Marcos Ginocchio fue transportado por una autobomba de Bomberos. Pero no pudo encontrarse con «su gente» en el shopping.

Sirenas, gritos y una horda de personas en zanellas y audis entorpeciendo el tránsito. Todo eso se vivió ayer por las calles de Salta, cuando volvió a la provincia Marcos Ginocchio, ganador de Gran Hermano.

Un recibimiento pueblerino, digno de un héroe mitológico. No conquistó tierras enemigas, no defendió la patria de amenazantes extranjeros, ni participó de un equipo que ganara el Mundial: estuvo encerrado dentro de una casa y ganó por saber soportar mejor ese encierro.

Se subió al cambión de Bomberos (por suerte ayer no se hubo ningún foco ígneo) y empezó a dar vueltas por la ciudad. Pasó por la Catedral, a dar gracias. El lugar donde todo culminaba era el shopping (dónde más podía ir el rubicundo salteño). Pero ahí se armó el quilombo. Los problemas climatológicos y, sobre todo, de seguridad, hicieron que el Ginocchio lo piense dos veces. Marcos no pudo bajarse del autobomba, y la Policía lo trasladó a su hogar, sano y salvo.

Por otro lado, a pesar de la decepción porque “el Primo” no pudo juntarse con los salteños, José saludó y agradeció a la gente que se llegó hasta el lugar y manifestó que se verá la posibilidad de realizar el recibimiento en un futuro cercano y en otra locación.