Todavía no sabemos cuál será el premio, pero ya tenemos al primer nominado; y pisa fuerte para llevarse la estatuilla dorada de Poder en el Cuarto.
Por Lola Mento
Se trata del Secretario de Modernización Municipal Martín Güemes quien demostró ser mas inteligente de lo que estimábamos, al entender el sentido del humor de esta humilde columna que toma los secretos de alcoba, para divertir a los lectores de Cuarto Poder.
Nada se inventa, los datos son reales y comprobados, pero cada publicación provoca distintos estados de ánimos (y no de los mejores) en los protagonistas.
Abundan los ofendidos, y también los negadores. No faltan quienes lanzan una caza de brujas para conocer la identidad de quién o quienes “filtraron” los datos. Algunos insultan, otros descalifican, e incluso envían sacha operadores rentados, a intentar campañas difamatorias que el único efecto que logran, son más risas y humor.
Ellos y ellas -los aludidos en alguna actitud vergonzosa o vergonzante- prefieren echarle la culpa al otro, cuando sus conductas son reveladas y puestas a consideración de los lectores. Pasan del amor al odio. De la lectura semanal a intentar ofendernos tratándonos de “pasquín”. Nos atribuyen características variantes. Para algunos somos misóginos o machistas, para otros feminazis o aborteros. También recibimos el mote de zurdos, fachos, gorilas, discriminadores, basura o putos.
Lo cierto es que los “ofendidos” de cada semana ya debieran entender que somos como una revista de chistes, y más bien debieran agradecer que gastemos un poco de tinta en ellos, dándolos a conocer.
Consejo: Aprendan de este joven y humilde funcionario Martín Güemes, que tomó nuestra columna con el mejor humor posible, con lo que se ha convertido en el primer nominado al premio Poder en el Cuarto, que a esta altura podría consistir en un cupo de créditos telefónicos (que seguramente le vendrán bien) para que deje de atormentar a los empleados municipales con mensajes para que lo voten, y así llevarse el premio mayor, a la inteligencia, el buen humor y la picardía. Chapeau Monsieur Güemes…