Entre lo público y privado, hay una delgada línea que la impunidad se anima a sobrepasar. La inexistencia del control de los gastos del Estado sobre el mal uso del erario publico es tan habitual, como el silencio de los que saben, pero callan.
Por Lola Mento
Los que se encuentran muy confundidos por estas horas son los periodistas del interior. Resulta que desde el gobierno provincial existe ya implementada, hace años, la modalidad de transmisión vía satélite de los eventos que protagoniza el gobernador Juan Manuel Urtubey.
Para ello, se encuentra muy afinada la comunicación institucional que da parte a los periodistas, brindando los parámetros para que hagan suyos y retransmitan estos eventos, que pueden producirse en Salta o en otras provincias. La premisa es específica, ya que no se puede estar erogando dinero en transmisiones superfluas, el sistema es de uso exclusivo -por su alto costo- del mandatario provincial, y bajo ningún punto de vista puede ser usado por algún ministro /a o secretario /a para dar a conocer sus logros.
Todo bien hasta allí, pero en los últimos tiempos se ha presentado una situación que ha motivado incesantes llamada al Grand Bourg por parte de periodistas del interior de la provincia un tanto confundidos ya que la figura que reemplaza en estas transmisiones es ahora, la del mismísimo intendente de la ciudad de Salta, y quieren saber si va todo el paquete: por la misma pauta (la del gobierno provincial).
La situación ha hecho encolerizar a quienes se encargan del control de los gastos del Estado y es la envidia de los candidatos a gobernador que últimamente pululan por la provincia y que ven de lejos las desventaja que significa para ellos, no contar con asesores de la talla de Fernando Palópoli, José Zambrano, y Federico Storniolo, quienes se pueden dar el lujo de brindar esas facilidades comunicacionales con el consabido despliegue tecnológico, a costo cero (para ellos).