Juan Cruz Guevara es presidente de una asociación de salteños en Buenos Aires. Milita en el peronismo y asegura que si Juan Manuel Urtubey quiere ser presidente no debería olvidarse de los que menos tienen. (F.A.)
La historia de Juan Cruz Guevara podría ser la de cualquier salteño que se va del pago para buscar un futuro mejor que la provincia no puede brindarle. Este hombre de seis décadas de vida llegó a la Ciudad de Buenos Aires hace 47 años. A pesar de haber formado una familia y haber consolidado un proyecto que logró trascendencia internacional, todavía está en la búsqueda de ese porvenir cada vez más próspero. Quizás sean esos logros los que lo motiven a continuar.
“Vine con el propósito de estudiar, aspiraba a ingresar a la Marina. Estuve un tiempo. Tuve un accidente con la moto cuando fui a Salta y no pude continuar. Pero no me quise volver derrotado a Salta, así que me quedé, pedí la baja y aprendí un oficio”, cuenta, en la cocina de su casa de tres pisos autogestionados ubicados en la manzana 15 del barrio Güemes de la Villa 31, en la zona de Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires. En este inmueble inmenso e irregular, como la mayoría de los que se levantan a su lado, funcionan las oficinas del servicio de televisión por cable Copamuco TV, el canal Urbana Teve y la Asociación Civil Centro de Rehabilitación y Capacitación San Martín de Residentes Salteños, una ONG que preside Guevara y que formó hace ya quince años.
Guevara fundó la Asociación con Neli, su esposa, a quien conoció hace más de treinta y cinco años. Antes, debió ingeniárselas para subsistir en la gran ciudad. “Vine solo, me quedé solo. Cuando dejé la escuela me comuniqué con un amigo que tenía familia en Burzaco. Gracias a ellos tuve un techo unos meses hasta que conseguí trabajo”, recuerda. “Los provincianos se reúnen en Plaza Italia, Once, Constitución. Dije ‘alguno voy a encontrar’ y así iba de Burzaco y volvía -continúa. Hasta que encontré a uno en Plaza Italia que me dijo ‘hay un taller de un gallego y un hijo de italianos que se llama Rivada y Maudo’. Fui y dije ‘quisiera que me tome como ayudante para aprender el oficio porque no sé nada’. Puse toda la voluntad hasta que quedé. Me mudé cerca de Caballito hasta que conseguí un lugar donde vivir en Palermo. Y ahí me terminé de criar. A los 18 años tuve mi propio taller de chapa y pintura. Logré continuar trabajando, aprendiendo el oficio. Después trabajé en la Mercedes Benz. En la época de los militares fue más duro”.
Todavía adolescente, Guevara iba los fines de semana a Burzaco, donde se reunían unos quince salteños que habían viajado para formar parte de la Marina. “Con la familia me comunicaba una o dos veces al mes, por cartas. Somos ocho hermanos: tres mujeres y cinco varones. Mi padre era carpintero armador. En Salta trabajó en el canal que está todo tapado, en la Irigoyen, el de la terminal”, cuenta.
En 1982, Juan Cruz y Neli tuvieron el primero de sus tres hijos. En el 83 ingresaron a la Villa 31. Se instalaron con una carpa en la cancha de fútbol del barrio, a pocas cuadras donde edificó su casa. “No había nada, solamente 43 familias. Era monte, no había agua ni luz. Los primeros años se sufrió mucho. Era bastante aislado. De noche tenías las luces del puerto, la del ferrocarril. Y después era todo tinieblas, barro. Cuando llovía nos inundábamos mucho. Pero pudimos aguantar y salir adelante. Pasaron los años, me dediqué a ser dirigente en el barrio, ayudar, hacer ollas populares, construir grupos de trabajo. Hicimos una militancia durante treinta años”, dice.
