«Los cuentos pueden constituirse en una herramienta privilegiada para articular las fantasías e interrogantes infantiles», dijo Carolina Capraro, coordinadora de la publicación. 

L.S. 

En 1928, el investigador de humanidades soviético Vladimir Propp publicó un ensayo, La morfología del cuento, en el que intentaba determinar las estructuras narrativas comunes en un corpus de alrededor de cien cuentos populares rusos. Unos 94 años después, en Salta, se publica el libro «Una aventura por la literatura infantil», donde distintos especialistas de la provincia revisitan el texto de Propp para para repensar esas estructuras narrativas y las historias que hoy leen -o les son leídas- a los niños. 

El libro Una aventura por la literatura infantil es una invitación a adentrarse en los interrogantes que plantea lo infantil. El mismo inaugura la Serie infancia de FCA ediciones, segunda publicación del sello editorial salteño, que en esta oportunidad se realizó con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Salta y el Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural.

Esta aventura parte de una conversación entre referentes de la literatura, el arte y el psicoanálisis que se realizó en la sede de la Fundación. Patricia Bustamante, Andrés Justiniano Sierra y Claudia Castillo fueron convocados para un intercambio a partir de la Morfología del cuento de Vladimir Propp, obra que apunta a definir elementos invariables en la estructura de los cuentos. Con tal disparador, desde distintos ámbitos, se bordearon las construcciones que dan soporte a la infancia; y dada la riqueza del intercambio interdisciplinario, apostamos a plasmarla y darle forma de libro. 

Cuenta con pinceladas y puntuaciones agudas sobre historia, política, estética, y psicoanálisis. Se abren una serie de cuestiones que atraviesan “la literatura infantil”; desde el lugar que tradicionalmente se le ha asignado en el mundo de las letras, el afán pedagógico, el uso y lectura singular que puede hace cada niño de la ficción; pero sobre todo, abre un abanico de referencias de lecturas necesarias para quienes tratan o trabajan con niños. 

Complementan el libro, el prólogo del profesor en Letras Sergio Frugoni, y un bonus track de Antonela Sorrentino, en el que recorre algunos de los grandes temas de la infancia, el origen, la muerte y la sexualidad, en tensión con la obra de María Elena Walsh. 

La publicación del libro además ha sido la excusa perfecta para entrevistar a  Carolina Capraro, Coordinadora de la publicación de FCA ediciones. 

 

Pregunta. -¿Cómo surge la idea de este libro?

Carolina Capraro:- Desde sus inicios, la Fundación Cultura Analítica se planteó como propósito el diálogo con la cultura y el análisis de los fenómenos que en ella se producen; para lo cual una de las propuestas ha consistido en convocar a conversar a referentes de ésta, con el psicoanálisis. Nuestro primer libro Voces de la ciudad en el psicoanálisis hace eco de este vínculo. Y en ese marco, se desarrolla en la Fundación una actividad llamada Perspectivas, que es un formato de conversación entre diferentes disciplinas a partir de un tema, libro o artículo. Una aventura por la literatura infantil surge justamente de la riqueza del intercambio de ideas que se produjo en una Perspectivas en torno al libro Morfología del cuento de Vladimir Propp y es por ello que me propuse convertirlo en una publicación y que pueda ponerse a circular. Este libro inaugura la Serie infancia de FCA ediciones, segunda publicación de nuestro sello editorial, que en esta oportunidad contó con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Salta y el Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural. Esta serie va a mostrar una trama, un modo psicoanalítico de leer y abordar la infancia.

P.-Cuál fue la idea de convocar a Patricia Bustamante, Andrés Justiniano Sierra y Claudia Castillo para analizar la Morfología del cuento de Vladimir Propp?

CP.- Tal como sugería anteriormente, partimos de la apuesta de que la heterogeneidad discursiva permite una aproximación a los distintos rostros de un tema. Por otro lado, advertimos que cada uno tiene un vínculo particular con la literatura infantil y juvenil, sea por la docencia, la escritura y el dibujo o la investigación y el trabajo clínico. Respecto del trabajo de Vladimir Propp la idea fue tomarlo como disparador, su planteo consiste en localizar los elementos estables que se presentan en la estructura de los cuentos, como por ejemplo la prohibición que recae sobre el héroe; el alejamiento de un miembro de la familia, etc., que en definitiva permiten pensar las estructuras constantes de la literatura “clásica” infantil, como a su vez abrir la pregunta acerca de sus variaciones de la mano de los cambios de época o paradigmas, los avances tecnológicos y las mutaciones en las configuraciones familiares.

Se abrieron así una serie de cuestiones que atraviesan la literatura infantil; desde el lugar que tradicionalmente se le ha asignado en el mundo de las letras, el afán pedagógico y la infantilización del lector, al uso y lectura singular que puede hacer cada niño de la ficción; pero, sobre todo, abre un abanico de referencias de lecturas necesarias para quienes tratan o trabajan con niños.

P.-Hace unas semanas se desató una polémica en torno a una película infantil: en Lightyear se ve un beso entre dos personas del mismo sexo. ¿Qué análisis haces de esta situación? Que también se da en libros (de hecho, en un par de secundarios de otras provincias intentaron prohibir cuentos porque contenían «malas palabras»).

CP.- La reacción nos muestra una posición respecto de la sexualidad que pone en juego algunos ideales, por suerte, una entre otras. Sin embargo, deja traslucir la fantasía de que hay una manera de leer y que libros o películas sirven de adoctrinamiento, suponen que la lectura es unilateral y que hay un solo sentido para eso que se lee o que se ve.

P.- ¿Cómo se logra que el gran público lector deje de subestimar la literatura infantil? Muchas veces es la literatura en la que más se arriesga y experimenta; lo mismo pasa con el cine (el 90% de las series que consumen los adultos no le llega ni a los tobillos a la peor película de Pixar) y aun así hay una subestimación absoluta.

CP.- En realidad, es una paradoja, son los adultos quienes escriben tal literatura, hay algunas excepciones interesantes como Requete cuentos, un libro muy interesante y divertido de la Editorial salteña laralazul, donde son los niños y niñas, quienes cuentan sus versiones de algunos cuentos que llamamos clásicos. Lo que creo que se subestima es el encuentro de un cuento leído, visto o escuchado y un incipiente lector, muy a pesar de las intenciones preliminares de quien escribe. Este encuentro es único y no se sabe de él hasta que ocurre.

P.-Hay un bonus track en el libro, en el que se tocan algunos de los grandes temas de la infancia (el origen, la muerte y la sexualidad) a partir de la escritura de María Elena Walsh. ¿Cambió algo la forma en que se abordan ahora esos temas?}

CP.- Es una pregunta muy interesante dado que son algunos de los tópicos que les plantean un enigma a los niños, y requieren de un proceso de elaboración subjetiva, es inherente a la infancia el hecho de tener que armarse de algunas respuestas. Y sí, con el transcurso del tiempo han ido variando las modalidades de abordaje, los juegos, la televisión, los mitos, los relatos familiares entre otros pueden cumplir la función de mediación, en ese sentido los cuentos pueden constituirse en una herramienta privilegiada para articular las fantasías e interrogantes infantiles, la ficción es un recurso que introduce una distancia menos inquietante.