Naia logró a través del arte transformar su vida atravesada por la violencia en un camino hacia su propio empoderamiento. Aquí nos cuenta sobre una de las técnicas que emplea conocida como “arte menstrual” . (Andrea Sztychmasjter)

“La sangre menstrual está constituida por dos sustancias especialmente maravillosas: sangre y endometrio. La sangre es nuestro líquido más preciado y el endometrio es la piel interna del útero, encargada de recibir y nutrir al futuro ser. ¿Cómo es posible que estas dos sustancias, fuentes de vida, puedan producir asco o aversión?”, la cita pertenece a un libro sobre sexología y quizás una de las más próximas respuestas sobre el tabú en torno a la menstruación se encuentre en los textos bíblicos. Algunos de ellos argumentaban que la mujer menstruante debía estar hasta trece días aislada, bajo el precepto de ser un peligro para la comunidad.

En las creencias de comunidades ancestrales en cambio, la menstruación es considerada como la única sangre producida de forma loable. Consiste en una ofrenda, ya que los cuerpos de las mujeres menstruantes devuelven a la propia naturaleza el potencial dotado para generar la vida de manera natural.

En la actualidad la menstruación continúa siendo un tema del que cuesta hablar. El comentario de una mujer sobre una nota en la que se reflejaban los proyectos presentados en Buenos Aires para establecer la obligatoriedad del Estado a garantizar la provisión de elementos para la gestión menstrual a toda la población bonaerense y capacitación a adolescentes, es más que evidente: “Sean más discretos, se legisló en su momento como el día femenino, tampoco tan ordinario”, fue la reacción ante el titular “Menstruación como proyecto de ley”. Esto es una pequeña ilustración que da cuenta que hasta a las propias mujeres nos cuesta nombrar cuestiones que a la mirada masculina, son ajenas.

“Ordinario”, “asqueroso”, “privado”, suelen ser las palabras para adjetivar a este proceso natural femenino. El arte y la sangre poseen un íntimo vínculo que proviene de tiempos ancestrales, este pigmento natural fue utilizado por artistas de todos los tiempos pero ¿Cuál es el sentido y resignificado que las mujeres le han dado a este vínculo? Desde hace tiempo que mujeres artistas de distintas partes del mundo emplean lo que se conoce como “arte menstrual”. Quienes lo practican aseguran que el ciclo menstrual es poderoso y se encuentra lleno de sabiduría y conocimiento para todas y cada una de las mujeres.

“Es bien sabido que las mujeres hemos utilizado nuestra sangre menstrual para muchos propósitos, y uno de ellos es el arte. […] Pero cuando este tipo de creaciones, trasciende el ámbito de la intimidad y es compartido en una exposición pública, la estructura patriarcal -que se ha empeñado en convencernos de que la menstruación es avergonzante-, tiembla hasta el tuétano, e intentando poner orden, desde sus anquilosadas maneras, lanza una perorata de descalificaciones en contra de la que osó salirse de lo permitido, de lo decente, de lo pulcro, de lo admisible…”, señala Vanessa Tiegs artista que ha creado un proyecto llamado Menstrala.

La argentina Julia Larotonda, artista plástica, diseñadora y cineasta también usa su propia sangre (recolectada de copa menstrual) para construir imágenes de mujeres, diosas, árboles y sexualidad sagrada.

Cíclica y natural

Naia es una artista que vive en Salta y que también emplea esta técnica, con la cual ya realizó exposiciones de varias de sus obras. Con 25 años, estudiante del terciario Tomas Cabrera y mamá de una parejita de 4 y 2 años contó cómo surgió su interés por esta técnica del “arte menstrual”:

“El interés surge desde una mala experiencia de pareja, caracterizada por la violencia física, verbal y psicológica de la cual salía únicamente cuando menstruaba porque a él le ‘producía asco’, y eran los días del mes en el que me sentía ‘a salvo’ físicamente, pero durante mi segundo embarazo, aumentó la violencia cuando supimos que esperábamos, me corrijo, yo esperaba una nena, me golpeó hasta el día que me hizo entrar en trabajo de parto, luego de esa noche no lo volví a ver”.

Naia señaló que empezó con la pintura con la iniciativa de experimentar y no dejar que el tiempo pasara sin haber descubierto algo: “Fueron meses de introspección y práctica, hasta que me vi conforme con la orientación compositiva que estaba adquiriendo mediante avanzaba mi trabajo. En mi proceso contemplo en primera instancia el concepto que quiero desarrollar y partiendo de allí la técnica. En estos dos años de trabajar con la sangre menstrual adquirí un importante poder de introspección, de respeto a mi ciclo, y de simbolismo artístico y social”.

Hasta el momento  realizó “experimentales”, y  4 series: “Sensibilidad”,  “Diosas cíclicas”, “Árboles” y “Estelas de vida”. Según comentó tiene varios proyectos en marcha, uno de ellos con donadoras de sangre, sería un libro con diferentes representaciones de las femineidades, al que titulará “Libro matriz”.

¿Qué significa el poder menstrual y cómo éste logra conectar con lo femenino? ¿Qué cambios se perciben al tener contacto directo con la sangre? En su experiencia Naia comenta que destaca las influencias lunares en el ciclo: “el aceptarse y amarse como entes sensoriales en un mundo material, personalmente desde que empecé a estudiar consciente el ciclo menstrual, con el cual hice una serie que se llama ‘Diosas Cíclicas’ también se me hizo más liviana la deconstrucción del estereotipo capitalista y machista que es vernos como criaturas de emociones caóticas, malhumoradas, que sufren por la incontrolable disposición biológica, yo ya no quiero sentir asco de lo más natural en mi cuerpo”, señala.

Además explica que cambió su visión de la experiencia individual, personal y social de la mujer: “la niña, la bebé, la anciana, los transexuales, travestis, homosexuales, los microgrupos  y las sociedades. Veo muchísimas falencias las cuales también son minimizadas o invisibilizadas. Justamente a la serie ‘Diosas Cíclicas’ la pongo en contraste con ‘Estelas de vida’, que trata sobre los asesinatos, la desaparición. Mi objetivo en sí sería hacer obras de protesta y empoderamiento, ya de por sí, partiendo desde el significado de lo femenino”.

Naia comenta que la difusión de sus obras tuvo reacciones diversas: “oscilan entre la admiración comprensiva, la predisposición al debate, el repudio ignorante y la arbitraria postura del misógino, pero destaco la agresión de parte de otras mujeres que también hacen producción visual, desconozco sus personas y sus obras, pero me sorprendió”.

La artista señala que considera que las políticas públicas de Salta destinada a artistas locales aún son “retrógradas”: “El arte para empezar rompe con la pasividad, es dinámico, nuestra cultura está fuertemente influenciado por la imagen, es el elemento más cotidiano de consumo, de impacto inmediato y global, descarado, sincero y provocador, el debate es a mi parecer la mejor respuesta de quien esté en contacto con el producto visual, que se cuestione y cuestione el contexto y lo preestablecido”.