Ni las magníficas inversiones en minería ni los más de 225 mil turistas o las nuevas rutas aéreas lograron –aún- impactar en el bolsillo de los salteños. Con una tasa de desocupación del 10,4% y un salario promedio estimado en 50 mil pesos, Salta continúa siendo la provincia más pobre y desigual del país

Por T.K.

Gustavo Sáenz esboza una sonrisa. En sus manos tiene los números que los ministros de Economía, Roberto Dib Ashur; y de Turismo y Deportes, Mario Peña, le acercaron minutos antes de la conferencia en la que anunciarán una nueva ruta aérea: se trata de dos frecuencias semanales que habrá desde Salta hacia Bariloche a partir de julio.

El informe económico señala que los indicadores de enero no sólo marcan la recuperación de la actividad turística, sino que además muestran un claro crecimiento y dispara: «Fueron dos años muy duros para el sector, pero juntos estamos logrando superar la crisis provocada por la pandemia»

Es que en enero llegaron 225.113 turistas a la provincia y se quedaron en promedio 5,2 noches, generando un impacto económico de $5.387.047.785. El gasto promedio de cada visitante fue de $4.602.

Los números son buenos. Eso es innegable, como también lo es que la economía de los salteños no es buena, pese a los intentos de Dib Ashur por asegurar lo contrario. Según datos del INDEC, la tasa de desempleo del país era en septiembre pasado del 9,6%. Salta, en ese entonces, se ubicaba como la “segunda peor” con el 10,4%, sólo superada por el 12,4% de Tucumán. A menos de dos horas de viaje, en la vecina Jujuy, la tasa de desempleo era sólo del 6,5%.

En Salta, de las 301.000 personas en edad económicamente activa de un total de 643.000 relevadas, 270.000 tienen trabajo y 31.000 se encuentran desocupadas, mientras que las subocupadas son 43.000.

Según aseguró el titular del Instituto de Investigación Social, Económica, y Política Ciudadana(ICEPSI), Federico Maigua, en Salta 270 mil personas viven bajo la línea de la pobreza y, de ese total, 72 mil son indigentes.

Desde el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico, dependiente de la Universidad Nacional de Salta, dieron a conocer un estudio de Pobreza y Capacidad humana en la provincia en el que concluyeron que medio millón de salteños presenta privaciones estructurales de acceso a la salud y educación, difíciles de resolver con los programas de transferencias monetarias vigentes (incluyó como variable en el estudio la Asignación Universal por Hijo).

Del análisis de los distintos informes y guarismos, los economistas concluyeron que Salta sería la provincia con mayor pobreza del país y mayor desigualdad de distribución de ingresos.

Vuela, vuela

En contraposición con estos números, hoy Salta tiene –a través de Aerolíneas Argentinas- 48 frecuencias semanales con destinos a Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Resistencia, Rosario, Iguazú y ahora Bariloche.

El valor de los pasajes depende del destino, pero un ticket desde Salta hasta Resistencia oscila entre $41.790 y $6.215; a Buenos Aires entre $ 20.807 y $10.890; a Bariloche entre $47.301 y $23.514 y a Ushuaia, por nombrar algunos destinos, entre $49.299 y $43.648.

Aunque hablar de salario promedio en Argentina resulta bastante difícil hasta para el INDEC pues es un dato que varía todo el tiempo, las últimas estimaciones indicaban que el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población, ordenada según ingreso de la ocupación principal, es de 15.737 pesos mensuales. El del estrato medio -deciles del 5 al 8- es de 43.785 pesos, mientras que el de los dos deciles superiores es de 105.071 pesos por mes.

Si bien no hay datos oficiales sobre salario promedio de los salteños, distintas fuentes consultadas estimaron que se ubicaría en los 50 mil pesos o un pasaje de ida a Bariloche, para el caso. Porque, seamos realistas, ¿cuántos lugareños pueden costearse un pasaje en avión para ir a esquiar y cantar Bariló, Bariló…? Unos pocos.

Claro que la ruta aérea contribuirá a la llegada de turistas que, se supone, traerán dinero para gastar en Salta lo que, indudablemente redundará en un crecimiento del empleo del sector. Pero (sí, hay un pero), cabe preguntarse cuánto de ese empleo será formal.

“Acá el problema es que gran parte de lo que tiene que ver con el turismo, es empleo informal. El guía, el que te lleva a pasear en lancha, el que vende artesanías o el que limpia las habitaciones de un pequeño hotel están en ´negro”, cuenta Carina, una “guía” que por pasear turistas cobra el 30 por ciento de lo facturado por la empresa. Claro que su porcentaje se lo dan en la mano, sin facturas, sin aportes, sin obra social…

Pero Carina, que admitió que viajar a Bariloche en avión se encuentra a años luz de sus posibilidades, coincide con el Gobernador en que, tras dos años de crisis, están mejor y, aunque sea, algo de dinero puede llevar a su casa.

Así las cosas, y pese al “diario de Dib Ashur” en el que “la provincia califica primera a nivel país y Sudamérica en mejores condiciones para invertir en minería y tiene más de 10 proyectos en ejecución avanzada y algo más de 60 en fase de exploración”, o la cantidad de nuevas rutas aéreas presentadas y los 225 mil turistas de Peña, Salta continúa siendo la provincia más pobre y desigual del país.