Una vecina de la empresa Acerlot leyó el artículo que Cuarto Poder publicó el 19 de septiembre y se comunicó con la redacción para presentar fotos y videos que muestran la circulación de los camiones en la calle Leguizamón al 1.400. Al igual que los testimonios anteriores, aseguró que la vida en esa cuadra es imposible. Federico Anzardi

En nuestra edición del 19 de septiembre informábamos sobre la situación que se vive en calle Leguizamón al 1.400. Allí está ubicada la empresa Acerlot. En aquella oportunidad, recogíamos la palabra de vecinos de la zona, quienes aseguraban que el corralón hacía imposible la vida diaria del lugar debido a los ruidos molestos que se sucedían a toda hora y a la falta de respeto a los horarios de carga y descarga de camiones.

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Acerlot ocupa casi la mitad de la cuadra con sus dos galpones y el local de atención al público. Una mujer del grupo de vecinos aseguraba en el artículo titulado “Atravesando todo límite” que a pesar de los reclamos formales realizados mediante notas presentadas en distintas oficinas municipales, nunca pudieron lograr que se ordene el traslado de la empresa a un lugar más acorde a su actividad. Explicaban que necesitan ese traslado por los ruidos insoportables que se suceden a cualquier hora del día y la noche. Comentaba que los camiones que llegan a diario al corralón cortan el tránsito durante varios minutos sin ningún pudor. Además, denunciaban basura producida por la empresa, veredas rotas, olor fuerte a gasoil y falta de control.

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Otra de las vecinas aseguraba que debía tomar tranquilizantes debido a las alteraciones provocadas por los ruidos y golpes de la empresa.

Los vecinos, en algunos casos, son personas que viven en la zona hace más de veinte años. Hace dos semanas contaban que en todo ese tiempo apelaron a políticos y organismos sin lograr nada exitoso. Aclaraban que no están en contra del trabajo, sino que consideraban que la empresa no debería estar en la zona porque provoca contaminación acústica, suciedad y daños materiales.

En esa recorrida, Cuarto Poder pudo escuchar a los vecinos, que se preguntaban por qué no pueden trasladar la empresa a la zona sur o al Parque Industrial. Contaban que los propios camioneros que llegan hasta los galpones les preguntan cómo pueden soportar la situación. Agregaban, como contraste, que en la esquina hay una empresa de sanitarios que sí cumple horarios de carga y descarga. En Acerlot, en cambio, decían que en alguna oportunidad llegó a haber un camión a las 3.30 de la mañana.

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Los camiones que circulan por la cuadra para cargar y descargar material en Acerlot son entre ocho y diez por día, según lo declarado entonces.

Consultado por Cuarto Poder para ese artículo, Roberto Arangio, quien se presentaba entonces como uno de los socios de Acerlot, negaba las acusaciones. Se mostraba asombrado por las mismas y aseguraba que la empresa cumple con los horarios establecidos, que son de 8 a 12 y de 15.30 a 19. Decía que trabaja los sábados hasta el mediodía, no los domingos. Agregaba que los camiones llegan una vez a la semana. Al comentarle que los vecinos decían que, por lo menos, por allí pasa un camión por día, Arangio explicaba que eso podría pasar, porque todo depende de la venta.

El empresario consideraba en la entrevista que detrás de todas las quejas se encontraba una vecina que “está sola”, cuando en la empresa hay cuarenta familias viviendo del trabajo. Decía que podía presentar a otros vecinos que darían versiones diferentes.

Respecto al polvo que los vecinos aseguraban que se acumula debido al trabajo de Acerlot, Arangio respondía que no es así, que no hay ninguna contaminación. Explicaba también que no se irá de su trabajo y que no puede trasladarse a un lugar como el Parque industrial, propuesto por los vecinos, porque no es fabricante, sino vendedor.

Ante la pregunta sobre la propiedad de los terrenos en donde se encuentra la empresa, Arangio primero preguntaba para qué queríamos saber eso. Al explicarle que era una duda razonable teniendo en cuenta que no es lo mismo irse de un lugar alquilado que de uno propio, Arangio, quien se presentaba como socio de Acerlot, no propietario, no respondía.

También negaba que se muevan vehículos ajenos a la empresa para poder facilitar las maniobras de los camiones, una acusación afirmada por todos los vecinos consultados.

