Hoy despedimos con profundo dolor a Néstor Salvador Quintana, el periodista, escritor y profesor que, con su vida y obra, dejó una huella indeleble en el periodismo y en la esencia de quienes tuvieron el honor de compartir su camino. Cuarto Poder lleva impreso en su ADN el sello de su pensamiento crítico y su pluma lúcida, que nos acompañaron desde nuestros primeros pasos con total entrega y desinterés. Cada palabra suya, cada artículo que nos brindó, fue un reflejo de su alma apasionada y de su compromiso inquebrantable con la verdad.
Néstor fue mucho más que un periodista; fue un faro de ética en tiempos de sombras, un arquitecto de realidades plasmadas en tinta que desafiaban el silencio. Su amor por la verdad, su devoción por la integridad y su incansable labor para dignificar el oficio marcaron un sendero de excelencia que pocos podrán recorrer con la misma devoción y valentía.
Hoy, el peso de su ausencia se siente como un vacío profundo en el corazón de todos los que lo conocimos. Pero también sentimos la calidez de su legado, que nos envuelve y nos anima a seguir adelante. Su memoria es una brújula que seguirá guiando a las generaciones venideras, inspirándolas a mantener vivos los valores que él defendió con tanto fervor. Néstor nos deja un legado de honestidad, de pasión, y de un periodismo que no se conforma, que cuestiona, que se compromete con la realidad.
Néstor Salvador Quintana, has dejado la vara muy alta. Tu luz, inextinguible, seguirá iluminando los senderos de quienes, como vos, creen en la fuerza transformadora de las palabras. Y en esa fe, encontramos la esperanza de que tu espíritu siga vivo en cada letra, en cada frase, en cada verdad que aún está por contarse.
Dicen que los grandes hombres no mueren. Que cuando un gran hombre parte, en realidad regresa. Que nunca se va del todo. Néstor, tú serás siempre ese susurro en las páginas que escribimos, ese eco que resuena en nuestras ideas, ese maestro invisible que sigue enseñándonos. Tu presencia, como una tinta indeleble, seguirá escribiendo en el círculo interminable de la memoria colectiva.
Hoy, tu voz, tu enseñanza, y tu amor por este oficio, se perpetúan en nosotros y en el eco eterno de las páginas que dejaste impregnadas de tu esencia.