Un hombre fue asaltado y recibió un golpe en la cabeza que primero lo dejó inconsciente y luego le generó un pequeño problema en el habla: ahora sólo puede decir “ura, chupame el pingo”.
Hasta ahora no se ha podido determinar la identidad de este masculino que causó gran revuelo en los pasillos de la comisaría 8°, a donde lo llevaron detenido por presuntamente agraviar a unos oficiales en la vía pública.
El cabo Emiliano Ariel Gorría se encontraba de ronda junto a su compañera femenina de la fuerza cuando un hombre cubierto de sangre se le acercó y a la voz de “ura, chupame el pingo, ura” increpó al uniformado. “Entonces en ese momento y ante la inminente incitación al agravio verbal que cometía el masculino que se encontraba de nuestra presencia al frente, es que procedo a aplicarle una maniobra para reducirlo, ante lo cual observamos que no se detenía en lo que su mal hablar respecta, por lo cual y tras previa advertencia, procedimos a demorarlo para realizarle la averiguación de antecedentes puesto que se lo veía un poco descompensado y falto de documentos probatorios de su identidad”, comentó el cabo Gorría a El Polichombi.
Mientras era transportado en todo el camino a la comisaría no paró de repetir la frase “ura, chupame el pingo, ura”, en distintos tonos, y con varios ademanes. Cuando intentaron tomarle los datos, no cambió la historia, y tras aplicarle un severo interrogatorio con resultados negativos, es que pudieron llegar al entuerto de la cuestión: el sujeto había recibido un golpe mientras esperaba el colectivo, le robaron sus pertenencias y lo dejaron tendido con un charco de sangre como único testigo.
Consultamos con el experto lingüista y precursor del doble fisting, Gustavo Rodríguez, quien nos comentó: “No son raros los casos en los que tras sufrir un severo traumatismo encéfalo craneal puede perderse parte del habla, o no recordar algunas construcciones sintácticas básicas, y en el peor de los casos derivar en una afasia temporal. Pero tras analizar brevemente el caso del hombre detenido, y por los indicios que dan sus constantes referencias al órgano genital femenino, podríamos asumir que se trata de un tucumano”.
El sujeto fue derivado a la alcaidía, donde espera su destino, y las autoridades ya se hicieron cargo de curarle las heridas y darle una linda celda. No se hicieron presentes ni familiares, ni amigos. Y algunos de los trabajadores del lugar dicen que por la noche en los oscuros pasillos de la ciudad judicial se escucha, casi como un pequeño quejido, una voz que repita “pamelpingo, ura”.