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Macri pide más resultados a sus ministros

Sostiene a sus funcionarios más cuestionados, como Aranguren y Bullrich, pero cree que «todos deben dar más»; Quintana, un colaborador en ascenso.

Cree, sin dobles lecturas, que el grupo de colaboradores que lo acompaña «es mejor que el que tenía en la ciudad», del que quedan unos pocos representantes. Pero Mauricio Macri no está conforme ni le pierde pisada a ninguno de los integrantes de su gabinete, tal vez convencido, como lo reconocen en la intimidad varios de sus ministros, de que es aún «un gabinete desparejo», con mucho que aprender en el manejo de los resortes del poder. Repuesto de su arritmia, el Presidente quiere «más resultados» en el corto plazo.

Cuatro ministros y distintos colaboradores consultados por LA NACION coinciden: el Presidente no cree que sea necesario cambiar ninguna pieza por el momento. Es más: diariamente expresa su voto de confianza hacia los ministros más cuestionados por sus pares, como Juan José Aranguren (Energía), Patricia Bullrich (Seguridad) y Francisco Cabrera (Producción). La posibilidad de que la canciller Susana Malcorra se vaya en diciembre para ser secretaria general de la ONU «no supera el 30 por ciento», coinciden en distintos despachos de la Casa Rosada.

«Con algunos es amigo y les perdona los errores; a otros los respeta por trabajo, y a otros, porque hacen lo que él les pide», definió un importante funcionario. «Está en todo, es muy radial. Confía en lo que le dicen, pero te discute, te chicanea, siempre quiere más. Insiste en trabajar en equipo, no le gustan las peleas a los gritos ni las internas», describió uno de los hombres de confianza del Presidente en el gabinete.

Ya más curtido en la práctica política luego de dos períodos en la ciudad y seis meses en el sillón de Rivadavia, Macri no es ingenuo. No desconoce, por ejemplo, la interna eterna entre el jefe de Gabinete y número dos del Gobierno, Marcos Peña, y el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay. «Todo empieza cuando Macri le divide el ministerio en siete, algo que él nunca terminó de digerir. Y los coordinadores de Marcos [Mario Quintana y Gustavo Lopetegui] le quitaron injerencia en temas centrales», confiesa otro ministro. «A Alfonso le hubiera gustado ser Cavallo», aguijonea otro hombre central de la administración. «No es cierto que estén distanciados, se ven seguido y la relación es cordial», contestan cerca del ministro de Hacienda, y también relativizan la tensa relación que tiene el ex diputado de la CC-ARI con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Macri exige.

De los delegados de Peña, encargados del «tablero de control», hay coincidencia en destacar el «crecimiento» de Quintana. «Tuvo la idea del pago de juicios a jubilados. Tiene mirada social, es metódico y te atiende siempre», afirmó un ministro con pasado macrista. «Hace de policía bueno, y Lopetegui te cuenta las costillas», ironiza.

Macri sostiene a Prat-Gay, impulsor de la salida del cepo y el pago a los holdouts, aunque día a día delega las funciones más importantes en Peña. El joven jefe de Gabinete, que multiplica sus funciones entre la política, la comunicación y la gestión, corre a ver al Presidente, de quien lo separa una puerta siempre semiabierta, cuando éste lo llama, y sea quien fuere su interlocutor.

Otro ministro multipropósito es el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, cuyo despacho no está al lado, sino debajo del del Presidente. La relación con los gobernadores peronistas por la coparticipación, los aumentos de tarifas o los conflictos gremiales con petroleros en el Sur fueron parte de su agenda en estos meses. Junto con el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, encabeza el ala política, la que el Presidente muchas veces tilda de «rosquera», pero a la que recurrió y sigue recurriendo en cada negociación trascendente.

¿Y los cuestionados? Varios ministros apuntan a la «falta de tacto» de Aranguren, a su «poca destreza y falta de cintura» a la hora de manejar la comunicación de los tarifazos que encendieron la rebelión de gobernadores, intendentes y buena parte de la opinión pública. «Macri lo considera un buen funcionario», responden cerca del Presidente, que el viernes renovó su respaldo al funcionario. Con respecto a la ministra de Seguridad, algunos le adjudican aquel papelón con los fugados del crimen de General Rodríguez o sus «problemas para controlar la calle», atestada de piquetes y manifestaciones como los de la semana pasada.

«Ésta no es un área para flojos. Se mandó algunas macanas pero el Presidente sabe que es leal, honesta», afirman cerca de Bullrich. Las quejas de los radicales, que tienen tres ministerios (cuatro si se suma José Cano con el Plan Belgrano) pero piden más protagonismo, completan el paisaje de un gabinete heterogéneo, del que Macri siempre espera más.

Hoy retoma la agenda «normal»

Luego de su internación por arritmia el viernes pasado y dos días de descanso en su quinta Los Abrojos, Mauricio Macri retomará hoy su agenda de trabajo. Estará, según indicaron voceros de Presidencia, en un acto en la localidad bonaerense de Llavallol y luego en la Casa Rosada, con el premier de Montenegro, Milo Dukanovic, y en reuniones de gestión con distintos ministerios. Ayer, su esposa, Juliana Awada, dijo que Macri está «perfecto y tranquilo» para retomar sus actividades.

Fuente: La Nación