En la Plaza de San Pedro, y ante más de 100 mil personas, el líder de la Iglesia Católica se refirió a la situación en Ucrania, Medio Oriente y América Latina. Luego, impartió la bendición Urbi el Orbi.
«Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada», expresó el Papa Francisco durante la tradicional bendición Urbi et Orbi («a Roma y al Mundo») del Domingo de Resurrección.
El líder de la Iglesia católica, a sus 85 años, estuvo al frente de una de las celebraciones más importantes del culto y, ante la presencia de más de 100 mil fieles en la Plaza de San Pedro, también lamentó los «casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico» en América Latina.
“Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles», sostuvo Francisco frente a los fieles, entre los que se encontraba el alcalde de la ciudad ucraniana de Melitopol, Ivan Fedorov, y tres parlamentarios del país europeo con los que el sábado se reunió en privado.
«Tengo ante mis ojos la mirada de los niños que se quedaron huérfanos y huyen de la guerra. Mirándolos no podemos dejar de percibir su grito de dolor, junto con el de muchos otros niños que sufren en todo el mundo: los que mueren de hambre o por falta de atención médica, los que son víctimas de abusos y violencia, y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer», lamentó Bergoglio.
En su habitual referencia a conflictos de todo el mundo, el Papa se centró, como de costumbre, en Medio Oriente, «lacerado desde hace años por divisiones y conflictos», y pidió «que los israelíes, los palestinos y todos los habitantes de la Ciudad Santa, junto con los peregrinos, puedan experimentar la belleza de la paz, vivir en fraternidad y acceder con libertad a los Santos Lugares, respetando mutuamente los derechos de cada uno».
Fuente: Telam