La referencia en el título a la canción de María Elena Walsh sirve de disparador para re-pensar carpetas pedagógicas de los niños y niñas del nivel inicial.

Por Milagro del Valle Ibarra

Se acercan los tiempos de la entrega de las carpetas pedagógicas de los niños y niñas del nivel inicial. Es tiempo de mirar, observar y hacer un balance de lo logrado desde el primer momento de inicio. La carpeta pedagógica es importante y constituye un paso crucial en la selección de contenidos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tanto para el educador como para el niño y su familia. En ella se pone en juego la construcción de sentidos sobre lo que hemos planteado como proyectos, unidades y secuencias para el desarrollo educativo.

Por lo tanto, la carpeta empieza a tomar significado; es un tema que debería ser revisado para definir su confección, diseño e incorporación de otras herramientas, como el código QR, que facilita el almacenamiento de imágenes y momentos significativos de la jornada. Esta última sugerencia no solo tiene el propósito de almacenamiento, sino también de convertir la carpeta en un relato y memoria para los niños. Una carpeta didáctica despierta sentimientos y cuenta una historia. Si la re-pensamos, su significado cambiará, lo cual no es ajeno a una postura teórica, práctica y política en relación con el hacer. Freire dice: «todo acto educativo es un acto político». De manera consciente o inconsciente, unimos un sentido con las teorías y prácticas que aplicamos, y un orden final se deja ver.

Re-visar, volver a mirar, implica poner en práctica la reflexión. ¿Por qué es importante su confección y diseño? El tamaño de la hoja se piensa como un espacio de exploración y trabajo para los niños en relación con las propuestas pedagógicas. Es importante tener presente que la valoración primera es la producción de los niños y niñas, en la que se pueda visualizar la incorporación de distintos elementos (además de témperas, pomadas, papeles de diferentes texturas, entre otros). Valorar la producción es respetar el espacio, no recortarlo para que “encaje” en otro espacio de hoja no utilizado ni explorado por los niños. Las formas institucionales adquiridas son el desafío de re-pensar las identidades de las carpetas pedagógicas, las cuales ponen en juego lo cultural, lo institucional, la creatividad y lo singular.

El valor de la producción final es el mayor logro para los autores.