La idea seguramente era venderla sin control en alguna carnicería

Las vaquitas siempre son ajenas. Sobre todo en Morillo, tierra de Atta Gerala.
El sitio Yrigoyen Informa Primero dio a conocer que en el Chaco salteño encontraron una camioneta que transportaba en su sucia caja pedazos de una vaca recientemente carneada.
Según detalla este sitio, personal de la Policía Rural de la provincia recibió las órdenes de realizar controles en distintas carnicerías de la localidad de Morillo.
Una vez en el lugar antes mencionado lugar se procedió a realizar Control de Carnicería. Justo los pitufos se desplazaban a pie por la calle Gral. Paz S/N cuando observaron una camioneta color gris marca Ford 100 Dominio KVM-335, la cual se encontraba repartiendo productos cárnicos.
Los pitufos no suelen ser muy despiertos, pero esto era tan obvio que les llamó la atención.
Entrevistaron a su conductor, oriundo de Coronel Juan Sola Morillo, quien les dijo que el vehículo es propiedad de la Municipalidad de Morillo. Cuando se les pidió la documentación del producto, dijo te la debo y aceptó que no contaba con habilitación del Vehículo para transporte del producto. A pata lo llegaron hasta la comisaria N° 44, por violar el Art. 206 del Código Penal , que tiene que ver con la salud pública.

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En la comisaría llamaron al personal de bromatología y como no había terminaron llevando un veterinario. El objetivo era determinar si esa carne transportada en la caja de la camioneta, por caminos de tierra, servía para consumo humano. Predeciblemente se determinó que no.
Lo más bizarro: en medio de la investigación, se hicieron presentes dos personas, manifestando ser representantes de la Municipalidad, y se hicieron los pesados: dijeron que no se debía realizar el procedimiento, dado que como representantes ellos emiten la autorización necesarias para que se lleve a cabo dicha actividad en esa localidad. Es decir, querían frenar todo. Los pitufos no recularon, en parte porque la causa ya estaba en manos de un fiscal.
Pero las pocas ganas de participar de la municipalidad quedó en evidencia cuando no permitieron que el personal de bromatología determinara si la carne servía o no, por lo cual ese estudio lo tuvo que hacer gente del SENASA. Un veterinario confirmó que no había que comer de esa carne.

Secuestraron en total: 6 cabezas de vaca, y 8 canastos con: panza, tripa, bofe, hígado, librillo, alla cuchilla, riñón, corazón.