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Qué diría Tarzán si los viera

En Malasia se expande una moda que preocupa tanto a los proteccionistas como a los amantes de la zoofilia: la prostitución de monos, simios y demás primates no humanos.

“Esto no es más que una aberración por donde se la mire; una desviación total del sentido común, la moral y las buenas costumbres. Además de un retroceso en la escala evolutiva de nuestra especie. Porque realmente hay que estar descerebrado para disfrutar de algo como eso”, comentó un profesor de antropología consultado por El Polichombi respecto a lo que pensaba de la vuelta de Marcelo Tinelli a la televisión y el spot en el que participará el Gobernador salteño Juan Manuel Urtubey. Y respecto a la nueva moda que en Asia hace furor, nos referimos al sexo con monos, aseguró que “cada quien hace lo que puede amigo, en época de guerra, cualquier agujero es trinchera”.

Lo que primero se originó en Tailandia y Borneo, ahora se expande hacia el sur y llega a Malasia, donde se muestran preocupados por la proliferación de casa de tolerancia para simios. Uno de los casos más famosos fue el de la orangután llamada Pony, a quien depilaban, pintaban uñas y labios, vestían como mujer y tenían encadenada a un sillón de un burdel para usarla con fines sexuales. También se supo del caso del mono capuccino Saul, a quien entrenaron con una banana para hacer aquello que nuestros lectores seguramente ya imaginaron y está demás mencionar en este pasquín que respeta las tradiciones y la familia.

Ambos casos fueron documentados por miembros de PETA, quienes reclaman a las autoridades Malayas se pongan al tanto del caso y prohíban la actividad que hasta ahora no ha sido denunciada salvo por algunos sectores de la sociedad. “Al resto le chupa un huevo”, afirmaron.