Y un día el COVID 19 llegó a la Argentina. A pesar de creer que hicimos las cosas mejor que los otros países. El primer mundo nos miraba con admiración mientras contaban sus muertos. Pero todo llega, el hastío de los encerrados. La desesperación de los independientes y de los comerciantes que no llegaban a pagar los sueldos de sus empleados. La viveza de otros comerciantes que aprovecharon la situación para echar gente, para bajar sueldos y para pedir ayuda al Estado con la Pandemia como estandarte. La incertidumbre de los profesionales de la salud que experimentan con algo que desconocen totalmente y a veces le pegan y otras no tanto… La desazón de los gobernantes que buscan estar bien con Dios (el control de la enfermedad) y con el Diablo (la economía del país). El Caos llegó y no tiene ganas de irse…NJ

Hace un par de semanas que en Salta venimos especulando con volver a Face 1, pero volver al inicio implica ponerse en contra a todo el sector comercial, gastronómicos, deportivos, estéticos, espectáculos. Servicios que requieren la presencia del cliente y que poco a poco fueron ganando terreno nuevamente en los salteños que se fueron relajando de la misma forma. Los sectores de la electrónica y la indumentaria ganaron terreno desde internet con las cibercompras.

Quiénes fueron vistos como los grandes responsables de romper con el esquema de tranquilidad que nos circundaba?

Los repatriados, personas sin escrúpulos ni responsabilidad suficientes como para pensar en los demás. En algunos casos, si. En otros, se trata de personas que se encuentran varadas en algún lugar, sin trabajo, sin plata y con la necesidad imperiosa de volver al hogar de sus familias.

Los camioneros, tratados por la policía como delincuentes, cuyo único delito es ser parte de un servicio esencial encargado de abastecer cada provincia y cada municipio de la mercadería suficiente para que cada vecino que salga a comprar encuentre aunque sea lo básico para poner un plato de comida en su mesa.

Esta pandemia sirvió para que salgan a relucir las peores miserias de los seres humanos. Sobre todo de loa argentinos, que no tienen problema en echar a un inquilino de un edificio por el simple hecho de ser personal de Salud o de Seguridad, como tampoco tienen problema en hacer una fiesta para 100 personas sin pensarlo un minuto. El argentino es ese tipo que no se conforma con nada y sabe que tiene derecho a reclamar todo. Ese tipo que sabe que las leyes están de su parte pero que no cuenta con el más común de todos los sentidos.

Mientras sus gobernantes, nacionales, provinciales y municipales buscan la manera de salir menos maltrechos de esta situación no esperada por ninguno, que al parecer, llegó para quedarse. Cada uno desde su lugar busca no perder los espacios que ganó fines del año pasado cuando se hizo acreedor de un sillón que bajo ningún punto de vista pensaba compartir con el COVID 19. Al terminar este caos el país, la provincia y el municipio quedarán tal como si recién terminara una guerra y serán ellos mismos los encargados de limpiar el desastre. Tenían esta tarea en planes? Seguramente la respuesta será NO!

A más de uno el COVID 19 lo hizo zafar. Zafar de no saber qué hacer, de no tener una planificación estratégica para sacar adelante su provincia o municipio. De pensar que era una pavada y darse de frente con algo mucho más complicado para lo que no estaba preparado o no tenía  el equipo adecuado. Hay que seguir las órdenes nacionales. “Si nos equivocamos será culpa de Alberto”, “si nos quedamos sin plata o no podemos dedicarnos a nada mas, será culpa de la pandemia”, si gastamos en algo que no corresponde, “es porque no nos quedó otra opción”. El circo está montado desde hace varios meses, pero solo será a partir de ahora que veremos si realmente sirve o es solo una puesta en escena.

Los desacuerdos surgen y son parte del caos. Rodríguez Larreta y Kicillof, Gustavo Sáenz y Gerardo Morales y ahora Gustavo Sáenz y Bettina. Son parte de la posición de cada uno respecto a los intereses de sus pueblos. Son parte de la estrategia política de cada uno. Son parte de los anhelos personales de cada uno de ellos.

En esta semana nos quedó claro que Gustavo Sáenz no quiere volver a Face 1 porque se le viene la Cámara de Comercio encima. Que la ministra Medrano es poco lo que sabe de Salud Pública pero que es menos lo que le interesa la Salud Pública. Que Bettina no solo quiere posicionarse como la mujer que se puso el municipio al hombro para salir adelante, sino que quiere hacerlo mostrando los errores del Gobierno Provincial (una estrategia muy macrista). Que Morales se quería posicionar como el norteño mejor visto pero está muy ocupado tratando de que no se le vaya de las manos una situación que ya se le fue. Que Rodríguez Larreta está más cerca de Alberto que el propio Axel. Después de esto, o se cambia de bando o le echa la culpa de todo al Gobierno Nacional y es el próximo candidato a presidente del Macrismo sin Macri, porque a estas alturas no hay Frigerio, ni Monzó y menos Patricia Bullrich que valga.

Pero hoy, lo que se dice el día de hoy, todos estamos en el mismo barco, navegando aguas misteriosas…