En el gobierno provincial todavía continúa la transición y quedan demasiados cargos sin cubrir. Sólo el áurea carismática de Gustavo Sáenz mantiene el barco en aguas mansas y disimula algunos vicios de gestión ministerial.
A dos meses y medio de producida la transición todavía no se ha vertebrado la estructura gubernativa pero las áreas fundamentales han comenzado a mostrar virtudes y defectos que maduran consolidaciones o futuras segregaciones.
Los días estuvieron signados por la problemática del norte que obligó a la declaración de emergencia hídrica y social tras la puesta en evidencia de que la crisis es indolente, no solo con los wichis, sino con todos los habitantes de Rivadavia, San Martín y Orán.
Sáenz ha acertado en desnudar esta cruda realidad pero, a la vez, asumió tácitamente el desafío de diseñar un plan estratégico que permita revertir semejante déficit social.
Cumpliendo pactos preexistentes el actual mandatario se ha cuidado de echar culpas a la gestión anterior, aunque la verdad emerge sola y se instala en el pensamiento de cada salteño para dirigir sus críticas hacia Juan Manuel Urtubey. El paseo del ex gobernador en España pone de manifiesto un desprecio hacia los residentes más castigados de la provincia, superior al que demostrara cuando prometió la “reparación histórica” del norte para luego permitir que su hermano dilapidara recursos que todavía no fueron rendidos.
La Corte de Justicia de Salta incrementará el número de sus integrantes y las críticas que algunos pretenden verter contra la iniciativa no logran levantar siquiera temperatura frente a la crisis norteña. A pocos les importa quienes poblarán el máximo tribunal cuando el valor justicia pasa a segundo plano frente a problemas estructurales como la desnutrición o las muertes por hambre o deshidratación.
En la administración centralizada la incertidumbre todavía altera los ánimos de miles de agentes que no fueron ratificados, y de militantes saencistas que tampoco fueron designados. El gobernador se mueve con delicado equilibrio y busca compensar los favores recibidos de todos los bandos.
A nivel nacional la nueva gestión provincial ha logrado atravesar la parquedad inicial del “albertismo”. La dinámica que imprime Sáenz a las gestiones en Buenos Aires, de la mano de Sergio Massa, pudieron compensar las operaciones de los “osistas” y el intento de obtener monopolio de designaciones y aperturas de puertas en los despachos nacionales. Para las legislativas de 2021 ya se advierte que Alberto Fernández podría optar por acordar con el oficialismo provinciales, antes que exponerse a derrotas tras la baja perfomance de Leavy, Estrada y otros fundamentalistas del kirchnerismo que no solo perdieron la elección del año pasado sino que, también, se devaluaron como socios de casi toda la gestión de Urtubey.
Sin embargo, el perfil hiperactivo de Sáenz no logra esconder las flaquezas de algunos ministerios cubiertos por personas con escaso prestigio y oficio como funcionarios públicos. Ninguno de los responsables de estas carteras ha logrado sobresalir u obtener aprobación ciudadana en este corto tiempo, y tampoco se prevé que lo lograrán.
Uno de los grandes problemas lo configura la falta de equipo con que arribaron los ministros, y también la carencia de un programa o plan para mostrar el cambio que ha vendido Sáenz en la campaña.
Martin de los Ríos ha ingresado a un área amplísima que desconoce en su mayor parte. Su experiencia como agricultor tuvo reflejo en el remate de sus bienes y un estado de insolvencia que contrasta con lo que se podía esperar de un funcionario que ingresa del sector privado al público. El hombre del poncho no tiene que vender como gestión particular y muchos atribuyen su ingreso al gabinete por el solo hecho de ser el concuñado del gobernador.
Verónica Figueroa, al margen de la falta de currículum, tampoco ha mostrado a la fecha iniciativas que no sean las instrumentaciones locales de programas nacionales como el plan Alimentar.
En Salud se ven las mayores falencias de la ministra Josefina Medrano que llegó al cargo luego de recorrer los pasillos del PAMI durante la gestión macrista y sin que pueda acreditar ningún éxito. Hábil para la rosca de galenos también pasó por Swiss Médical como coordinadora pediátrica, aunque su ingreso a este sanatorio generó la renuncia masiva de todo el equipo de pediatría que es el que trabaja también en el Hospital Materno Infantil. Precisamente ahora, cuando asumió en el ministerio, ha iniciado una persecución contra los renunciantes que ha provocado disconformidades.
Ricardo Villada ha comenzado a provocar quejas dentro y fuera el gabinete por una tendencia al copamiento de la figura del Gobernador y un exagerado histrionismo. Hasta la instalación de la reforma constitucional fue presentada de manera desprolija y en el transcurso de una conferencia de prensa en la que se presentaba otra temática. Para colmo de males, un abierto operativo mediático lo acusa de nepotista y anunció que estaría al borde de presentar la renuncia. Otros niegan esta posibilidad porque entienden que Sáenz no es de los que desarman la tropa en medio de una crisis.
Solamente Sergio Camacho y Roberto Dib Ashur muestran que tienen oficio y con prolijidad le presentan a Sáenz proyectos que, a la par del resto, son las pocas buenas noticias. Las grandes inversiones en infraestructura dependen del primero, y la estabilidad económica y la negociación salarial del segundo.
Turismo, Cultura y Deportes poco ha mostrado en una provincia que apostó las últimas dos décadas a la expansión de imagen y la captación del turista argentino y del exterior. Sin embargo, el piloto automático salva a Mario Peña de las críticas concentradas en otras áreas.
A pesar de las consecuencias negativas de una corta transición; de una ecuación económica provincial afectada por un 73% del presupuesto que debe destinarse al pago de sueldos y acuerdos políticos con el urtubeycismo y el romerismo, la gobernabilidad se ha logrado con mayorías en ambas cámaras y un acuerdo con la corporación judicial expresada en una cúpula complaciente a la que se sumarán otros perfiles amables y gentiles.
El tiempo de hacer el primer balance se agotará cuando Sáenz deba abrir el período de sesiones ordinarias y dirija su discurso ante la asamblea legislativa. Ahí seguramente podremos valorar si este gobierno será de transición o, por el contrario, si vino para quedarse.