Poemario a dúo de Jorge Acevedo y Débora Rojas
Por Mario Flores*
Reseña y entrevista a Jorge Rolando Acevedo (Tartagal, 1968) y Débora Míriam Rojas (Tartagal, 1985), sobre el poemario Nodriza de Luna, libro a dúo a través de la imprenta y editorial Juana Manuela, este 2023. Se trata del cuarto libro de poesía de Acevedo, que es Profesor en Letras por la Facultad Regional Multidisciplinar Tartagal de la Universidad Nacional de Salta. En el caso de Rojas, que anteriormente apareció en antologías digitales y páginas de difusión, es esta su primera publicación editorial.
Una publicación colaborativa, firmada por dos personas, plantea dos interrogantes importantes sobre el proceso de edición: cuáles son los nexos estéticos entre ambos autores y, en un orden de selección y curaduría, cómo se lleva a cabo un montaje “de a dos” con sus correspondientes vaivenes relacionados con la corrección, la forma de los poemas y hasta su modalidad de presentación. En eventos de lectura llevados a cabo en Tartagal, Acevedo y Rojas acostumbran realizar una performance también de a dos: recitan juntos, verso a verso. Pero esa clara definición del recitado en vivo, es decir la presentación a través del cuerpo y la voz (o la palabra por turnos), en la versión libro no revela su trasfondo: las similitudes estilísticas entre ambos autores vuelve indivisible la atmósfera y las claves de lectura que arroja a lo largo de las tres partes del libro. Existe una clara concordancia temática, sostenida por la forma del verso, por el posicionamiento del yo lírico y por el objetivo de ubicar el romanticismo y lo vivencial a la misma altura. El subtítulo, “Poemas de amor”, direcciona las posibilidades de reflexión sobre cómo es escribir en clave amatoria hoy en día, y con fórmulas propias del laconismo (los poemas son breves y caben dos en cada página). Primero, los versos de Rojas, en medio los poemas a dúo (no hay un señalamiento de cuál verso pertenece a quién, la fusión logra un camino metafórico que bien podría ser escrito por sólo uno de ellos), al final los versos y prosas de Acevedo. Si bien el libro tiene menos de 80 páginas, son suficientes para evidenciar el trabajo de selección de aquellos textos que son más representativos según su premisa. Escrito y editado en Salta, el libro cuenta con dos textos a modo de prólogo, una portada doble (tapa y contratapa), información biográfica, y una serie de múltiples errores de diagramación: fallas en la puntuación, vocablos mal escritos, mayúsculas equívocas y errores ortográficos que, al igual que en libros anteriores de Acevedo, esta vez los datos de catalogación dicen contar con la colaboración de dos correctoras. En el caso de Rojas, es su primera publicación editorial, pero lejos de estar “a la sombra” de un autor con mayor experiencia, se trata de un ejercicio de escritura, escritos a cuatro manos y lanzado como una propuesta inédita en la región.
¿Cómo se escribe poesía en clave amatoria -como uno de sus tópicos universales por excelencia- en una época como la actual y en un contexto como Tartagal? ¿Qué figura representa el poema de amor hoy en día?
J.A.:Teniendo en cuenta que mi primera publicación, Eres como la hierba (1997) nació de una inquietud juvenil y del “sentir primero”, la clave amatoria, veintiséis años después tiene otra mirada, menos inocente e idealista. En este sentido, el amor es atravesado por encuentros y desencuentros, por mezquindades y la pérdida de seres queridos. El amor tiene otros ropajes: recuerdos de la infancia, momentos de extrema soledad, instantes gratos y de logros personales. El amor no es necesariamente estar en pareja o conquistar una querencia. Es un postulado de distintas formas y maneras, es una masilla que el artista debe moldear a su imagen y estilo. Tartagal y su poética es paisajística y étnica. Muy pocas veces “el amor” fue descrito como tal. Cabe destacar que hay voces femeninas que han escrito sobre el amor: Amira Espilocín, Esther T. Dreer de Adamson, a las cuales hoy se les suma Débora Rojas. El amor, como bien decís, es un tópico universal como la vida, la muerte, la amistad, y la poesía no es ajena a esos temas tan humanos y trascendentales. La poesía continúa siendo la expresión más sublime y personal que puede existir, sea por el desprendimiento que el poeta experimenta frente a la “hoja en blanco y la palabra” o bien, por las lecturas referidas al amor en sus distintas facetas. Pero también sigue siendo un círculo cerrado, no es tan extenso como el género narrativo. Lo amatorio se ha desprendido de la rima y la métrica para dar paso al verso libre y al anti soneto, o a cualquier estilo vanguardista. Hoy se escribe en múltiples direcciones y con diferentes miradas, incluyendo las distintas formas de editarlas y presentarlas al público.
Este es tu cuarto poemario, si bien no es un libro individual, es la cuarta vez que publicas poesía ¿Cómo se resolvieron los textos compuestos a dúo y cuál fue el proceso de selección?
J.A.:Es el primer dueto editado en la región del trópico, zona de frontera, pues siempre hubo poemarios individuales o antológicos. Los textos fueron produciéndose (en época de pandemia) a través de las nuevas tecnologías, intercambiando mensajes de texto. Luego, el armado de los poemas y su posterior corrección. El tercer paso, y ya pensando en “Nodriza de luna”, elegimos los textos, algunos publicados en revistas digitales y canales audiovisuales (la mayoría del exterior: Colombia, Venezuela, Chile y México). En base a esas publicaciones, Débora Rojas y yo escogimos los textos, buscando un hilo conductor entre el amor, la experiencia de vida y el erotismo, tanto en los poemas como en las prosas poéticas. El dueto se complementó con dos elementos: el respeto del uno con el otro, tanto a nivel personal como escritural, y aceptando la idea y el estilo de cada uno, eso tiene un gran valor estético porque de allí nacieron los textos, ya que otros poemas quedaron en el tintero para el próximo libro.
