En el último año, más de 450 mil menores pasaron a ser pobres. Según la UCA, el principal problema fue la escalada inflacionaria que que golpeó en los ingresos familiares.
Los datos surgen del relevamiento 2018 del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, el cual determinó que la inseguridad alimentaria severa pasó de 9,6% al 13%, con un incremento de 3,4 puntos porcentuales.
Según el estudio, entre fines de 2017 e igual período de 2018, la cantidad de menores de hasta 17 años que sufrió hambre pasó de 1.116.160 a 1.573.000, con un incremento de 456.840 jóvenes.
Además, la proporción de niños y adolescentes en hogares que experimentan inseguridad alimentaria registró un aumento de 21,7% a 29,3%.
«Se calcula que la mitad de la infancia en el país es pobre en términos de los ingresos, es decir que vive en hogares que no logran reunir los ingresos necesarios para alimentarse, vestirse, transportarse. Sin embargo, no todos los niños pobres pasan hambre», aseguró Ianina Tuñón, autora del informe junto con Santiago Poy, en declaraciones al portal La Nación.