pueden ser cotizadas en la Bolsa.

 

una

implacable

cultura

de la productividad

me sonríe con frescura

me abraza

me regala un nuevo ojo

y se aleja arrastrando mi poesía

 

Renzo Matías De Lucía observó sobre este libro: «navegando los márgenes del territorio se observan las devastaciones del capitalismo sobre la superficie, en el fondo abisal, un interior urgente registra la realidad al paso y la invierte, resignificando en su propio lenguaje la nostalgia de un mundo mágico que la adultez dirigió al colapso». 

No hay  poesía «de urgencia» en Ojo de ballena. Tampoco un escapismo o una forma de taparse los ojos para evitar la realidad. Olivé lo que hace es crear poemas que modifican la realidad. 

 

quieren manchar la poesía

pero la textura absorbe la sangre y dice

estampado flores primavera

sol mariposas y mosquitos

mosquito baila

en tela de araña

araña acecha en la puerta del orificio

manos envuelven el palo de escoba

ojos ensayan la puntería

carcajada de niño

suena como un timbre de recreo

y por un momento

nadie mata y nadie muere

por eso me gusta la poesía

 

En Ojo de ballena los poemas son, también, espacios donde el poeta se piensa, se evalúa, se construye. 

la cámara frontal

me confunde

y me imprime

otra cultura

más blanca

más suave

más geométrica

perturbadora

pero aceptable

 

Olivé no escribe para hacer catarsis, aunque en algunos poemas están atravesados por el desasosiego:

lloro en la esquina de un puesto

sosteniendo un táper

una chica se acerca

y me ofrece pañuelos descartables

3 x $100

 

El dolor, la falta, los sueños no realizados parecen ser el combustible de algunos de sus versos: 

me gustaría pararme y decir

no soy poeta

pero me brillan las cicatrices

Esta idea, del dolor como disparador de poemas, sobrevuela gran parte del poemario: 

me soñé escribiendo en una pared

que sigo siendo poeta

pero ya no sufro

 

El libro de Olivé hace lo que la buena poesía debe hacer: sumergirnos en un trance, contagiarnos un estado de ánimo y, sobre todo, nos enseña a mirar de otra manera el mundo.