La periodista y escritora presenta en Salta su libro “Las Blaquier”, en el que aborda el entramado de poder de la poderosa familia de Jujuy. La presentación es el domingo 13 de octubre, a las 19, en el hall de la Usina Cultural.
Lucas Sorrentino
Tras su éxito con la biografía no autorizada de Máxima Zorreguieta en 2009, la periodista Soledad Ferrari vuelve a profundizar en los secretos de la clase alta argentina, esta vez enfocándose en la familia Blaquier. Su más reciente obra, “Las Blaquier” (Sudamericana), que ya va por su tercera edición, es una crónica detallada y actualizada sobre las mujeres de esta poderosa familia, pero también una investigación rigurosa sobre los oscuros vínculos del patriarca Carlos Pedro Blaquier, dueño del Ingenio Ledesma, con redes de trata de personas y delitos durante la última dictadura militar.
En una entrevista con CUARTO PODER, Ferrari detalla las motivaciones detrás de su investigación: “Me interesaba en particular la rama de los Blaquier Arrieta, dueños de Ledesma, porque tiene muchas oscuridades”, confesó. Esta tercera edición del libro incorpora un análisis minucioso de las relaciones de Carlos Pedro Blaquier con la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), una organización vinculada a la trata de personas. Ferrari revela que el empresario consideraba la EYBA “prácticamente su segundo hogar”.
“Él murió impune, por esa causa y por La Noche del Apagón, a pesar de haber pruebas irrefutables”, lamenta Ferrari, en referencia a los secuestros y desapariciones de trabajadores y estudiantes en Jujuy durante la dictadura militar, donde el Ingenio Ledesma jugó un papel clave. “Es un librazo para hablar sobre el poder, la impunidad y la corrupción”, afirma la autora con firmeza.
Ferrari también expone las dificultades del proceso investigativo. “Investigar una familia tan poderosa como los Blaquier fue titánico”, asegura. La autora menciona que enfrentó resistencia por parte de algunos miembros de la familia, aunque eventualmente logró que una persona cercana hablara y compartiera información clave. “Una entrevista te lleva a otra y para los que nos gusta investigar, es apasionante”, añade.
La obra no solo explora los delitos de Carlos Pedro Blaquier, sino también los amores, traiciones y escándalos mediáticos que han marcado la vida de las mujeres de la familia. “Son historias tremendas, no solo de trabajo esclavo y explotación infantil, sino también de amores tortuosos”, describe Ferrari. En particular, resalta la historia de Nelly Arrieta, quien fue la dueña original del ingenio, y de otras mujeres que, según Ferrari, vivieron a la sombra del patriarca, incluso tras escandalosas separaciones.
Ante la pregunta de si encuentra rasgos comunes entre las mujeres Blaquier, Ferrari aclara: “En realidad, son muy diferentes todas porque hay dos ramas de la familia que tienen estilos de vida muy distintos”. Por un lado, están las mujeres de La Concepción, el campo de los Blaquier Nelson, que vivían un estilo de vida más libertino: “Ellas hicieron lo que quisieron. Una se casó con el marido de la otra, Dolores terminó en Ezeiza por venta de estupefacientes, eran muy fiesteras, ninguna estudió una carrera universitaria”. En cambio, la otra rama, liderada por Carlos Pedro Blaquier y Nelly Arrieta, se caracterizó por la disciplina y el estudio. “Los hijos de Carlos Pedro fueron todos universitarios, trabajaron en la empresa familiar y se destacaron por su habilidad para los negocios. En sus vidas y estilos hay casi un abismo”, explica.
Cuando se le pregunta por qué las llama “rebeldes”, Ferrari responde: “Rebeldes porque eran para la aristocracia, en ese momento para los Anchorena, los Braun, los Unzué, las que se animaban a divorciarse, a dejar a sus hijos con niñeras e irse de joda, consumir drogas, a vivir como querían”. Estas mujeres desafiaban las normas sociales de su clase al mostrarse tal como eran. “Eran muy monas y muy quilomberas. Esa actitud rebelde era vergonzosa porque ellas lo mostraban, en cambio, las demás mantenían las apariencias”, añade Ferrari.
Otra de las cuestiones que aborda en su libro es la existencia de un posible matriarcado dentro de la familia Blaquier. “Malena Nelson crió sola a nueve hijos, con un séquito de niñeras porque era millonaria. La mayoría tuvo matrimonios fallidos, por lo que criaron solas a sus hijos”, relata Ferrari. En el caso de Nelly Arrieta, aunque su esposo Carlos Pedro trabajaba sin descanso, ella fue quien se hizo cargo de la crianza de sus hijos y, además, fue mecenas del Museo Nacional de Bellas Artes. “Era una figura autoritaria, sobre todo con su hija Mimí”, comenta Ferrari, y recuerda un episodio en el que Nelly Arrieta puso trabas cuando uno de sus hijos tuvo un romance con la vedette Noemí Alan. “No soportaba que sus hijos trajeran mujeres que no portaran apellido de la aristocracia”, afirma la autora, resaltando el control que ejercía sobre sus descendientes.
A pesar de la gravedad de los temas que aborda en el libro, Ferrari destaca su imparcialidad: “Las atrocidades que hicieron los Blaquier son tan contundentes que no hay mucho que agregar. Es relatar los hechos y punto”. Sin embargo, no oculta su indignación ante la falta de justicia en torno a los crímenes de Carlos Pedro Blaquier y el Ingenio Ledesma. “Es tremendo que cuando la gente consume Ledesma, está consumiendo sangre”, advierte la autora, refiriéndose a las denuncias de explotación laboral y contaminación ambiental que detalla en su libro.
Ferrari reconoce que la publicación de este libro ha conllevado riesgos personales: “Tuve episodios extraños desde que salió el libro, me hackearon y sufrí vandalismo”, aunque prefiere no acusar a nadie directamente.
Finalmente, Ferrari concluye que su objetivo con Las Blaquier es arrojar luz sobre una familia cuyo poder e influencia han mantenido a muchas de sus historias ocultas, destacando la importancia de seguir hablando de estos temas para mantener viva la memoria y luchar contra la impunidad.