La coordinadora de “Habitadas”, un grupo de lectura que desde hace seis años se lleva a cabo mensualmente en la ciudad de Salta, con una clara perspectiva feminista y de género, apuntando a textos que marcan una contundencia estética y política, habla sobre otra modalidad colectiva de abordar la literatura.
Por Mario Flores
Son pocas las experiencias colectivas de lectura que llevan tantos años de actividad, ¿cómo se podrían resumir las diferentes etapas por las cuales transcurrió el grupo y sus participantes?
Es verdad, ya son 6 años, un montonazo. “Habitadas” arrancó en octubre de 2018, organizábamos las reuniones en conjunto con una gran amiga, Ana Caniza. En ese momento lo denominábamos club, ambas leíamos los libros antes de proponerlos y enviábamos información durante el mes hasta la llegada del día del encuentro presencial, momento en el que conversábamos entre todas las participantes y poníamos los temas del libro en común. A partir de 2022 seguí yo con la coordinación y hubo un cambio del formato, pasó a ser Lecturas Conjuntas, ya que, si bien hago una investigación previa de los libros que se proponen cada mes, para conocer los temas y características, la lectura la hago al mismo tiempo que las integrantes. Como desde su surgimiento, en “Habitadas” leemos libros escritos por mujeres y la lectura y puesta en común es en clave feminista. La lectura se complementa generalmente con otros materiales: entrevistas a la autora en distintos formatos, información bibliográfica sobre algunos de los temas que trata el libro, películas que puedan hablar de algunos de los temas o la misma adaptación del libro. La idea es conocer escritoras actuales y de otros tiempos a las que muchas veces puede ser difícil llegar. También, abordar con cada libro temas que son parte de nuestro día a día (la violencia de género, la amistad, las relaciones de pareja, el arte, las etapas de la vida y tantos más) y que al leerlos en una novela o un cuento nos permite profundizarlos, reconfigurar la idea que teníamos, sumar otra mirada o confirmar lo que ya creemos. El intercambio de esas distintas lecturas en la puesta en común que se hace en cada encuentro es lo más rico, porque podemos conocer otras formas de ver lo que nos rodea, hay una retroalimentación, como un intercambio de mundos posibles que se siente como un alimento. Las reuniones siempre terminan con mucho entusiasmo porque lo que pasó en ese tiempo juntas nos hizo pensar, sentir, imaginar cosas que de otra manera difícilmente hubiesen surgido.
En «El ruido de una época», Ariana Harwicz comenta que un conocido editor le reveló que «hay que aprovechar para vender rápido las escrituras ‘femeninas’ y las autoras mujeres antes de que pierdan interés para el mercado», y en la actualidad la lista de libros más vendidos en Argentina son de mujeres (aunque todas de editoriales mainstream y pertenecientes a una escena rioplatense); ¿cómo es el procedimiento por el cual se lleva a cabo la selección de textos que se proponen en Habitadas?
Yo celebro que las mujeres hayan ganado tanto espacio en el mundo literario y espero que sigan teniendo esa presencia. Sabemos que a lo largo de la historia fueron muchas las que no pudieron dar a conocer su escritura, que fueron desvalorizadas, invisibilizadas. Hasta hace poco, y quizás todavía hoy en día para algunos, la escritura de las mujeres no habla de temas universales sino de eso, de temas de mujeres, y con esa definición se quiere quitar valor a sus libros. Pero si bien en mi caso leo libros escritos tanto por hombres como por mujeres, siento que las historias de ellas me hablan más, me interpelan de otra manera, comparto códigos y vivencias; algo que con la de ellos me cuesta más. Muchos de los temas sobre los que las mujeres escriben y se están leyendo más en los últimos años (el trabajo, las relaciones familiares y de pareja, el embarazo, la lactancia, la maternidad, la violencia, la amistad y más) son temas que no se encontraban reflejados en la literatura o si lo estaban era de una manera artificial, que al leerlos se sentían irreales, acartonados. Sí, son temas que, en muchos casos, solo pueden atravesar mujeres, pero, ¿quién dice que la ruptura amorosa de un hombre o sus primeras experiencias sexuales tienen valor de universalidad y la maternidad de una mujer no? Creo que ahí está el punto, en qué considera nuestra sociedad universal y qué no. Por el otro lado está también la identidad e imaginario del ser mujer que puede verse en muchos libros que son clásicos y otros que son novedades, algo que también es habitual encontrar en las películas: la mujer que por su belleza o maldad da lugar o logra que todo se destruya a su alrededor: reinos, familias, amistades, negocios, hombres; o también la que por entregarse a sus pasiones en el final del libro siempre es castigada, con la muerte, y generalmente con un suicidio que la exonera por el haberse dado cuenta de su mal accionar. Y no es que con esto diga que esos libros no deben existir o no deben ser leídos, sino que también hace falta ver historias en las que se hable de las comunidades que armamos las mujeres para sobrellevar realidades muchas veces dolorosas, de las charlas que son tan habituales y significan un sostén, y de tantos otros temas que nos identifican y que quizás no estaban tan retratados. Por ese lado viene la selección de textos de “Habitadas”, libros que plantean distintos temas y lo hacen a través de una gran variedad de recursos y características literarias, que los une el mostrarnos distintas formas de existencia, que sentimos cercanos más allá de que lo que plantee no tenga que ver con nuestras propias vidas.
