Desaforado comentario de quien ocupa la presidencia en Argentina.

La resistencia a los aprietes del Poder Ejecutivo Nacional, por parte de los mandatarios provinciales, exponen las más patológicas reacciones de incontinencia verbal del siempre colérico Javier Milei, acaso presidente del país.

La urolagnia es un tipo de fetichismo sexual o parafilia enfocada en la orina y la micción. Entre los pormenores escabrosos de tal práctica, encontramos a un personaje del siglo XIX con una disfunción eréctil que solucionó al ver a una mujer en un acto natural, resolviendo su necesidad líquida. El actual mandatario libertomacrista se empecina en revelar sus problemas más íntimos sobre las relaciones interpersonales y el poder que pretende ejercer sin controles, sin oposición y en un ejercicio absoluto de totalitarismo, violento, conflictivo y hasta bélico.

El menosprecio hacia las demás criaturas de este planeta, deja mucho de ser una impronta de la educación religiosa -pretensa- recibida en el Colegio donde dio un deplorable discurso burlista ante los alumnos, agredió a una docente jubilada – a quien trató de mentirosa y embustera- y se rió del estado de salud de menores que, mientras él hablaba, habituales sandeces y falacias, los vulnerables sufrían descompensaciones orgánicas.

Ahora, Milei, arremete contra la decisión de los Gobernadores provinciales y además jura cerrará el Congreso de la Nación, porque el equilibrio institucional en el funcionamiento de la República, a través del sistema representativo y federal, le resulta esquivo a las medidas políticas que implican una peligrosa y atroz gobernanza sobre la sociedad argentina, desprotegida y al borde de la vulneración profunda de sus derechos y garantías constitucionales.