En una muestra mas de su conservadurismo e intolerancia, Manuel Cornejo Jovanovich en su carácter de Intendente del municipio de Campo Quijano, no deja de espantar de su comarca, a quienes establecen algún vínculo que pueda reflotar a un pueblo cuya gente se encuentra sumida en la pobreza extrema.
Hace tiempo les relatábamos desde Cuarto Poder, el asedio sufrido por un emprendimiento dedicado a la cría de cerdos y cómo el alcalde arremetió sumido en intereses familiares, amistosos y mediáticos, para que cerrara sus puertas, sin importarle la pérdida laboral y consecuencias que traería a cuarenta familias de Campo Quijano.
Cuando una crísis como la que nos azota golpea la puerta de las familias, se incrementa notablemente la venta callejera. Es así como la plaza de Campo Quijano se ha convertido en los últimos tiempos, en una multidinaria feria donde muchos de sus vecinos se la ingenian los fines de semana para ganarse un extra algunos y otros, el sustento de la semana.
Campo Quijano es un municipio beneficiado por el paisaje de sus cerros cercanos y el cálido sol que atrae a turistas y lugareños que aprovechan para pasear y disfrutar de la feria de la plaza principal. Madres y abuelas cortan minuciosamente sus distintas especialidades de tortas en porciones, mientras otros ofrecen pan casero. No faltan las artesanías, y quienes venden las plantas y flores cuidadas y mantenidas con esmero durante la semana. No faltan los licuados, api, buñuelos con miel de caña y tortillas a la parrilla.
La plaza se convierte en una fiesta al ritmo de la música que circula desde los puestos de venta de copias de CD y el gentío recorre cada punto de venta, para luego dispersarse amenamente sobre los bancos, escalones o piedras y pasar una tarde agradable.
Sin embargo, la tranquilidad de los visitantes que aprovechan la visita para consumir en la feria y contribuir con el comercio quijaneño, se convirtió este domingo a la tarde en un disgusto, cuando una pareja de agentes de tránsito se dispuso a hacer multas a diestra y siniestra a todos los automóviles que se encontraban estacionados sobre la calle principal.
Si bien la calle que da a la plaza no tiene permitido el estacionamiento, en la mayoría de las ciudades y sobre todo en aquellas que priorizan el turismo, las normas se distienden los días domingos. Pero este no es el caso, ya que los subordinados de Manuel Cornejo Jovanovich cual zorros arteros y sin mediar advertencia ni silbatos, se avalanzaron rápida y minuciosamente con sus boletas rosadas sobre los automóviles allí estacionados.
Ignorante y mezquina decisión del intendente que bajará las expectativas y ganancias de los vecinos de su municipio. Mala experiencia y un sabor amargo para los visitantes, que difícilmente regresen.