Salta Nos Une ha decidió retirarse del frente oficialista “Unidos por Salta”. Una decisión tan sorpresiva como las promesas incumplidas que Bettina Romero dejó atrás durante su gestión como intendenta de la ciudad.
En un comunicado rebosante de grandilocuencia, el partido liderado por la exintendente aseguró que su retiro se basa en la “convicción de que es esencial sumar en espacios donde se valoren las ideas y las personas sin imposiciones” y que es hora de “elevar los estándares”. ¿De qué estándares estamos hablando? ¿Acaso de los que ella misma dejó tirados en el suelo durante su gestión municipal?
“Es hora de elevar los estándares”, dice Bettina, como si no fuéramos todos conscientes de que su propio mandato se caracterizó más por la ineficiencia y la falta de gestión que por una verdadera mejora de la ciudad. ¿Elevar la vara? Vaya, parece que Bettina piensa que la vara estaba tan baja que ahora cualquier movimiento hacia arriba puede parecer una hazaña monumental.
Pero claro, el “compromiso con el bienestar común de los salteños” tiene una extraña forma de hacerse tangible: el caos en el tránsito, la falta de obras públicas, y el déficit de servicios básicos durante su administración.
Luego, en un giro de “mucha ética”, nos asegura que Salta Nos Une no está “del lado de los políticos que cambian de principios en busca de cargos”. Esta declaración es tan sabrosa como inesperada, sobre todo viniendo de alguien cuya gestión se caracterizó por la falta de compromiso con las necesidades reales de los salteños. ¿No está ella misma cambiando de bando y principios? Por lo visto, la vocación de servicio se mide en cargo y no en hechos concretos. Es curioso cómo ahora Bettina se presenta como una defensora de la democracia cuando su mandato se caracterizó por su despotismo
“Queremos trabajar en espacios donde se valoren las ideas sin imposiciones”, se lee en el comunicado, como si alguien pudiera olvidar la cantidad de decisiones impuestas sin consulta popular durante su gestión. No, Bettina, la democracia no se construye solamente en palabras grandilocuentes; se construye con hechos, y lamentablemente los hechos de tu gestión fueron más bien olvidados y mal manejados.
Además, la promesa de darles “espacio necesario a los dirigentes del interior” parece más una maniobra para captar votos locales que una verdadera intención de fortalecer la política regional. La frase suena vacía, como tantas otras que hemos escuchado en años anteriores, mientras el partido continúa buscando aliados en lugares que les permitan sumar a su causa.
Al final, Bettina Romero cierra su declaración asegurando que el partido se compromete a construir una política “genuina”, basada en “principios sólidos” y una “verdadera democracia”. La pregunta es: ¿dónde estaban esos principios sólidos cuando las calles de Salta necesitaban ser reparadas, cuando los hospitales carecían de recursos, o cuando la seguridad era un tema recurrente de preocupación para los ciudadanos? Lo que parece claro es que Salta Nos Une no está buscando construir una política genuina, sino simplemente redefinir su imagen para poder dar una nueva vuelta de tuerca electoral.