El vicario judicial Loyola Pinto y de Sancristóval está denunciado en la misma causa en la que las carmelitas descalzas acusaron a Mario Cargnello. Todos tienen medidas restrictivas para no acercarse a las monjas.

 

La medida se oficializó mediante un escrito emitido este miércoles 2 de noviembre por la Arquidiócesis norteña. «Con el mandato de Cristo, la Iglesia, mediante el ministerio del exorcista, tiene el poder de expulsar los demonios de una persona poseída realizando el rito del exorcismo. Para esta Arquidiócesis se designó a los párrocos Loyola Pinto y de Sancristóval y Héctor Fernando Campero como tales», dice el documento.

En el escrito, firmado por el arzobispo, se expresa que «el demonio, sigue empeñado en alejar a las almas de Dios enviándolas, a través de la tentación, a pecar”. Y sigue: “Por eso podemos afirmar que ese es el peor de los males, y causa de tantos otros. A esto se lo suele denominar, acción ordinaria del demonio».

«Además, el demonio puede actuar de forma extraordinaria a través de la infección de lugares, la vejación a personas y la más extrema, que es la posesión. Se le llama extraordinaria, no sólo por sus manifestaciones externas, sino por su poca frecuencia», se indica además.

Asimismo, se señala que todo lo que tenga que ver con el servicio del exorcismo es de «absoluta reserva y discreción». El documento se dio a conocer luego de que se difundiera que el viernes último que se había practicado una ceremonia de exorcismo en una joven en la Catedral de la capital salteña.