Una mujer aludida

Después de leer el artículo, se comunicó a nuestra redacción la señora María Graciela Exeni, vecina de la Leguizamón al 1.400, asegurando que poseía un año y tres meses de grabaciones y fotos para desdecir absolutamente las declaraciones que había realizado Roberto Arangio.

La mujer recibió a Cuarto Poder en su departamento, ubicado casi al frente de Acerlot. Desde allí aseguró que se sintió aludida por las palabras de Arangio, a pesar de que ella no formó parte de los vecinos entrevistados para el primer artículo.

“El señor (Arangio) se presenta muy preocupado porque hay una vecina que vive sola. Probablemente se haya dirigido a mí. Y si no es a mí me siento aludida, porque él me ve cuando lo estoy filmando, entonces los empleados de Acerlot hacen más ruido. Yo voy a hacer una pregunta: ¿es necesario tener un hombre para no escuchar ruidos? No sé qué tiene que ver con la soledad. ¿Qué le importa a él si estoy sola?  ¿Tengo que pedirle permiso? No me da la gana de tener un hombre, hace 39 años que estoy sola. Así que no le voy a permitir que se meta en mi vida. No le voy a permitir que siga disponiendo de la salud y la vida de los demás. No se puede comer, no se puede dormir, no se puede ver tele, no se puede ventilar”, expresó Exeni, quien mostró videos y fotografías donde se puede apreciar camiones en diferentes horarios. Algunos están estacionados, otros cortan el tránsito.

Respecto al asombro que Arangio aseguró que le causaban las protestas, la señora Exeni se preguntó: “¿De qué está asombrado? ¿De lacerar los derechos del resto? Acá hay gente que no duerme, se están yendo por los ruidos. A Toncovich (Federico, el encargado de recibir las denuncias de tránsito vía Whatsapp de Tránsito municipal)  me harté de mandarle fotos. Nos dio su celular para que mandemos las denuncias. Un vecino mandó fotos con números de placa y le mandaron la multa”.

Exeni, como el resto de los vecinos consultados, dijo que es mentira que los camiones respeten un horario de carga y descarga. “Los domingos a la tarde viene el camión a buscar su chapa, su acero y los tiran directamente. A ninguna hora se puede dormir”. Agregó que no es un camión por día los que arriban a la cuadra, sino cuatro o cinco.

“Son terribles los ruidos, la reverberación. No tienen idea. Se paga impuesto como zona residencial, ¿dónde es la zona residencial? Si ni la gente del edificio puede estacionar porque Arangio viene con sus camiones y no hay lugar”, prosiguió la mujer, que puso a disposición de Cuarto Poder una gran cantidad de videos registrados desde su departamento.

“Hace como tres o cuatro meses, una señora muy amiga fue al Centro Cívico Municipal a pedir todo lo que necesitaba para poner un corralón a esta misma altura en otra calle cercana. La sacaron diciendo que estaba loca porque esta era zona residencial. O sea…”, relató Exeni.

“Yo no me voy a medicar porque al señor Arangio se le dé la gana de seguir haciendo ruidos, molestando porque tiene poder político. Arangio tiene muñeca política. Parece que hay que tener muñeca política para hacer lo que dé la gana con la gente”, expresó la mujer, algo que todos los otros vecinos repiten pero no se animaron a asegurar con nombre y apellido. “Exijo que cumplan mis derechos. Empecemos a respetar porque esto va por mal camino”, finalizó la vecina.

Más testimonios

Los videos y fotos realizados desde la ventana del departamento de Exeni muestran camiones a diferentes horarios.

Otro vecino consultado en esta oportunidad y que no había sido entrevistado para el artículo anterior respaldó los dichos de Exeni y contó que hay días en los que pueden verse cuatro camiones a la vez. Agregó que los feriados y domingos Acerlot sí trabaja y que el movimiento de vehículos pesados no descansa por horarios, sino que es “todo el día”.

También coincidieron ambos testimonios al asegurar que todos los domingos, a las ocho de la mañana, del domingo suele sonar una alarma en la empresa que se apagar recién tras varios minutos de calvario.

Además, aseguraron que desde que salió la denuncia de los vecinos en Cuarto Poder, los ruidos y las molestias aumentaron.