Al igual que en Argentina, el Bolivia también caen las causas judiciales, no todas, pero algunas caen.  Es lo que pasó en esta semana con la causa por estupro, abuso sexual y trata de personas que sobrecae en el destituido presidente, Evo Morales.  

El Gobierno de la autoproclamada presidente Jeanine Áñez fue quien acusó al exmandatario por estupro. La mujer implicada, de tan sólo 19 años, se quebró y relató haber sido presionada por las autoridades. Luego de eso escapó a la Argentina. 

Desde el gobierno de Áñez aseguraron tener todas las pruebas sobre una supuesta relación de Evo con la adolescente, antes de ser mayor de edad. Pero la mentira se cayó luego de que la propia joven denunció haber sido detenida y amenazada por la policía del gobierno de facto para construir la denuncia, a partir de la publicación de información privada de la joven en un medio español, que fue replicado incesantemente en los medios bolivianos. Fotografías, mensajes de texto y hasta pasajes de avión con los que la joven, de nombre Noemí, habría visitado a Evo en la Argentina, donde está bajo asilo político desde el golpe de estado que sufrió el año pasado.  

Noemí escribió una carta dirigida a la Defensoría del Pueblo de Bolivia, en la que relató las presiones que recibió. El ministro de Justicia, Álvaro Coímbra, fue quien llevó adelante la denuncia que aseguraba que Morales mantenía relación con la joven desde sus 14 años y adelantó que presentaría más denuncias, cosa que se hizo efectiva hace dos semanas, cuando lo denuncio por «terrorismo» y «genocidio».  

Luego de dos cambios de fecha, las elecciones presidenciales, fueron convocadas finalmente para el 18 de octubre. «Se trata de una guerra sucia del Gobierno de facto, creada con fines electorales», declararon desde el equipo de Evo Morales ante el inminente armado de la causa.    

La “prueba” de la relación entre Evo y Noemí, habrían salido del teléfono de la hermana de la joven. Y, según la versión gubernamental, fueron obtenidas a partir de la detención de la adolescente junto a su hermana, Gladys, el 12 de julio pasado en Cochabamba.  

Esta detención surge de una investigación por ser parte del armado del MAS, partido del ex presidente boliviano, para realizar distintos cortes de rutas durante el golpe de estado.  

Ante las fotos del celular de Gladys, donde Noemí se encontraba con Morales, la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen tomó declaraciones de Noemí confirmando la relación, pero no desde su adolescencia, sino desde mayo de este año, cuando ya había cumplido la mayoría de edad.    

Una nota en el diario El País rebela que el armado fue puesto en dudas desde la fecha de detención de las hermanas. Tras la detención, la hermana mayor de Noemí fue enviada a la cárcel de La Paz y ella quedó detenido en prisión domiciliaria, de donde logró escapar a la Argentina, donde residen sus padres.  

En la carta que Noemí escribe a la Defensoría del Pueblo de Bolivia, asegura que no fue detenida a bordo de un auto sino en su propia casa, que la Policía la mantuvo cautiva dos días sin comer y que la amenazaron para que afirme que salía con Evo.  

Luego de esta revelación el gobierno de Áñez salió a negar las supuestas presiones contra la joven, pero no precisó cómo se filtró la información que sustentó la denuncia contra Evo. Pero la legalidad de la denuncia se pone en dudas a partir de que el Código Penal Procesal obliga a que la víctima actué positivamente en la persecución penal, de acuerdo a las declaraciones del abogado la causa, Luis Vásquez.