Durante la presentación de su libro en Mar del Plata, la expresidenta se refirió a las segundas marcas con esos términos.
Después de la presentación de su libro Sinceramente en Mar del Plata, la expresidenta Cristina Kirchner quedó en el ojo de la tormenta por dos términos que utilizó para referirse a los productos de las segundas marcas: la «pindonga» y el «cuchuflito». Pero las críticas no estuvieron relacionadas al aspecto político, sino semántico. Ya que esas palabras, según los diccionarios, significan otra cosa.
«Durante nuestra gestión los supermercados rebosaban de mercaderías de primera marca. Ahora aparecen y proliferan marcas que nadie conoció, la pindonga, el cuchuflito. Hasta te venden productos que dicen en lugar de leche, producto lácteo que contiene leche. ¿Qué es eso? ¿Esto es capitalismo? Capitalismo era cuando Axel (Kicillof) estaba de ministro de Economía y la gente compraba y consumía y podía viajar», había asegurado la precandidata a vicepresidenta en el evento.
Sus declaraciones no pasaron desapercibidas y cientos de usuarios de las redes sociales salieron a apoyar a las segundas marcas, que crecieron en demanda en los supermercados por el efecto de la inflación y la crisis económica.
A su vez, muchos se preguntaron si, efectivamente, la expresidenta había utilizado bien esos términos. Según el Diccionario de la Lengua Española, la Real Academia señala que «pindonga» es un concepto que se usa para referirse a una «mujer callejera». Aunque en la misma línea, el Diccionario Argentino de Palabras, Modismos y Más, indica que se trata del «órgano sexual masculino» y podía ser considerado como sinónimo de «pene».
Por otro lado, el concepto «cuchuflito» no tiene una definición oficial. Pero el Diccionario de Palabras del Uruguay lo describe como un sustantivo para «designar un objeto pequeño del que no se conoce el nombre o no se lo recuerda en ese momento». Un sinónimo posible podría ser «perinola».
Esta no sería la primera vez que Cristina utiliza términos que despiertan la curiosidad, o el rechazo, de quienes la escuchan. En mayo del año pasado, la senadora de Unidad Ciudadana había cruzado al presidente Mauricio Macri por haberle pedido al peronismo que «que no se dejen conducir por las locuras» de ella. Su respuesta contundente se volvió viral: «Típico de machirulo».
A pesar de que esa palabra no aparece en el diccionario académico, el concepto se había vuelto conocido gracias a la lucha feminista y los debates sobre género. Según la Fundación del Español Urgente (Fundéu) es un neologismo de origen incierto. Se usa para referirse al «hombre machista, en ocasiones asociado a quien hace gala de esa condición». Es coloquial y tiene un claro matiz despectivo.
A su vez, el Diccionario gay-lésbico de Félix Rodríguez subraya que «machirulo» también se aplica despectivamente para un hombre gay «que exhibe formas convencionalmente muy masculinas» y, por extensión, también aplica como un insulto contra una mujer lesbiana con «apariencia masculina».