Los exclusivos barrios que conforman el conglomerado conocido como San Lorenzo Chico presionan para que los desechos cloacales de sus domicilios vayan a parar a la saturada 11° colectora máxima. El ducto desemboca en la planta depuradora de zona sur que, por estar sobrepasada, deriva los desperdicios crudos directamente al río Arenales.

 

En un comunicado dirigido a los vecinos del barrio privado Jardines de San Lorenzo, se cataloga como un “logro histórico” el hecho de que la red cloacal del vecindario desembocará a través de la 11° colectora de la ciudad en el río Arenales. El anuncio sobrepasa los límites del cinismo y la desvergüenza: “Nos complace anunciar que luego de una extensa gestión de muchos años se logró que sea habilitada la conexión cloacal del barro con la 11va colectora máxima de la ciudad. Sin dudas es un logro histórico para el barrio, donde luego de varias dificultades Aguas del Norte habilitó el servicio. Agradecemos a todas las personas que contribuyeron en este logro”, detalla.

El comunicado lleva la firma de los administradores del barrio, pero expresa fielmente los intereses de la megadesarrolladora Proyecto Norte, empresa a cargo de todos los desarrollos urbanos que se expanden a ambos lados de la circunvalación oeste. El hecho es que el permiso irregular obtenido por Jardines de San Lorenzo abrió la puerta a que en el resto de los lujosos barrios de la zona se realicen planteos similares.

Fue el Ente Regulador de Servicios Públicos el encargado de poner un freno a las solicitudes por falta de factibilidad. Los barrios interesados en volcar sus desechos en la saturada colectora (Praderas de San Lorenzo, Trinidad, Invernadero, Santa María, entre otros) deberían contar con biodigestores para el tratamiento de los líquidos, algo que hasta ahora no se habría cumplido.

La onceava colectora fue anunciada en 2019 e inaugurada un año después para dar respuesta a la demanda de 15 mil habitantes de Capital y San Lorenzo. Los trabajos realizados abarcan la instalación de 65.000 metros de cañerías principales y más de 600 bocas de registro. A su vez, incluye un cruce de redes en el cauce del río San Lorenzo, con su correspondiente sistema de protecciones.

La expansión demográfica de la zona llevó a que al poco tiempo la capacidad del ducto se vea sobrepasada, por lo que se instaló un By pass en la desembocadura de la zona sur, de manera que los fluidos van a parar no a la planta depuradora, sino directamente al río Arenales. La ampliación de la obra se encuentra en marcha, pero podría concluir recién en dos años.

De esa forma, el afluente que atraviesa la capital salteña e ilustra el escudo municipal, se convierte en el sumidero de la totalidad de los residuos cloacales de la ciudad y ahora también de municipios aledaños. Los motivos por los cuales la empresa Aguas del Norte y la secretaría de Recursos Hídricos permitieron semejante iniquidad son un completo misterio, aunque muchos apuntan al poder de lobby de la firma comandada por los Beccar Varela. De hecho, no sería el único privilegio con el que contarían los desarrolladores favoritos del poder.

Agua robada

A la conexión irregular de la red cloacal, se suma también el montaje de un ducto ilegal que atraviesa de lado a lado la circunvalación oeste, desviando agua potable desde un equipo de impulsión ubicado en Tucán Club a todos los barrios de San Lorenzo chico. El agua proveniente de ese sistema debería abastecer sólo a Jardines de San Lorenzo, el único barrio que cuenta con autorización para disponer de 423 metros cúbicos diarios, más una pequeña cantidad adicional para uso recreativo.

Al margen de planteos éticos respecto del uso racional del agua, las maniobras de Proyecto Norte contravienen frontalmente la ley. Las concesiones de uso de agua solo pueden ser otorgadas por el gobernador previo informe que debe emitir la autoridad de aplicación y estudio de impacto ambiental. Sin embargo, los desarrolladores encontraron en la secretaría de Recursos Hídricos la complicidad necesaria para adquirir permisos precarios que se sostuvieron (y se sostienen) a pesar de los años.

Según el Decreto 3003/15, el agua que usan los vecinos de Praderas de San Lorenzo debería provenir del dren horizontal del Arroyo Potrero Grande. Los Invernaderos, por su parte, no cuenta con permiso o concesión para usar el agua potable de la vertiente La Ciénaga. Si bien, en los expedientes de Recursos Hídricos hay evidencia de que esto igualmente ocurre, para los integrantes del área no es motivo suficiente para iniciar actuaciones. Finalmente, Parque La Trinidad cuenta con la Resolución 137/18 de la Secretaría de Recursos Hídricos que le otorga un permiso de uso de agua potable, la que no indica de donde tiene que extraer el recurso y también omite considerar las violaciones previas.

Aunque el órgano competente para emitir los informes que luego se convertirán en concesiones es el Ente Regulador de Servicios Públicos (ENRESP), actualmente los trámites en su totalidad pasan por el despacho de Romero Leal.

Agua vendida

Una familia tipo de cuatro personas que reside en el centro consume en promedio un metro cúbico (mil litros) de agua por día, sin llenar piletas, ni regar grandes extensiones. En Praderas de San Lorenzo, la firma de los Beccar Varela asegura a cada propietario la misma cantidad de líquido al mes (30 metros cúbicos).

Ahora bien, para sacar rédito del agua desviada Proyecto Norte se toma una curiosa atribución: cobra un canon adicional a todos los propietarios que superen esa cantidad. De esta forma, bajo la apariencia de una medida tendiente a la racionalidad, se encubre una maniobra explícita de venta de agua.

La cifra a pagar, por más abultada que sea, forma parte de la estructura mensual de gastos de la mayoría de los vecinos de Praderas, donde cada lote de 1000 metros cuadrados tiene un precio promedio de U$S100.000.

La administración del barrio Praderas de San Lorenzo reconoció de manera explícita que impulsa agua desde Tucán Club a sus lotes, perjudicando así a los habitantes del lado opuesto de la Circunvalación.

En una nota firmada por su administrador Hugo Colombres, también administrador de El Tipal y esposo de la exministra Josefina Medrano, se admite que el club de campo se abastece de un “sistema de agua propio” en combinación con una “fuente de agua externa”. Dice también que los niveles de consumo son “normales”, es decir, menores o iguales a 45 m3 por cada lote, lo que “permite satisfacer la demanda”.

El “sistema de agua propio” refiere al conjunto de pozos, cisternas, bombas, etc. con sus costos operativos y de mantenimiento. En tanto que la “fuente de agua externa” se refiere, según la nota, “al agua que se bombea desde Tucán Club”, tal como se explicó anteriormente. Los 16 millones de litros mensuales de agua, siguen pasando por las narices de la Secretaría de Recursos Hídricos, del ENRESP y de Aguas del Norte.