Unas 200 personas participaron ayer en Mar del Plata de una actividad de Greenpeace. Piden que se paren los desmontes en Argentina donde, aseguran, en los últimos 25 años se desmonto una superficie similar al tamaño de Escocia.

Con arena hasta las rodillas, “plantados como árboles”, sostuvieron un cartel con la leyenda “Destruir bosques es un crimen. Yo me planto” para reclamar por el fin de la deforestación ilegal en el país, es el encabezado redactado por la organización ambientalista y difundido en el día de ayer.

La Argentina, según los ambientalistas, está entre las diez naciones que más deforestaron durante los últimos 25 años en todo el mundo: se perdieron 7,6 millones de hectáreas (el tamaño de Escocia), a razón de 300.000 hectáreas por año.

“Nos encontramos ante una verdadera emergencia forestal. A pesar de las prohibiciones que establece la Ley de Bosques, muchos terratenientes siguen arrasando selvas y bosques, no reforestan y sólo pagan una multa irrisoria. Esto se tiene que terminar; destruir bosques es un crimen y debe ser castigado penalmente”, afirmó Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, desde la sanción de la Ley de Bosques (noviembre de 2007) hasta fines de 2014 se desmontaron más de 2 millones de hectáreas, de las cuales 620 mil eran de bosques protegidos.

Actualmente en Argentina la deforestación ilegal no es considerada un delito penal, a diferencia de lo que sucede en varios otros países del mundo.

Los bosques nativos concentran más de la mitad de la biodiversidad terrestre del planeta y de ellos obtenemos bienes y servicios indispensables para nuestra supervivencia, como alimentos, maderas y medicinas. Las selvas y los bosques son hogar y sustento de miles de comunidades y juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y los caudales de agua y la conservación de los suelos.