Ezequiel “Dinamita” Segundo tiene 29 años y es boxeador profesional de peso súper welter. En diálogo con Cuarto Poder nos relató cómo el boxeo lo sacó de la cárcel y nos contó su preparación para una posible pelea en Uruguay. (Stephanie Tiemersma)
Ezequiel Octavio Segundo, más conocido como “Dinamita”, es un boxeador profesional salteño de 29 años que pertenece a la categoría súper welter y hasta el momento es invicto con 6 peleas profesionales ganadas: dos por KO y cuatro por puntos. El boxeo lo salvó de un futuro de delincuencia y tras superarse a sí mismo ahora vislumbra la posibilidad de competir fuera del país, en Uruguay.
El comienzo de Ezequiel en el mundo del boxeo fue bastante accidentado. A los quince años fue a ver a su hermano a una pelea y, al no presentarse el mismo, el entrenador le ofreció si no quería pelear en cuenta de él. Dinamita aceptó sin saber nada de boxeo y ganó la pelea por KO en el segundo round. Ese fue un hecho esperanzador para él, sin embargo, en esos momentos, aún no estaba listo para darse cuenta que esa era la pasión de su vida. Recién salía de la comisaría del menor y aún tenía la cabeza en otras cosas “Estaba en lo mío que, en ese momento, era portarme mal, andar con drogas, preso. Yo pensaba que si no estabas en esa onda no eras nadie”, comenta a Cuarto Poder.
Según las estadísticas de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, en el país, el 3,6 por ciento de los delitos investigados pueden ser adjudicados a adolescentes de hasta 18 años. Y entre ellos, el 12 por ciento son delitos graves. Queda mucho por hacer respecto a este tema ya que el Régimen Penal para menores no ha sido modificado desde la época de la dictadura.
No todo está perdido
A los 16 años Ezequiel vio cómo su mundo se derrumbaba al ser condenado a 17 años y cuatro meses de cárcel por robo y sumatoria de antecedentes. “Fue un baldazo de agua fría, pero, cuando me preguntaron si tenía algo que decir, sólo les dije que si ese era el precio que tenía que pagar por delitos por los cuales quizás de más joven no me condenaron, que me encierren. Todos se quedaron mudos”, asegura. Cumplidos sus 18 años lo trasladaron a Villa Las Rosas y allí terminó de cumplir la condena.
Ezequiel ya sabía cómo era la movida y entendía que había que mantener el físico si quería sobrevivir en la cárcel, por lo que siempre dedicaba tiempo al ejercicio. En 2010 con el apoyo de la Comisión Municipal de Box, quedó inaugurada la escuela de boxeo “Carlos Monzón”, allí Dinamita le dijo a un amigo que fueran a boxear. En ese lugar conoció a su futuro entrenador Ricardo “El Diablo” Toconás.
Inspirado por la película del Mono Gatica, un boxeador argentino de peso ligero, pobre desde niño que trabajó como lustrabotas en Plaza Constitución y que participaba en peleas callejeras para mantener su puesto en la estación de trenes, Ezequiel empezó a encontrarle el gusto al boxeo. Además dejó por completo las drogas y terminó la primaria y la secundaria. Su vida dio un giro de 180 grados.
Nace un campeón
Cuando recién dejaba la marihuana hubo una competencia de boxeo en Salta, pero su entrenador no quería que participara porque era muy atrevido e indisciplinado. Había tres puestos y ninguno fue para él. “Eso me enojó mucho, pero creo que si él hubiera actuado de otra manera seguro yo dejaba el boxeo. Fue un incentivo”, confesiesa Ezequiel. Para ese entonces, también tenía otro entrenador al que le decían “Tula”, con quien acordaron entrenar a pesar de lo que dijera Toconás.
Un tiempo después uno de los boxeadores se bajó pues se hizo evangelista y consideró que ese deporte no respondía a lo que su religión le pedía. Esa fue la oportunidad de Ezequiel “El Diablo me puso para rellenar la lista, pero yo termine saliendo campeón. Me acuerdo que cuando me presentaron casi nadie aplaudía, consideraban que no lo merecía por haber estado preso pero, a medida que me fui haciendo un nombre y demostrando que yo quería salir adelante, me fui ganando la simpatía de la gente. En una de mis últimas peleas todos me aplaudieron. Fue un momento muy importante para mí”.
Actualmente Ezequiel entrena en un gimnasio llamado “Mundo Box” dirigido por Cristian Arias quien es el director y responsable de las escuelas municipales de boxeo de Salta, las cuales son treinta y funcionan en distintos barrios y villas de la capital en los que hay aproximadamente dos mil chicos entrenando. “En cuanto a testimonios fuertes, puedo mencionar el de Ezequiel Segundo, él estuvo peleándola desde abajo. Creía que nunca iba a salir y reinsertarse. Empezó su camino hacia la libertad en una escuela municipal y de allí la importancia de estos programas de contención social. Seguimos pidiendo autorizaciones para que los internos peleen afuera, en estos momentos se enfrentan en el Club San Martín donde se realizan la mayoría de los festivales”, reflexiona Cristian.
Dinamita, quien revolucionó su vida y actualmente vive feliz con su novia Noelia y su hijo Agustín, busca competir en el exterior, en Uruguay. Tiene que esperar la autorización del juez pues, a pesar de que le rebajaron la condena a 12 años, aún está condicional. Como última reflexión nos dice que si uno tiene un ideal debe pelear por él sin importar las circunstancias en las que uno se encuentre: “En estos momentos hay muchos chicos que tienen un sueño, porque todos tenemos uno de jóvenes, pero a veces la realidad no ayuda. Yo les diría a esos chicos que no se rindan, que sigan adelante y luchen. Que sean fuertes. Con esfuerzo todas las cosas que uno desea llegan a su debido momento. Quizás no de la manera que uno esperaba, pero llegan. No sólo en el boxeo, también en la vida uno tiene que repetirse que sí se puede, que nada es imposible”.