Con una millonaria inversión, esta pronto a abrir sus puertas un lujoso hotel 4 estrellas propiedad de los dueños del Costa Galana. Buscaran atraer a hombres de negocios que visitan la provincia. (Aníbal Roldan)
Puede resultar llamativo que una empresa hotelera en momentos en que el sector turístico y la economía del país no marchan del todo, bien lleve a cabo una millonaria inversión. Sin embargo, a la cadena Álvarez Arguelles al parecer la crisis no lo apichona y por eso tiene previsto abrir el Hotel Brizo antes de fin de año. El emprendimiento funcionará en una lujosa torre en 25 de mayo y Belgrano y será el primer condo hotel de Salta, es decir uno cuyas habitaciones podrán tener sus propietarios.
Héctor Arias, gerente de la cadena Álvarez Arguelles, en declaraciones a la prensa contó que la torre cuenta una impresionante terraza elaborada con vegetación de especies autóctonas. “Estará disponible para la realización de eventos, es un lugar soñado”, adelantó el ejecutivo. El hotel 4 estrellas estará emplazado dentro de un edificio de usos múltiples que, además, tendrá oficinas, locales comerciales y 70 habitaciones. Claramente la inversión no está orientada a clientes de bajo poder adquisitivo. “El Brizo”, buscará atraer a hombres de negocios. “Salta es uno de los destinos corporativos más importantes”, señaló Héctor Arias dando a entender que la inversión de más de 17 millones de dólares tiene un público asegurado.
La cadena Álvarez Argüelles Hoteles nació hace 60 años atrás y actualmente cuenta con más de 1.000 habitaciones en distintos puntos del país. Álvarez Argüelles empezó el negocio que hoy es dirigido por su mujer, María del Carmen Álvarez Argüelles, y sus hijos, Claudia y Alberto, quien en la década pasada fue presidente de Fehgra, la federación que nuclea hoteles y restaurantes del país. Su principal hotel es el Costa Galana, conocido por ser utilizado por Mirta Legrand en sus temporadas marplateneses.
La inversión inmobiliaria evidentemente es una de las mejores oportunidades de negocios en Salta y eso se comprueba con el crecimiento vertiginoso de la construcción de edificios de altura en los últimos años en el centro de la ciudad, lo cual precipitó el caos edilicio y dejó en claro que el frenesí inmobiliario todavía no ha terminado.