Hablar de «jóvenes poetas» es sencillo: abundan los nombres, y las edades se acortan. Pero hablar de «jóvenes narradores»… Ah, eso es distinto. El oficio de contar historias requiere paciencia, oídos que se afinen a los susurros del tiempo. Y en Salta, donde las montañas filtran las voces, ese camino se vuelve más arduo. Publicar no es solo una gesta creativa, sino también una proeza logística.
Sin embargo, el 2025 comienza a torcer su eje con un lanzamiento literario cuyo epicentro es Salta, aunque sus ondas se expanden hacia otras provincias. Se trata de Cuerpos Cardinales, el segundo libro de la narradora Marie Miy, que será presentado este viernes. Si aún no la conoces, pronto lo harás. Nacida en 1992, a tiempo para observar un mundo deslizándose entre siglos, lo narra con una precisión que provoca vértigo.
Por eso este libro es una doble victoria. Marie Miy se reafirma: su primera colección, Evribadi uonts tu rul de word, dejó ecos y murmullos. Ahora, Cuerpos Cardinales, publicado por Editorial Nudista, confirma un talento profuso e indomable.
Detente. Escucha. Sigue las líneas. A continuación, una charla con la autora.
Cuerpos Cardinales es tu segundo libro de cuentos tras Evribadi uonts tu rul de Word (2021). ¿Qué motivaciones te llevaron a escribir esta nueva colección de relatos? ¿Cómo describirías la evolución de tu escritura desde tu primer libro hasta ahora? ¿Qué diferencias o similitudes encuentran los lectores entre ambas obras?
Los relatos de Cuerpos Cardinales están bastante atravesados por el tiempo post pandemia creo, más allá de que pueda sonar a lugar común. Es un conjunto bastante atravesado por el urbanismo, por las ciudades y lo terrorífico que se esconde detrás de tanto cemento.
Quizá se podría decir que tus cuentos abordan una realidad cotidiana impregnada de elementos siniestros. ¿Qué te atrae de lo siniestro como recurso narrativo? ¿De dónde proviene esta fascinación?
Me interesa esta idea de lo siniestro como recurso narrativo. Hace poco tuve una charla con un hermano y apareció esta idea del terror asociado a cierto pasado histórico argentino, desde las dictaduras (en particular, la del 76) hasta el 2001, y lo que vino posteriormente. Esto de una especie de catarsis social en cuentos, algo que supongo que podemos encontrar en mucha de la escritura de mujeres que están encarando el terror, una corriente muy de moda hoy en día, especialmente en Latinoamérica. En concreto, tengo mis críticas hacia ciertos fenómenos, sobre todo esto de abordar la literatura como si fuera una permanente bajada de línea ideológica, sin embargo, quizás haya algo que se respira de época, ¿no? Quizás lo que existe son ciertos monstruos de época que están ahí, circulando, flotando y entonces golpea en las plumas o teclados actuales…
En tus relatos, muchos personajes carecen de nombre, siendo referidos simplemente como Él o Ella. ¿Cuál es el propósito de esta decisión estilística? ¿Cómo impacta en la experiencia del lector?
Lo de los nombres, o la ausencia de ellos, tiene que ver más con una forma que fluye en la narración, donde lo más importante no pasa tanto por el nombre o ciertas características del personaje, sino más por la situación y las sensaciones de esos personajes. Además de que, con mayor sinceridad, me cuesta horrores lo de poner nombres, a los personajes, a los relatos, etc. Un problemilla con los títulos, se podría decir.
¿Cómo es tu proceso creativo para construir historias? ¿Partes de situaciones reales, de imágenes específicas o de emociones particulares?
En mi caso, la inspiración puede venir de cualquier lado, desde tener que fumarse unas cloacas rotas todos los días hasta la secuencia de acompañar a alguien a una guardia, o a un médico. A lo que le doy más pelota quizás es al momento de poder conectarse con la escritura, a ese tiempo o espacio contemplativo en el que uno se permite crear, imaginar, escribir en la mente. Pienso que no es sólo la instancia de tener tiempo en sí para la escritura, para sentarse a escribir, sino también ese espacio-tiempo para crear. Al final, y en general —digo, para un gran número de seres-escritores— el escribir es un acto absolutamente sin sentido desde el punto de vista productivista del capitalismo. No tiene sentido racional ocupar todo ese tiempo “muerto” en cranear historias, imaginar aventuras o hundirse en terrores imaginarios. En el fondo, es quizás el arte robando un poco de tiempo al sistema rígido que nos apresa. O tal vez son solo consuelos que se dicen a sí mismos quienes están flashando escrituras, en permanente estado de mirada al horizonte.
¿Crees que tu entorno o tu experiencia personal en Salta influyen en la atmósfera de tus cuentos? ¿De qué manera la cultura local permea tus relatos?
Tanto Salta como Córdoba están muy presentes en este conjunto de relatos, la ciudad imaginada es un espacio que tiene un poco de ambas, y, por encima de todo, unas autopistas mastodontes que aparecen para joderles un poco la vida a todos.
En términos de estructura, ¿hay alguna historia dentro de Cuerpos Cardinales que consideres especialmente representativa del conjunto?
Y, más específicamente con relación a si hay algún cuento que funcione como representación de todo el conjunto, creo que es algo que quizás pueda definir el lector. Aunque, teniendo en cuenta lecturas de otros, podría arriesgar títulos como Sur o Sombra Porcelana. Lo dejo al criterio de quien lea.
Finalmente, ¿qué nuevos proyectos literarios tienes en mente? ¿Continuarás explorando el cuento o te interesa aventurarte en otros géneros o formatos?
Respecto a proyectos futuros, estoy encarando un nuevo libro, de cuentos también, con una temática quizás más atravesada por los horrores tecnológicos. Al final una se queja pero con facilidad puede terminar embebida por corrientes y modas del momento, ¡ja! Nah, en el fondo considero que la ciencia ficción (no como género en el que me haya hundido en sí, por suerte en el hoy es todo muy deforme y se puede tomar cosas de distintos lugares sin pedirle permiso a nadie) es un género hermoso para hablar, en el fondo, de la humanidad. Que es de lo que estamos hablando todo el tiempo, ¿no? En mayor o menor medida, desde mirada microscópica hasta visiones grandilocuentes, magnánimas en panorámica, al final se trata del hombre hablando del hombre.