El decreto de la Nueva Era S con que la actual gestión provincial intenta marcar contraste con su predecesora y eliminar gastos, al parecer va a contar con algunos obstáculos. O pueden que sean contrasentidos. Pocos saben cómo hará el ministro de Economía, Roberto Dib Ashur, para pasar tijera por áreas del Ejecutivo provincial que se administran con criterio aparte del que lo hace el resto del Estado.
Una de estas incógnitas es la referida al Instituto Provincial de la Vivienda, la cual un año antes se superpobló de gerentes, quienes en relevancia jerárquica y de haberes le compite de igual a igual al flamante titular del organismo, Gustavo Carrizo. Algunos expertos en la ilógica U, estimaron ante consultas de “Cuarto Poder” que la Planta Política registró en 2019 un incremento del 20 % de su personal. Y digan que en estos reclutamientos no ingresaron los veterinarios del fracasado plan “Tu casa Tu Perro”, ideado por la ex Primera Dama, Isabel Macedo de Urtubey.
Equipos con alta efectividad
Un intríngulis a resolver es que muchos de estos ingresados a la administración pública, por la intravenosa IPV, fueron los que de alguna manera antes se habían capacitado en Delta Consultores. Este auténtico dínamo del pensamiento gaucho, desde su sede en calles Los Eucaliptus 231, en los últimos años supo acicalar a gran cantidad de ejecutivos entrantes, retribuidos con elevados haberes y poca estimación en cuanto a lo profesional. Probablemente, una muestra de envidia proveniente de los muchachos U.
En fin, son cosas que suceden. Como a la que parece haberse adelantado el propio presidente del Instituto, Gustavo Carrizo, quien antes de esta resolución que pretende exudar austeridad habría ordenado que se polarizaran los vidrios de una de las camionetas oficiales. Es cierto que había una normativa previa que prohibía esto, desde unos años antes, pero la nueva norma emitida por Dib Ashur mucho más. El suelo está caliente y eso que no vamos a la playa.