El argentino es autor del icónico tema de Misión Imposible y de otras 100 piezas musicales. El premio fue entregador por Clint Eastwood, uno de sus grandes colaboradores.
Este domingo 18 de noviembre, durante los «Premios de los Gobernadores», la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le entregó un Oscar Honorífico al artista argentino que ya había sido nominado al Premio «Oscar» en seis ocasiones, además de recibir otras 22 al Grammy, de los que ganó cinco. Además, se alzó con un Premio Ace. En esta nota, recorremos su trayectoria profesional y charlamos con Adrián Iaies sobre la importancia de su labor.
La música: su vocación
Nacido como Boris Claudio Schifrin, el 21 de junio de 1932 en Buenos Aires, comenzó a tocar el piano a los 6 años, impulsado por su padre Luis Schifrin, primer violinista de la Orquesta del Teatro Colón de Buenos Aires, quien fuera uno de sus primeros maestros, junto a Enrique Barenboim, padre de Daniel Barenboim.
Tras cursar el bachillerato en el Colegio Nacional de Buenos Aires y, luego, algunas materias de Derecho, ingresó al Conservatorio de París, donde incursionó profesionalmente en locales nocturnos de jazz, frecuentados por intelectuales como Julio Cortázar. A los 18 años, se lanzó a recorrer el mundo y a formarse por varios países en los que osciló entre el cine, el jazz y la música clásica.
Durante la década del 50, y al regresar a Buenos Aires, formó una big band, y conoció al trompetista Dizzy Gillespie, quien llegó al país con Quincy Jones.
El cine: su puerta al reconociemto internacional
En 1957, en Buenos Aires, tuvo su primer contacto con el cine cuando incluyeron sus canciones en Venga a bailar el rock, de Carlos Stevani. Poco después fue convocado por Fernando Ayala y su socio Héctor Olivera, para la música de El jefe (1958).
En 1964 hizo su primera participación en la televisión estadounidense con Caravana, a la que siguieron La hora de Alfred Hitchcock, Ben Casey, El agente de CIPOL, Centro Médico y Valle de pasiones, hasta llegar a Misión imposible que lo consagró.
Compuso la banda sonora de más de 100 películas, como Harry el sucio, The Cincinnati Kid, Cool Hand Luke y Bullitt, y de series como Mannix, Starsky y Hutch, entre las más reconocidas.
Misión imposible
La saga cinematográfica fue emitida por la cadena CBS entre 1966 y 1973. Fue también un sello distintivo de la que se estrenó en 1996, dirigida por Brian De Palma y protagonizada por Tom Cruise. Es considerada un clásico del cine y parte de la cultura pop usada en conversaciones, en ringtones, gifs, etc.
Fuera de su actividad en el cine, dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional Argentina, las orquestas Filarmónica y Sinfónica de Londres, y la Filarmónica de Israel. Tocó con grandes figuras del jazz como Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Stan Getz, Count Basie, John Faddis, Louie Bellison, Kenny Burrell y James Moody, entre otros. Colaboró con los arreglos musicales en las recordaddas presentaciones de los tres tenores: José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
“Lo que me encanta es que el cine es magia. Nada de lo que pasa en la pantalla es cierto.
Todo es ficticio. El compositor tiene que ayudar a que se produzca esa magia. La música tiene que engañar al público. Eso forma parte del arte del cine y me encantó hacerlo”, contó el compositor en una entrevista a la BBC, en referencia a cómo se inspira para componer.
La admiración y el respeto de colegas argentinos
A lo largo de su trayectoria e impecable carrera musical, Lalo Schifrin provocó respeto y admiración entre sus colegas argentinos. El pianista y compositor de jazz Adrián Iaies, director artístico de la Usina del Arte y del Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires desde hace 11 años, expresa:
«Lalo Schifrin es una referencia para cualquier músico de jazz en la Argentina. A partir de Misión Imposible, se ha convertido en una celebridad en el mundo del cine con lo cual, a veces, uno se olvida de su faceta de músico de jazz. Para mí es un referente como conducta profesional, una vida profesional seria, prestigiosa, coherente, clara, sin altibajos, sin altisonancias, alguien que se ha dedicado al trabajo y eso es increible».
En el año 2000, en Los Ángeles, coincidimos en una fiesta para los nominados a los Premios Grammy Latinos. Me habían nominado por primera vez y estaba en una terna de lujo junto a Paquito de Rivera, Michel Camilo con Tomatito, Chico Farrell y Lalo. Mi disco no estaba editado en los Estados Unidos. Le expresé mi alegría de estar ahí, conocerlo personalmente y estrecharle la mano.
»Él me respondió: ‘Yo escuché en el disco que usted hizo, una versión de «Round Mindnigth», el clásico de Thelonious Monk, como si fuese un tango, con piano y bandoneón a dúo con una sonoridad muy tanguera en cuanto al arreglo. A mí nunca se me ocurrió que este tema podía ser un tango. A usted se le ocurrió algo que a mí no. Lo felicito».
Iaies comparte que lo que más le llama la atención y le interesó siempre de la música de Schifrin es el respeto casi reverencial por la melodía.
«Lalo es de una época en la cual los compositores de música para películas eran grandes melodistas. Hoy la música de películas se convirtió en un soundtrack, con efectos. El punto es cuando la música es tan potente que uno no puede pensar en la película o en la serie sin esa banda de sonido, como es el caso de Misión imposible, que considero una genialidad», expresa Iaies.
Y completa:
«A este Oscar Honorífico lo honra que sea recibido por alguien de los quilates de Lalo Schifrin. Para Lalo es un reconocimiento más, de los muchos que ha tenido, por una vida profesional que no tiene absolutamente ningún bache, ningún punto oscuro».