En cuanto a los soportes de lectura, ¿es el acceso al contenido una de las dificultades que afronta la curaduría de estas publicaciones? ¿Cuánto cuesta leer hoy en día?
El acceso al material de lectura es un punto muy importante en el momento de la selección de los libros. Parte del proceso tiene en cuenta que el título propuesto pueda conseguirse tanto en formato papel como digital, porque si bien es mucho más fácil encontrarlos digitalmente hay personas a las que no les gusta la experiencia de este formato, y eso es algo que también hay que tener en cuenta. Sí, es verdad que cada vez se lee más en digital, aunque no sea la opción más deseada, el precio de los libros aumentó mucho en el último tiempo y para poder seguir leyendo hay que mutar un poco los gustos.
En una puesta en común, en este caso con modalidad mensual, ¿las lecturas priman en lo que cada lectora siente o le sucede con el libro, o se debate de acuerdo al mecanismo y cómo se inscribe tal novela en una escena literaria? ¿Qué ocurre más a menudo?
En las reuniones hablamos de todo y muchas veces depende de lo que prevalece o llama la atención en cada libro. Podemos hablar de los recursos literarios usados, de la voz poética o despojada que logra la autora, de la ternura que transmite la escritura, y también de los temas más cercanos o lejanos con los que cada una se sintió interpelada o le llamó la atención. A veces hay coincidencias y se habla mucho de un mismo tema, o la historia plantea imágenes o situaciones muy diferentes, en este caso pasamos de un tema y una emoción a otros. También lo relacionamos con otros libros, películas, podcasts, series, textos de ensayo, ejemplos de la propia vida, que vamos aportando entre todas y que nos permite generar otro gran texto común, del que disfrutamos en ese momento que dura la reunión.
En lo que resta de 2024, ¿qué líneas de lectura o actividades alternas podrán realizarse en este grupo?
El espacio siempre está abierto a seguir sumando integrantes, mutó mucho en estos años: se fueron y llegaron lectoras y nos tuvimos que adaptar a distintas realidades también. Durante la época de pandemia, por ejemplo, utilizábamos la modalidad virtual para encontrarnos, y en cuanto pudimos volvimos a la presencialidad, porque sin duda lo disfrutamos más. Siempre hay ideas de nuevas actividades, en algún momento hicimos una exposición de escritos y lecturas, por ahora no hay nada previsto pero siempre puede surgir.
Si quisieras hacer una lista de 5 libros que se hayan leído en el grupo, ¿cuáles son aquellos títulos que con más contundencia quedaron?
Son muchos años así que es difícil elegir solo cinco, quedó algo cercano y fue con ayuda de las integrantes del club: “Tenemos que hablar de Kevin” de Lionel Shriver, “La vegetariana” de Han Kang, “Cadáver exquisito” de Agustina Bazterrica, “La mala costumbre” de Alana Portero, “El invencible verano” de Liliana de Cristina Rivera Garza, “Matate, amor” de Ariana Harwicz y “El consentimiento” de Vanessa Springora.
Violeta Paputsakis es escritora, editora y licenciada en Comunicaciones Sociales. Participó de los libros de cuentos «Ambrosía» (2013) y «Avatares» (2014). En 2015 publicó el libro de cuentos “Aletheia”, ese mismo año colaboró en el libro “Diáspora griega en América”, de Ángela Gentile, que incluye historias de inmigrantes helénicos en Latinoamérica. En 2018 formó parte de la creación de la editorial independiente “Habitadas por letras”, que publicó la antología “Espejos de papel”. Desde 2018 coordina el grupo de lectura «Habitadas por letras».