En el marco de las actividades en conmemoración de los 100 años desde la Reforma Universitaria, el Gobierno de la Nación pretende sentar bases regionales de mercantilización de la educación, justo lo contrario de lo que querría Deodoro Roca. Miles de referentes de la comunidad de educación superior se manifestaron ayer.
F.D.H. desde Córdoba
Córdoba capital, a cien años del movimiento reformista que impuso principios que, no sin palidecer, perviven hasta nuestros días y sientan precedente del modelo de universidad latinoamericana democrática. Para mirar el contraste -la universidad mercantil, elitista y eruditista- deben posarse los ojos en la historia del sistema universitario chileno. La locación para la movilización de la comunidad educativa, ayer, no sólo tuvo que ver con la efeméride sino también con una comodidad geográfica para volver federal el encuentro, es el centro Argentina. Algunes cordobeses gustan ufanarse de que su provincia es el “corazón del país”; no faltó un gobernador que lo volviera eslogan político, como la letanía de esperanza que Juan Urtubey le imprimió a Salta -“haciendo realidad la esperanza”-.
La movilización no alcanzó millones, algunos pocos miles, pero tuvo la virtud de cumplir ese horizonte federal. En el acto de cierre, emulando las señas para identificar barrios de la Mona Giménez, una oradora mencionó cada una de las corrientes que participaron de la marcha. El país estuvo representado a lo largo y ancho, literalmente, de norte a sur y de este a oeste, de las punas y yungas a los glaciares australes, del litoral boscoso al cordón andino. Curiosamente faltó el fernet. Lo variopinto no acabó en las procedencias geográficas, también caló en las extracciones políticas, volveremos sobre eso luego.
Ahora digamos que el lugar elegido para marchar, además de la evocación histórica y la conveniencia geográfica, se eligió porque el Gobierno de la Nación de ninguna manera quiso quedar fuera de las celebraciones por el centenario de la Reforma del 18. En ese marco, el Ministerio de Educación de la Nación de Alejandro Finocchiaro organizó la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES), que se está llevando a cabo estos días, donde se pretenden sentar bases para que confluyan los modelos de universidad privada y pública. La libertad de cátedra, el co-gobierno y la gratuidad, por sólo citar algunos, son principios de aquella prístina Reforma del 18 que se regó cual esporas en el continente, impulsando el modelo democrático de universidades latinoamericanas. La confluencia, entonces, se augura catastrófica si lo que se quiere es rendirle culto a Deodoro Roca y les gestantes de aquel levantamiento histórico.
Volvamos ahora a la variedad política de la marcha que se celebró ayer en la capital del “corazón del país”, sin abandonar del todo la mirada geográfica de los hechos. A mitad de mañana y a unos cien metros del Pabellón Argentina en la Ciudad Universitaria, fueron convocándose, distribuyéndose con cuidado de un lado y otro del boulevar, los gremios de Conadu, de un lado, y los de Conadu Histórica del otro. No rehuyeron a establecer una marcha en unidad ante la CRES y otras políticas que viene aplicando la Casa Rosada contra las casas de altos estudios, como el recorte del 20% al presupuesto universitario y la más reciente resolución 1254 que restringe el campo profesional de carreras de grado que van de ingeniería civil y agronomía hasta psicología y arquitectura, pasando por biología y farmacéutica, tal variedad que es imposible creer que haya un criterio epistemológico más allá de querer cobrar por ofrecer educación de excelencia. Vaciar carreras y subvaluar títulos, sin dejar de recordarle al pueblo plebeyo que no tiene que malgastar su tiempo, ni hacerle gastar al estado, tomando clases en universidades. Ése es el espíritu de la confluencia entre los modelos públicos y privados de educación superior, un privilegio para ricos, una hipoteca para los menos pobres, un imposible para los más pauperizados.
Entre Conadu Histórica y Conadu se reunieron desde el Frente de Izquierda y el Movimiento Socialista de los Trabajadores hasta Nuevo Encuentro y La Cámpora, desde la FUBA que conduce el Partido Obrero (PO) hasta la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata que representa el núcleo duro del kirchnerismo. También hubo tuvo presencia el Partido Comunista Revolucionario, conducción de Conadu Histórica junto al PO y algunos movimientos sociales, como La Dignidad y la CTEP, que marcharon con sus delegaciones domésticas, cordobesas. El progresismo y la izquierda, recurramos otra vez al espacio, no tienen grietas sino bulevares: caminaron las primeras cuadras separados por una ancha avenida, con cánticos y columnas propias, hasta que confluyeron en otra calle sin senda al medio. Por esas casualidades que tercamente algunos intentan explicar, el encuentro se dio en la calle Hipólito Yrigoyen, el presidente al que los levantiscos centenarios le asaltaron la universidad para reformársela.
La diversidad política en una acción directa de carácter federal puede ser una grata señal para el paro convocado por Hugo Moyano el próximo 14 de junio, que si de efemérides se trata, es el aniversario del nacimiento de Ernesto “Che” Guevara. Les dirigentes que tomaron la palabra en el acto confirmaron el acompañamiento al llamado de Camioneros y la solicitud a que se convierta en un paro general convocado por todas las centrales gremiales.
Renombre nacional
La marcha de ayer convocó también a un sindicalista del sector educativo con preeminencia en el espectro mediático por su órbita de acción: los arrabales portuarios y la provincia de Buenos Aires. Roberto Baradel dialogó fugazmente con Cuarto Poder mientras la marcha iba hacia una confluencia entre los sectores kirchneristas y los de izquierda trotskista, maoísta y popular, en el umbral de la avenida Yrigoyen.


“El 14 va a haber mucha gente, también vamos a estar en cada una de las provincias, hay que ponerle un parate a este gobierno, hay que decirle no al FMI y que se paren las políticas de ajuste”, subrayó de cara a la movilización y paro que se espera para el próximo jueves.
En cuanto a la fórmula para conquistar retrocesos en las avanzadas que viene haciendo el Gobierno nacional sobre el ámbito, Baradel sintetizó: “Movilizándonos, construyendo unidad con los diferentes sectores, dejando de lado las diferencias que son secundarias y anteponiendo lo principal que es la defensa de la educación pública”
Ante el acuerdo con el FMI, advirtió que “van a cerrar escuelas como están intentando hacer en la provincia de Buenos Aires, las escuelas de isla o los institutos de formación docente en Capital Federal por eso tenemos que unirnos y movilizarnos”.
Consultado sobre si el espíritu de celebración de les reformistas del 18 podía actualizarse pensando algunos diferenciaciones entre los dirigentes y las bases trabajadoras, el kirchnerista respondió: “Las licencias gremiales no son privilegios, son sacar al compañero para darle una función, como yo, que si no tuviera una licencia gremial no podría estar hoy, acá, con muchos trabajadores. Lo que hay que quitar….hay que democratizar los sindicatos para que las bases puedan participar y decidir”.