En 2001 Neli tuvo un accidente: sufrió quemaduras en el 67 por ciento del cuerpo debido a un accidente de trabajo en la fábrica de tarjetas magnéticas en las que se desempeñaba. “Estuvo tres meses en terapia intensiva. Logramos sacarla adelante y tuvimos un juicio que demoró seis años. La estuvimos pasando mal un tiempo, subieron los alquileres, el taller no me daba mucho”, cuenta Guevara. En esos años fue cuando tuvo la idea de crear la Asociación, con la idea de brindar una ayuda a salteños en general y a los vecinos que necesitaran realizar tratamientos de rehabilitación y no pudieran pagarlo.
“Empezamos a darle para adelante con apoyo escolar, delito del menor, capacitaciones. Conseguíamos cosas, como pasajes. Trabajé con (el gobierno de Juan Carlos) Romero en ese tiempo. Sabíamos asesorar a muchos salteños que tenían problemas. Venían bastante carenciados de allá. Casa de Salta era difícil que te ayudara. Hacía lo que podía con la parte de medicamentos pero no mucho más”, dice. En esos primeros años eran casi 300 salteños o descendientes de salteños los que colaboraban y recibían ayuda. Guevara quería ampliar el alcance y transformar la Asociación en un punto de referencia ineludible para la gente de Salta en Buenos Aires. Todo cerraba, hasta el barrio se llamaba Güemes.
“Propuse hacer un mástil acá y hacer los fogones y festejos de Güemes acá. Pero como decían que nos iban a sacar del barrio lo dejamos”, dice. A los vecinos nunca los pudieron sacar del barrio, pero los festejos por el prócer en Buenos Aires se realizan en el más coqueto monumento ubicado cerca de la cancha de River.
“Hay muchos salteños acá en el barrio”, dice Guevara, que considera que en total, unas setenta mil personas habitan la Villa 31 y la Villa 31 Bis, ubicada del otro lado de la Autopista Illia. Y agrega: “La mayoría de los salteños viven con los hijos, que ya son grandes y tienen sus familias. Son de La Merced, Chicoana, El Molino, General Güemes”.
El trabajo de militancia de Guevara en el barrio siempre fue bajo la conducción del peronismo. “Trabajamos mucho, siempre con la rama del peronismo. Siempre con esa camiseta. Nunca negué. Uno como salteño defiende todo lo que significa Salta. Y como partido, lo mismo”, explica. En los últimos años del gobierno de Romero logró una aceitada relación entre la Asociación y el gobierno provincial. “Con Urtubey me hubiese gustado tener una charla. Una vez le entregué una tarjeta, en un evento, pero nunca tuve noticias”, cuenta.
Guevara pone en duda que Juan Manuel Urtubey sea peronista: “Si es peronista tendría que trabajar por el pueblo, no por una riqueza. Darle a toda la gente trabajadora, construir más, mejorar los pueblos humildes. Veo pobreza en Cafayate, en los alrededores de Salta. Veo mucha pobreza. Veo que él está en un círculo y se olvida de ese alrededor que el día de mañana son votos para él. Si quiere ser presidente el día de mañana tendría que sumar a esa gente que está bastante mal. Esa gente, el día de mañana, después de querer, odia. Porque sienten impotencia porque no pueden tener un trabajo, no pueden tener un estudio. Y la persona que envejece con bajos recursos es triste. Cada Secretaría debería llegar a todos los rincones. Urtubey no llega y mucha gente se queja”.
En los últimos años, la actividad principal de Guevara pasa por Copamuco TV y Urbana Teve. Cuenta que para estas elecciones tiene mucha fe en Cristina Fernández de Kirchner y considera que el gobierno de Mauricio Macri trabaja muy lento para tratar de sacar adelante el crecimiento del pueblo.
Guevara vuelve a Salta unas dos o tres veces al año. Pero nunca pudo regresar definitivamente, a pesar de que ya no está derrotado como cuando debió abandonar la Marina. Urbana Teve fue visitada por la ex presidenta Cristina el año pasado y su trabajo logró trascendencia internacional.
“Salta siempre me gustó y yo pensaba volver siempre a mi tierra. Hacer plata y volver. Tratar de lograr algo en Salta. Pero los años pasaron y las puertas acá se fueron abriendo. Y es imposible una vez que tenés una base. Pero uno no se olvida de su pago”, dice.