La edición estuvo a cargo de la imprenta Juana Manuela ¿Cómo es publicar en Salta y cómo crees que este libro se inscribe dentro de su escena literaria actual?
J.A.:Ya que en Tartagal no hay ninguna editorial ni imprenta que se ocupe de editar y publicar libros de autores locales, siempre he priorizado publicar en la capital salteña. Esto significa elegir Salta por la proximidad geográfica y por las condiciones económicas (más baratas que en Buenos Aires, por ejemplo). Además, al momento de corregir o editar, la editorial siempre está presente. Publicar en Salta es como devolver las palabras al propio territorio donde nacimos: tiene un significado de pertenencia y de región al mismo tiempo. Como dije anteriormente, Nodriza de luna es el primer dueto literario local. El tema es el amor, por consiguiente, se puede decir que el amor es algo ya dicho miles de veces, que es un tema trillado. El poemario despierta asombro, curiosidad, ansiedad en los lectores y en las amistades: qué significa escribir a dúo; un hombre y una mujer juntos, escribiendo palabras de amor… ¡Será verdad o ficción lo expuesto en cada poema! Y ¿cómo juega en el imaginario social la poesía erótica?, creo que esa es la pregunta que el lector deberá contestarse para sí mismo.
Este es tu primer material publicado en formato libro, ya que tus primeras publicaciones figuraron en antologías y revistas digitales ¿Cómo surgió el proyecto de trabajar a dúo y por qué no optaste por hacer tu primer libro?
D.R.:Digamos, conocer a quien forma parte del dúo y poder expresar y compartir mis escritos me dio la posibilidad, por primera vez, de exponer lo que venía escribiendo desde la adolescencia; desde los quince años. Nunca se había presentado la ocasión para difundirlos. Los poemas que me sirvieron para afrontar el dolor de la muerte de mi padre y, más adelante, la muerte de mi hermano. Creo que el primer impulso motivador fueron las publicaciones en revistas digitales y luego en el Canal Rincón Poético, de esa forma me he sentido más segura para escribir, ya que estaba acompañada por Jorge Acevedo. Quizás por eso opte por esta primera vivencia literaria: “escribir de a dos”, tarea que no fue fácil, ante la mirada de los otros, pero que se fue dando de forma natural dentro del dúo. Lo que recuerdo es que en el 2020 escribimos unos cuantos poemas y entre ellos uno de amor, y entre esos versos aparece la figura de la “nodriza”. La escribimos con tal soltura y emoción que supimos que allí había nacido el nombre del libro. La poesía se llamó Nodriza. Con esa inspiración, nos dimos ideas hasta que se constituyó nuestro libro.
¿Qué lectura hacés del campo literario actual (en Tartagal, Salta o el noroeste en general) y qué crees que aporta tu producción- que está iniciado – a ese panorama artístico?
D.R.: La tarea de hacer y producir literatura, desde mi visión, no es algo tan común y diaria, más cuando la escritura es de una mujer. Por suerte se está dando en Tartagal, Mosconi y Vespucio, la aparición de escritores noveles, más o menos de mis fases generacionales; eso me permite ver que hay una poesía más suelta, más libre, pero también muy comprometida desde lo social. Al menos tengo esa mirada, no es muy amplia pero rescata el valor regional de la poesía. Mi producción, que primero fue en el exterior, ahora se integra a la región y a la provincia y al resto del país, una sueña con eso, por ser la primera obra poética que escribe. Deja, sin dudas un antecedente: el primer dueto escrito y la participación de una voz femenina de General Mosconi. Si bien los poemas, individuales y a dúo, dan cuenta del amor, el aporte va mucho más allá: detrás de cada poema hay historias de vida, historias rescatadas de las amistades y, sobre todo, el animarme a dar a conocer mis poemas, para que otros jóvenes puedan seguir este camino. Es mi primera publicación, y seguramente tendré otras, con más lecturas y más experiencia, con lo cual podré realizar otras producciones, incluyendo una propia.
¿Cómo ha sido el proceso de corrección y edición en esta primera experiencia y qué aprendiste de mismo?
D.R.: Los poemas fueron naciendo en la noche, en el insomnio; iban y venían por Whatsapp. Pasaban por el Wordperfect, volvían a la aplicación para leerlos y dar un punto de vista, siempre apoyándome en la experiencia generosa de Jorge. Así como él confió en mí desde el primer momento, cuando le envié el primer escrito, yo confié en las posiciones de los versos, la colocación de las palabras y los títulos de los poemas. Los versos y las prosas fueron transitando un mismo camino, compartiendo, leyendo, respetando y oyendo. Como bien está escrito en el prólogo: “el dúo camina a la par”. Esto me deja una gran experiencia, el saber corregir, el saber decir, es muy importante, más aún si la otra persona va orientando y enseñando, para que una tome esas indicaciones y las haga suyas. Y así infinitamente. Es mi primera salida al público como poeta, es un sueño cumplido. Pero queda más por aprender y eso se logra leyendo y participando en encuentros y talleres literarios.