Con la ampliación de la brecha cayeron las operaciones de granos en el mercado y se ralentiza la comercialización. Expectativa por la participación de Javier Milei en la Exposición Rural.
Mientras el Ministerio de Economía pone en práctica las últimas medidas para llevar tranquilidad al mercado cambiario, en el Gobierno nadie oculta la preocupación que existe en cuanto a la velocidad con la que se comercializa la campaña agrícola.
Todo esto ocurre mientras acaba de asumir Sergio Iraeta, el nuevo secretario que conduce la cartera agropecuaria y que sin dudas buscará lograr lo que desde el propio oficialismo le criticaron al eyectado Fernando Vilella, que era “estar cerca de los productores”. Habrá que dilucidar qué entiende el Gobierno por “cercanía”, porque en el campo en realidad lo que se espera es que haya certezas, unificación cambiaria (fin de la brecha) y un programa que contemple la reducción de los derechos de exportación. Cualquier otra cosa que se anuncie, es cuanto menos secundaria.
Este tipo de definiciones sólo podrían llegar desde el Ministerio de Economía y no hay forma de saber si es que en algún momento se podría lograr algo así. Quizá por eso el propio Luis Caputo se ocupó de armar una línea de mando de respuesta asegurada.
El escenario económico para el campo
La brecha cambiaria es uno de los indicadores más fuertes que tiene la economía. Cuanto más amplia, mayor es la desconfianza del mercado, que en realidad esta compuesto en gran medida por millones de personas que cumplen un rol determinado en el andamiaje económico. Una empresa es parte del mercado, como lo es un productor o un ahorrista. Todos somos parte del mercado y nuestras decisiones impactan en él, en mayor o menor medida.
Mas allá de las encuestas, el cálculo de la brecha es un indicador concreto acerca de la confianza y paciencia que la sociedad tiene para con el oficialismo. Aquí el dato concreto es que a mitad de mayo la brecha entre el dólar oficial y el informal llegaba al 21%; en junio aumentó al 34% y los datos de la primera semana de julio la ubicaron en el 54%. Si crece la desconfianza, mas conservador será el comportamiento de aquellos que tienen granos.
Pero la brecha no es el único indicador que siguen de cerca los productores agropecuarios, que también observan con detenimiento lo que ocurre en el mercado internacional con los commodities.
Desde la Consultora Novitas, Enrique Erize criticó fuertemente el último reporte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) que se dio a conocer en el cierre de la semana pasada. Según Erize, “para el USDA no existió la afectación de chicharrita en maíz en Argentina y no existen los problemas de pérdidas de soja y maíz en Brasil. Evidentemente está muy alejado de la realidad. Además, los cultivos en Estados Unidos evolucionan bien, los fondos están jugando en contra y quedan todos los planetas alineados en contra del mercado. Habrá que esperar para tener buenas noticias”.
Sin recortes en la producción global y con buenas perspectivas de oferta, el derrumbe de precios se hace fuerte. El valor de la soja cayó este lunes 9,92 dólares en la Bolsa de Chicago, alcanzó el nivel más bajo desde principios de noviembre de 2020 y cerró la jornada en US$396,10 por tonelada para el contrato de agosto.
La soja con estos valores no es negocio, dicen los productores consultados por Ámbito. Es importante destacar que desde mediados de junio, en el mercado local la soja cayó US$20 por tonelada y el maíz retrocedió US$13. Si bien las caídas fueron menores a las registradas en el Mercado de Chicago, no son escenarios tentadores para un agricultor al que le aumentan los costos fijos mes a mes.
La ilusión de los productores
Ante tanto anuncio económico y con la expectativa que crece por la presencia de Javier Milei en la Exposición Rural que comienza el jueves, los productores no pierden las esperanzas de que se pueda encontrar un instrumento (baja de retenciones) que los incentive para comercializar la soja que se acaba de cosechar o el maíz que espera ser trillado y que aún esta en los lotes. Se sabe que el Gobierno no tiene ningún tipo de intención de devaluar, pero también es una realidad que si no llega financiamiento del exterior, los dólares del campo cobrarán más protagonismo en los próximos meses.
En diálogo con Ámbito, Javier Preciado Patiño, ex funcionario de agricultura y actual director de Ría Consultores, aseguró que “ve muy difícil” que Milei logre avanzar en una disminución de las retenciones y destacó que ese tipo de definiciones se evalúen en el área de Economía, donde “los números te dan, o no te dan”. Según Patiño, “el Gobierno tendría que tener muy equilibradas las cuentas, les tendría que sobrar dinero como para poder prescindir de ese ingreso”. Así las cosas, la posibilidad de evaluar un plan de salida de los derechos de exportación, parece muy lejano.
Todo esto generó que los productores comercializaran durante la semana pasada menos de 600 mil toneladas de soja. Es una valor muy bajo y hay que ir hasta el mes de marzo para encontrar un indicador semejante. Según Patiño, en gran medida eso ocurrió a causa de la ampliación de la brecha.
A pesar de que el viernes último, tras una reunión entre las nuevas autoridades de agricultura y la Mesa de Enlace, Nicolas Pino, titular de la Sociedad Rural Argentina, reiteró que la comercialización de granos se mantiene dentro de los promedios de los últimos años, la preocupación en el Gobierno existe y hay bronca acumulada. Concretamente, hasta principios de este mes se vendió el 46% (-3% del promedio de los últimos 5 años) de la producción de soja y quedan aproximadamente 26 millones de toneladas por vender, que a valores FOB equivaldrían a unos 11 mil millones de dólares.
Según Patiño, “la buena noticia para el Gobierno es que hay una cosecha de 50 millones de toneladas de soja y una muy importante de maíz, que seguramente se van a comercializar en los próximos meses. Ahora, si vos necesitas que entre ahora para acomodarte un poco los números, tenes que arreglar el tema de la brecha y del tipo de cambio”. Agregó que “el mercado de soja hoy esta más ofertado que demandado y la oleaginosa tiene un horizonte bajista. Si el mercado fuera un violín y ves un pase negativo, salís a vender, pero en el caos que es esto, con un dólar incierto y con brecha, lo natural es quedarse quieto y ver qué pasa. Es lógico el comportamiento, le pasó al gobierno anterior y va a seguir ocurriendo en tanto no tengamos un único tipo de cambio
Sin fecha para la salida del cepo y sin incentivos (a los que los productores quedaron muy acostumbrados), el comportamiento del campo será conservador y de mucha precaución a la hora de tomar decisiones. Muchos esperarán que los precios se recuperen y eso podría ocurrir recién en 2025. Sin comercialización no hay ventas al exterior (ni agregado de valor) en la industria exportadora, y por consiguiente tampoco habrá ingreso de divisas.